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]]>El Siscu adolescente pensaba que la culpa de la situación que sufrían aquellas personas era de la dictadura franquista. El Siscu viejo (¿mayor?) sabe que no era así. Llevamos casi cincuenta años de democracia y el fenómeno de la pobreza extrema y de los sin techo sigue vivo.
El pasado día 24 asistí a la jornada “Housing First en Cataluña. Avancemos en su despliegue”. Se enmarcaba en un proyecto cofinanciado por la Unión Europea en el que participan Arrels Fundació, Sophia (Irlanda), Y-Foundation (Finlandia) y Housing First Berlin. El Housing First nació en Estados Unidos en la década de los noventa planteando la lucha por evitar que la gente tenga que dormir en la calle ofreciéndole una vivienda digna. Tan sencillo como eso y, por lo visto, tan difícil a la vez. Tres décadas después el problema sigue sin resolverse.
Finlandia es el país en el que más se ha reducido el número de personas sin techo. Aún así todavía contabilizan cerca de 3.000. Sus portavoces en el encuentro del otro día confiaban en cumplir el objetivo de que no haya nadie que, en 2030, no tenga ninguna alternativa a pasar la noche en las calles de las ciudades finlandesas.
Nosotros estamos lejos de conseguir este objetivo. También en Dublin o Berlín. Peor aún lo tienen en las grandes ciudades de Estados Unidos. Falla el sistema, claro. No descubro nada nuevo. Si no somos capaces de crear una sociedad en la que se cumpla el derecho a una vivienda digna para todos, como exige la Declaración Universal de los Derechos Humanos, siempre tendremos gente sin techo. Miles de personas trabajan en todas partes para vencer esta dinámica. En el encuentro sobre Housing First del día 24 había cientos.
Siscu tendrá 74 años en el 2030. Quisiera creer que verá su ciudad sin personas forzadas a dormir en la calle. Desgraciadamente no soy demasiado optimista a pesar de tanta buena gente como trabaja para conseguirlo.
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]]>El último libro que me ha llegado es Homo ludens (El viejo topo), donde Josep Burgaya analiza la pasión por el turismo que hace tiempo que afecta a la ciudadanía y sus consecuencias. Si lo lee sabrá por qué este profesor universitario y ensayista considera que el “turismo sostenible” no existe. Quien sí existe y que sea por mucho tiempo es Joan Manuel Serrat. El periodista Jaume Collell le ha dedicado La música de una vida (Rosa dels Vents y Debate), donde retrata la vida del cantante y, de paso, también un poco la de todos los que le hemos seguido y aplaudido.
Quien ya no está entre nosotros es el periodista Josep Cabayol. Nos dejó el legado de su lucha por el periodismo crítico y, últimamente, su combate contra la emergencia climática y los descerebrados que la infravaloraban. Estuvo En guerra por la vida (Montaber) y así tituló el libro que haríamos bien en repasar ahora. Sobre la emergencia climática apunto un par de libros: Piel blanca, combustible negro (Capitán Swing), donde el sueco Andreas Malm denuncia los peligros del fascismo fósil, y Regénesis (Capitán Swing), donde el periodista británico George Monbiot nos explica cómo alimentar el mundo sin devorar el planeta.
El capitalismo es el enemigo a batir en todos estos libros. La escritora italiana Jennifer Guerra nos plantea una opción original: El capital amoroso (Akal). Y lo hace en forma de Manifiesto por un eros político y revolucionario. Contra el capitalismo también levanta la voz M.E.O’Brien en La abolición de la familia, que defiende una sociedad distinta basada en la “comunización de los cuidados”.
Apunto dos historias con origen africano pero que van más allá de ese continente. Ishmael Beah nos relata en Un largo camino (Big Sur) sus memorias de niño soldado en Sierra Leona desde Estados Unidos donde se instaló después de huir de aquella horrible experiencia. Y también desde Estados Unidos, Siddharth Kara nos avergüenza recordándonos en Cobalto rojo (Capitán Swing) que la República Democrática del Congo se desangra para que nosotros conectrmos nuestros móviles y ordenadores.
Los periodistas tienen cita obligada con Periodismo y democracia en la era de las emociones (Edicions UB), donde Josep Carles Rius pasa revista al estado de la profesión; Matar al director (Navona), una novela de Bru Rovira que hay que leer entre líneas y donde un grupo de profesionales salen retratados, algunos bien y otros no tanto, y El último periodista, donde Antoni Vidal nos habla de la lucha actual en los medios de comunicación entre las personas y la inteligencia artificial.
Para gente como yo no es fácil adentrarse en el mundo trans. Por eso es bueno que leamos Adolescentes en transición, de Miquel Missé y Noemi Parra (Bellaterra Edicions). Subtitulan el libro «Pensar la experiencia de género en tiempos de incertidumbre». Lo tenemos que hacer, entiendo. Cómo creo que también es bueno mirar otra cara de la moneda: Cancelado (Círculo de Tiza), de Carmen Domingo.
Es de agradecer la valentía de Roger de Gràcia al ofrecernos en Digue’m boig (Columna) lo que describe como “una historia de salud mental en primera persona”. Estoy convencido de que muchos lectores se identificarán con su sufrimiento y les será de mucha utilidad, me atrevo a decir terapéutica.
El periodista y profesor universitario Carlos Ruiz reconstruye los inicios de la guerra civil española en Canarias a través de cómo la vivieron y sufrieron antepasados suyos en Retrato del fin del mundo (Alba). Ya es curioso que la revuelta franquista tenga sus raíces en aquellas islas y se haya escrito tan poco de este hecho.
De Carles Puigdemont se han escrito unas cuantas cosas. Algunas lamentables, como las memorias hechas a cuatro manos entre el biografiado y su amigo Xevi Xirgo que nunca os recomendaré, evidentemente, y otras sarcásticas y saludables como El retorno del Vivales (Sagesse), de Albert Soler. Si queréis que os firme un ejemplar, no vayáis a Girona, de dónde es él, porque no lo encontraréis. Las librerías gerundenses lo han cancelado. Cataluña es así.
Y Catalunya podría ser parte de una España federal si se siguieran las ideas incluidas en Federalismo fácil (EL TRIANGLE y CLUB CÒRTUM), una iniciativa que deberían leer quienes dicen que los federalistas no existimos. No existimos para TV3 o para el señor Partal, pero la mayor parte de la humanidad vive en estados federales. Existimos y leemos. Así de fácil.
No todo deben ser lecturas comprometidas y de batalla. Eduardo Mendoza se encuentra en plena forma, a los ochenta años. Regálense Tres enigmas para la Organización (Seix Barral). Una locura genial.
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]]>La entrada Los talibanes, los indepes y el día de la marmota se publicó primero en El Triangle.
]]>Periodistas, actores, modelos, cineastas, mujeres, ven cómo de la noche a la mañana su mundo se derrumba y desaparecen las libertades que habían gozado durante aquellos años. En agosto de 2021 se evaporaron estas libertades con la marcha de las fuerzas internacionales y la huida de los gobernantes afganos encabezados por su presidente.
Lógicamente, aunque se trata de ficción mezclada con vídeos reales, el corazón del espectador se va haciendo pequeño a medida que avanza la película. Mientras la veía tuve un flash. Estaba reflexionando sobre cómo debe ser de frustrante pasar por lo que han sufrido los afganos que han visto desvanecerse sus derechos y libertades a manos de los fanáticos islamistas cuando de repente me vino Catalunya a la cabeza.
¡Ya estamos! Ya está comparando a los indepes con los talibanes, seguro que dirán los que juegan con el equipo estelado. No los comparo. Digo que me ha venido a la cabeza la idea de que aquí podemos volver a vivir el día de la marmota como les ha tocado a los afganos que, después de quitarse de encima el fanatismo talibán, lo han vuelto a sufrir desde agosto de 2021.
Si vuelve a mandar el triplete indepe que nos gobierna desde hace 14 años con sus diversas formulaciones continuaremos instalados en la repetición de la lata que sufrimos pacientemente los que no somos de su cuerda. Las mujeres podrán ir a la escuela e ir vestidas como deseen y los periodistas, escritores, cineastas y modelos podrán ejercer sus oficios con las normales limitaciones que comporta nuestro sistema democrático, pero la tabarra patriótica seguirá omnipresente en los medios de comunicación públicos y en el debate político cotidiano.
¡Qué pereza!
En cualquier caso, que quede claro que no comparo a los talibanes con los independentistas y que, después de ver “El último aniversario”, estoy convencido de que es mucho más urgente resolver la tragedia afgana que conseguir un gobierno de izquierdas en Cataluña que se preocupe más por la gente y menos por las banderas y los idiomas. Si tuviéramos ambas cosas juntas sería todo un detalle. Y quien dice Afganistán dice Irán, Palestina, Ucrania, Sudán del Sur y otros muchos escenarios mundiales donde la libertad, la dignidad, la seguridad de las personas es inexistente.
Que haya festivales como ‘Impacte’, cines como los Girona donde proyecten sus películas y gente como Navid Mahmoudi, director de “El último aniversario” es muy de agradecer e invita a confiar en que los días de la marmota se superarán algún día en todas partes.
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]]>La entrada Cataluña, antes rota que de izquierdas se publicó primero en El Triangle.
]]>Lo que propugnan los nacionalistas catalanes -independentistas o no- es una «Catalunya, antes rota que roja». «Primero nos separamos de España y después ya veremos» es su filosofía. La independencia es ahora el objetivo prioritario. La sanidad, la escuela, los servicios sociales, la atención a los más vulnerables llegará algún día, si es que llega.
No significa esto que no haya independentistas que no luchen también por causas sociales pero la triste realidad es que, cuando llega la hora de elegir presidentes de la Generalitat, formar gobiernos locales o de pactar presupuestos se impone siempre la filosofía del “nosotros primero”. Y este “nosotros” no son precisamente los colectivos más frágiles y necesitados de apoyo de nuestra sociedad.
El ejemplo más hiriente lo tuvimos hace tres años cuando en las elecciones al Parlament de Catalunya, un partido independentista de derechas -Junts- hizo firmar a dos partidos teóricamente de izquierdas -ERC y CUP- un acta notarial según el cual nunca harían presidente al candidato socialista. ¿Repetirán ahora ese comportamiento insólito en Europa? ¿Volverán a hacer un cordón sanitario a los socialistas para evitar que Catalunya recupere un gobierno de izquierdas como los de Pasqual Maragall o Jose Montilla?
Tal y como están las cosas entre Junts y ERC intuyo que esta vez no habrá documento preelectoral anti-socialista firmado. Pero Catalunya debería tener un gobierno de izquierdas porque lo necesita no porque los partidos independentistas se saquen los ojos unos a otros. Cataluña se rompió hace bastantes años por obra y gracia de unos políticos que ignoraron a medio país y por unos medios de comunicación públicos que les acompañaron en ese procés. Los indultos y la mano izquierda de los gobiernos de Pedro Sánchez han rehecho las relaciones entre muchos catalanes pero la amenaza con volver a los años tristes de la Catalunya partida está presente.
¿Amigas y amigos independentistas de izquierdas para que no le demos la vuelta? Apostamos por un gobierno de izquierdas y, si un caso, después, cuando lo tengamos, hablemos de si queremos ser una autonomía o una federación de España o un estado propio.
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]]>La entrada Menos procesiones y más cultura de izquierdas se publicó primero en El Triangle.
]]>Un clásico de estas semanas santas que nos hacen tragar a los ciudadanos que no creemos en manantiales de ningún color –como yo- o que confiesan otras religiones es “Espartaco”. La escena final de la larguísima película de Stantley Kubrick nos muestra una carretera flanqueada por personas crucificadas. También nos ofrece combates a muerte entre esclavos para entretenimiento de los cabecillas romanos y la población en general. Eran tradiciones de la época. Afortunadamente estas tradiciones ya no están vigentes y no se organizan peleas a muertes entre personas ni se crucifica a nadie. La pena de muerte todavía está tristemente vigente en demasiados países. Llegará un día en que también decaerá esta tradición salvaje.
Estos días nos hemos hartado de ver en nuestras televisiones -TV3 y TVE incluidas- como paseaban la imagen de un hombre clavado en una cruz en procesiones de toda España, incluida Cataluña. Una imagen gore que asusta a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad. Tampoco han faltado las retransmisiones de misas diversas y comparecencias del Papa en el Vaticano, cuando su salud se lo ha permitido.
Cuando te quejas de este exhibicionismo religioso -al que se apuntan políticos de todo el espectro político junto a militares y curas- te dicen que no es exactamente una cuestión de fe cristiana sino de tradición popular. Al igual que las peleas a muerte de los gladiadores.
¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que nos dejen en paz con ese exhibicionismo que tan feliz hace a la gente de derechas y al que se apuntan los gobernantes de izquierdas, o aspirantes a serlo, para no perder los votos de quienes participan con entusiasmo en estas procesiones y shows?
No hace falta ser un brillante analista para ver que estas celebraciones de Semana Santa fidelizan las ideas conservadoras y religiosas de mucha gente. La izquierda debería ser valiente y criticar su existencia.
En Catalunya ocurre lo mismo cuando con la excusa de celebrar actos tradicionales nos cuelan esteladas y exaltaciones independentistas en la Patum de Berga o en cualquier correfoc, encuentro casteller o actuación de una coral.
Hay tradiciones que debemos superar, dejar atrás. En Andalucía ya tienen la Feria de Abril. Podrían hacerla durar unos días más y dejar las procesiones para los legionarios y los cristianos. En Cataluña podríamos guardar las esteladas en casa cuando vamos a una manifestación por Palestina o participamos en una carrera popular.
A los cristianos lo que es de los cristianos y a los catalanes lo que es de los catalanes. Al César lo que es del César. César era uno de los que crucificaba a gente que no le gustaba y presidía combates a muerte entre legionarios en los circos romanos. Todo esto al cubo de la basura de la historia y en las fiestas populares potenciemos los valores de izquierdas, la libertad, la igualdad, la fraternidad, el conocimiento científico y no las supersticiones y los fanatismos. Si perdemos algunos votos, ¡qué le vamos a hacer! Igual ganamos otros.
Y a la Semana Santa la podríamos denominar la Semana de Vacaciones de Primavera. Rebautizarla no, que eso también suena a cosas de religión.
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]]>La entrada El candidato de Putin se publicó primero en El Triangle.
]]>Puigdemont y los independentistas de su entorno buscaban desesperados a alguien que apoyara su aventura de vulnerar el Estatut catalán y la Constitución española y separarse de España con una declaración del Parlament conseguida con una mayoría justita. Consiguieron que algún país no les cerrara la puerta en las narices y uno de ellos fue la Rusia de Putin.
El intercambio de cromos estaba claro. Catalunya reconocía que Crimea era parte de Rusia y el Kremlin ayudaba a los independentistas en todo lo posible. Emisarios rusos se reunieron con Puigdemont horas antes de que proclamara la independencia ofreciendo dinero, soldados y reconocimiento a la causa de la separación a cambio de que Catalunya se convirtiera en un paraíso de las criptomonedas. Elsa Artadi, entonces portavoz del gobierno de Puigdemont, se reunió con esos emisarios y todavía está corriendo ahora.
Edward Snowden, desde su exilio de San Petersburgo, echó una mano al procés a través de las redes sociales y Josep Lluís Alay, jefe de la Oficina de Puigdemont, acudió tres veces a Rusia a buscar apoyos para los amantes de la estelada. Se retrató sonriente, incluso, bajo una gran foto del hombre que ordenó la invasión de Ucrania hace dos años.
Los medios de comunicación dependientes del Kremlin y de Putin han impulsado tanto como han podido el proceso independentista y su actual secuela. Un redactor de Komsomolskaya Pravda, que entrevistó a Puigdemont en 2019 y que ahora publicita las mentiras de Putin sobre la guerra en Ucrania, escribió 23 artículos en el diario El Punt Avui defendiendo la independencia catalana y la política rusa.
La trama rusa no existe, dicen Gonzalo Boye y los políticos y medios adeptos al régimen que gobierna Cataluña desde hace un puñado de años. Los humoristas de los programas de TV3 Polònia y Està passant presentan el apoyo ruso al procés como un invento de jueces españoles fachas. Podrían preparar un gag con Putin abriendo una botella de cava el 12 de mayo si su amigo Puigdemont sale de las elecciones con opciones de volver a la presidencia.
Cuando Puigdemont deja caer que «lo volveremos a hacer» está claro que un error no repetirá. Lo de Rusia, mejor tapémoslo, dirá. Se le pueden perdonar los errores y delitos que se quiera pero no se puede negar que fue, es y será el candidato del carnicero de Moscú.
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]]>La entrada Pongamos que hablo de Miguel Ángel Rodríguez se publicó primero en El Triangle.
]]>Después de tantos años viendo tertulias en TV3 con una abrumadora mayoría de participantes independentistas o soportando programas sectarios como Está passant todas las tardes y el Més324 por las noches ya lo hemos interiorizado. La guinda del pastel la puso Mònica Terribas en Catalunya Ràdio saludando a los catalanes como ciudadanos de la República después del 1 de octubre de 2017. De eso hace casi siete años. En fin, que tenemos esto y ya forma parte de nuestra cotidianidad. Algún día volverán los buenos tiempos para el periodismo en Cataluña. En cualquier caso, nunca hemos vivido un caso tan execrable como el de la conjura PP-El Mundo-COPE-Telemadrid y algún otro para mentir y manipular la información sobre una acción que había dejado tantos muertos y heridos en los trenes madrileños.
Y nunca hemos vivido un episodio como el jefe de gabinete de un presidente de la comunidad autónoma enviando un whastapp a una periodista de eldiario.es diciéndole: “Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Idiotas. Que os den”. «¿Es una amenaza?», le preguntó la periodista. «Es un anuncio», respondió el cargo político. Este cargo es Miguel Ángel Rodríguez, que fue también secretario de Estado de Comunicaciones y portavoz del gobierno de José María Aznar entre los años 1996 y 1998. Colaborador de la FAES, think tank del PP, ha realizado vídeos para esa fundación. Uno de ellos es “Tras la masacre”, sobre los atentados del 2004. Ya podéis imaginar por dónde va este vídeo. Entre sus méritos para llegar a jefe del gabinete de Isabel Díaz Ayuso se encuentra el impulso de la campaña contra el doctor Luis Montes, anestesista y coordinador de Urgencias del Hospital Severo Ochoa, en Leganés, porque defendía la eutanasia. En abril del 2011 le condenaron a indemnizar a Ochoa con 30.000 euros por “injurias graves”.
¡Así las gasta la derecha en Madrid! La Federación de Asociaciones de Prensa de España y la Asociación de la Prensa de Madrid no reprocharon su actitud a los periodistas que difundieron las falsedades de los atentados del 2004. Ahora han pedido que Miguel Ángel Rodríguez dimita. Quizás hubieran podido ir más allá pero peor fue el silencio de entonces.
He trabajado en medios de comunicación que los representantes de la derecha y el independentismo fanático han intentado triturar. Lo han hecho y lo hacen negando subvenciones y publicidad institucional. Nunca nos han enviado un whatsapp tan explícito como el de Rodríguez. De ganas no les han faltado, pero han mantenido las formas. Tengo grabado en la memoria el día que el entonces conseller Macià Alavedra, al que atizábamos bastante en el Diari de Barcelona, se me acercó en el Parlament y me dijo: “¿A usted qué le pasa, Baiges, que va mal follado?”.
En esa época no existían los whatsapps.
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]]>La entrada Puigdemont, Pedro J. y la prisión se publicó primero en El Triangle.
]]>Pero que nos tomen el pelo y se burlen de la ciudadanía para avanzar hacia la independencia que desean quienes fomentan esta manipulación es un juego de niños comparado con la que hicieron Televisión Española, Radio Nacional de España, El Mundo, la COPE o Telemadrid a raíz de los atentados del 11 de marzo de 2004 en los trenes de Cercanías madrileños. La derecha española temió que los atentados yihadistas tuvieran como consecuencia que los ciudadanos llamados a votar tres días después castigaran con su papeleta al Partido Popular que había llevado el país a participar en la guerra en Irak. Al Qaeda y su líder Osama Bin Laden habían pedido sus células que atentaran contra España. Lo hicieron y los terroristas yihadistas mataron a 192 personas e hirieron a cerca de 2.000.
Mentir y manipular la información para conseguir la independencia es una cosa, mentir y manipularla sobre unos atentados que causaron una masacre humana de esa magnitud es mucho peor.
Ni los promotores de la desinformación en Catalunya ni quienes difundieron la versión conspiranoica de los atentados en Madrid, atribuyéndolos a ETA, han reconocido su comportamiento lamentable. Tampoco han pedido perdón.
No faltan ni en un bando ni en el otro los que dicen que volverían a hacerlo. Que haya quien diga que es necesario volver a proclamar la independencia saltándose las leyes vigentes y con la oposición de más de media Catalunya es una lata. Que haya periodistas y políticos que mantengan todavía hoy que ETA tuvo que ver con los atentados del 11-M es más grave. Es un insulto a los padres, madres, hermanos, hijos, compañeros, compañeras de los muertos y heridos en esa acción terrorista. Al conjunto de la sociedad. Con sus mentiras y manipulaciones han hecho mucho daño, mucho. Todavía lo hacen.
En las manifestaciones contra la amnistía a los independentistas procesados y condenados por su participación en el ‘procés’ es frecuente escuchar gritos de “Puigdemont a prisión”. Yo no lo he gritado nunca pero me quedaría sin voz gritando que encierren en prisión a Pedro J.Ramírez, Federico Jiménez Losantos, Alfredo Urdaci y todas esas personas sin escrúpulos que han protagonizado desde hace 20 años una ignominia que ha ensuciado y ensucia la historia de España y su periodismo.
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]]>La entrada Progreso a cambio de amnistía se publicó primero en El Triangle.
]]>Arcarazo explicó cómo la aplicación de esta normativa evitará que los precios de los alquileres sigan subiendo e, incluso, que en determinados casos se reduzcan. Se me disparó la vena utópica, que siempre tengo a mano, y planteé que llegará un día en el que no habrá que pagar por tener una vivienda digna.
Leyes como ésta son posibles porque el gobierno español es una coalición entre socialistas y Sumar. Nunca veríamos una similar con un gobierno del PP y, menos aún, de coalición de este partido con Vox. Les ha faltado tiempo a ambos para decir que van a revocar esta norma si mandan. Las comunidades gobernadas por el PP, que son muchas, dicen que no aplicarán el tope al alquiler que permite la nueva ley. La Brunete mediática, aunque está entretenida con el caso Koldo, se ha esforzado en anunciar que si los precios de los alquileres de los pisos no aumenta tal y como quieren los propietarios se hundirá el mundo.
Es evidente que el mundo no se hundirá y que muchos ciudadanos dispondrán de algo más de margen económico para llegar sin privaciones especiales a fin de mes. A esto le llamo progreso.
La cuestión que se me plantea ahora es: ¿para salvar leyes progresistas como ésta hay que amnistiar a todos los implicados en el disparate de la proclamación de la independencia, empezando por su líder máximo, Carles Puigdemont?
La cosa tiene aún más retranca, porque a JuntsxCat, el partido de Puigdemont, no le gustan nada leyes como las que impiden el aumento descontrolado de los precios de los alquileres.
Mirémoslo así: nos revienta la Ley de Amnistía pero, a cambio, les hacemos tragar leyes progresistas a Puigdemont y compañía.
No sé si convenceré a mucha gente pero es una manera de verlo. ¿O de autoengañarse?
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]]>La entrada Dos años de guerra en Ucrania, hace treinta del genocidio de Ruanda, ahora el de Gaza… se publicó primero en El Triangle.
]]>En todas partes hay voces que avisan, denuncian y combaten la violencia. Hay pacifistas en Rusia, Ucrania, Israel, Palestina, Ruanda y en cualquier lugar donde estallan acciones terroristas, guerras, genocidios.
La codicia por el dinero, por la propiedad de la tierra, por los productos valiosos, por el petróleo, los nacionalismos, los fanatismos religiosos, el miedo a los que vemos como diferentes, hacen que la voz de quienes apuestan por la paz, el diálogo, la solidaridad, la cooperación, la mano tendida, no se escuche bajo los gritos de quienes proclaman, exigen e imponen la violencia para resolver los conflictos con disparos y bombas.
En las calles de medio mundo se pide la comunidad internacional que frene estas guerras, estos genocidios. Pero parece o es impotente. Hace unos días estuvo en Barcelona Scholastique Mukasonga. En un encuentro con periodistas en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, esta ruandesa de etnia tutsi nos habló de su libro “Nuestra Señora del Nilo” (Editorial Minúscula). Refleja la tensión étnica y el clima de violencia que llevó al genocidio de 1994. Atribuye parte de la responsabilidad de aquella catástrofe humanitaria a una comunidad internacional más pendiente de salvar a sus representantes en Ruanda que de la vida de los cientos de miles de personas que fueron asesinadas.
Nos duele la inoperancia de la comunidad internacional para frenar la venganza desproporcionada de Israel por el ataque de Hamás. Y recordamos cómo esta comunidad internacional dejó abandonados a los españoles demócratas que lucharon contra la rebelión franquista. En Barcelona hubo una manifestación contra la invasión rusa el sábado y otra contra el genocidio palestino.
Le pregunté a Mukasonga si creía que Ruanda podía volver a sufrir un genocidio como el de hace treinta años. «No creo que pueda responder a tu pregunta», me dijo.
¡Me heló la sangre!
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]]>La entrada La trama rusa del ‘procés’ no existió, pero haberla la hubo se publicó primero en El Triangle.
]]>Da igual cuál sea la realidad, estos medios convencidos o comprados con subvenciones y ayudas estructurales la distorsionan para hacer ver lo que no es o esconder lo que les molesta.
El último ejemplo de esta tomadura de pelo a la ciudadanía y de vulneración absoluta del Código deontológico de la profesión lo tenemos en la trama rusa del procés. Ocurre como con los ciudadanos estadounidenses que creen que Joe Biden hizo trampa en el recuento de votos para conseguir la presidencia del país o que los humanos convivieron con los dinosaurios. La trama rusa del procés no existió, es un invento de la policía patriótica, las cloacas del Estado o algunos periodistas y medios anticatalanes. Y muchos catalanes se lo creen y lo van repitiendo por las redes sociales.
Carles Puigdemont se reunió un par de veces con emisarios rusos en el Palau de la Generalitat horas antes de proclamar la independencia de Catalunya. Envió a su consejera de Presidencia, Elsa Artadi, a reunirse con algunos de estos emisarios en la cafetería del Hotel Colon, junto al Palau. Víctor Terradellas, como responsable de Política internacional del partido de Puigdemont, se relacionaba con unos personajes venidos de Rusia que le ofrecían miles de millones de euros y soldados si era necesario para echar una mano al independentismo. Siete espías rusos se pasearon por Cataluña durante los años más tensos del procés. Se han publicado sus nombres y los vuelos de entrada y salida en Cataluña. Un periodista de Komsomolskaya Pravda, Edvard Chesnokov, publicó desde Moscú más de veinte artículos de apoyo a la causa independentista en El Punt Avui -diario que todavía hoy luce un lazo amarillo en su portada- y dejó de hacerlo dos días antes de la invasión rusa de Ucrania. Josep Lluís Alay, el jefe de la Oficina de Puigdemont se fue a Moscú en busca de apoyos para la causa independentista y se retrató en el local de Komsomolskaya Pravda bajo una gran fotografía de Vladimir Putin.
El diario ARA batió el récord de la hipocresía periodística al titular un editorial «La farsa de la trama rusa del proceso llega a Europa» y terminarlo diciendo que si alguien había participado en esta trama se había equivocado.
Ya ven: la trama rusa fue una farsa. No existió. Pero haberla la hubo. Como las meigas.
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]]>La entrada ¿Cuándo se jodió el periodismo en Cataluña? se publicó primero en El Triangle.
]]>Estos días se ha conocido que Oriol Soler, uno de los cerebros del Tsunami Democràtic, iniciativa puesta en marcha para movilizar al máximo de gente posible para protestar contra la sentencia del Tribunal Supremo por la celebración del referéndum independentista del 1 de octubre del 2017, creó un chat de Telegram para dar instrucciones a los medios de comunicación que estaban en sintonía con esa causa de cómo debían informar de ella. Y resulta que la lista de representantes de medios en sintonía con Soler y Tsunami Democràtic incluía -con nombres y apellidos de los directivos y periodistas implicados- a TV3, Catalunya Ràdio, RAC1, ARA, El Punt Avui, Vilaweb y Nació Digital, aparte de tertulianos y colaboradores de otros medios independentistas. Además de estos periodistas dirigentes destacados de ERC, como su portavoz, o profesores universitarios de Ciencias de la Comunicación, también estaban inscritos en este chat.
Rebobinemos: Un grupo de gente crea una instancia clandestina para organizar movilizaciones masivas y reúne a los responsables de informar a la ciudadanía de lo que ocurre en el país con la certeza de que no explicarán en qué consiste ese montaje y de que, además, ayudarán a cumplir sus objetivos difundiendo los mensajes que se considere necesarios para conseguirlos.
¿Dónde queda el periodismo?
Dicen que en las guerras la primera víctima es la verdad. En Catalunya no estamos en guerra pero el periodismo ha sido víctima desde hace demasiados años de una causa que le ha dejado malherido.
Que ocurra lo mismo en otros lugares del mundo o que en España sea abrumador el predominio de la derecha en los medios de comunicación no es, claro está, ningún consuelo sino más bien otro motivo de preocupación.
Siempre podemos esperar que algún día venga un Tsunami potente y se lleve por delante a todos los periodistas y directivos de medios que han contribuido al desprestigio de la profesión durante tanto tiempo.
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]]>La entrada ‘Cuatro hijas’ merece más que un Óscar se publicó primero en El Triangle.
]]>En 2016, Olfa vio cómo dos de sus cuatro hijas –Ghofrane y Rama- se marchaban de casa para incorporarse al grupo de fanáticos del Estado Islámico (ISIS). Habló de ello a los medios de comunicación y la directora de cine Kaouther Ben Hania explica así porque decidió convertir su vivencia en una película documental: “En una emisora de radio escuché a Olfa contar la trágica historia de sus hijas. Aquello me intrigó y me conmovió. Una vez más, era la historia de una madre y sus cuatro hijas adolescentes. Olfa me fascinó desde el principio. Vi a un personaje muy potente para el cine. Era la encarnación de una madre con todas las contradicciones, ambigüedades, zonas problemáticas. Su historia, compleja y aterradora, me perseguía y estaba muy interesada en explorarla y comprenderla”.
Desde el comienzo de la película me quedé enganchado a la historia de Olfa y sus cuatro hijas. Tiene razón Ben Hania cuando dice que las vivencias de las protagonistas nos permiten entender las contradicciones y las zonas oscuras y confusas en las que se mueven sociedades como la tunecina: una mezcla de generaciones que conviven, chocan y al mismo tiempo se necesitan. Un modo conservador y tradicional ve cómo sus hijas en un contexto relativamente abierto pero no libre del todo. Puede castigar a la hija que se viste y maquilla como una miembro de la comunidad heavy metal o punk pero al mismo tiempo no puede digerir que otras dos opten por ponerse el burka y marcharse de casa para incorporarse al ISIS casándose con milicianos de ese grupo.
“Cuatro hijas” comienza con la madre triste diciendo que ha perdido a dos hijas. Quien no está en el caso de la historia creerá que están muertas. Muertas no lo están, pero están condenadas a 16 años de cárcel. Una de ellas ha hecho abuela en Olfa. La cámara busca la cara de esta niña en l cárcel donde están su madre y su tía para poner punto y final a la película. ¿Qué será de ella? ¿Qué futuro le espera?
Si premian con un Óscar esta película documental lo tendrá bien merecido. Pero Kouther Ben Hania nos pide algo más que aplaudir ese posible galardón. “Cuatro hijas” nos acerca a una realidad que ignoramos y que nos reclama más atención e implicación en combatir el dolor y las contradicciones injustas y absurdas que nos expone.
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]]>La entrada Y la izquierda israelí, ¿qué? se publicó primero en El Triangle.
]]>Como era previsible, en la conexión on line con Kayyal se trató más de la situación que sufren Gaza y Palestina desde hace unos meses que de “La tragedia de Saied Mattar”, libro que en 2015 ganó el premio Al Qattan para escritores jóvenes palestinos. Ismael Profitós y Mohamad Bitari han traducido este libro cuya lectura recomiendo a la vez que conviene aplaudir el esfuerzo de la editorial por ofrecerlo al público.
Kayyal, que nació en 1990, participó en 2011 en una huelga de hambre en apoyo de los palestinos detenidos. Participó también en la campaña de la flotilla Freedom Waves para levantar el asedio de Gaza, que supuso la detención de los activistas que intervinieron en ella. Ha publicado una colección de cuentos, otra novela y numerosos artículos en distintos medios de comunicación.
Lógicamente, el pasado día 25 necesitaba hablar de la situación que vive hoy Palestina. Uno de los asistentes le preguntó qué cambios había notado en su entorno desde el 7 de octubre del año pasado, el día en que milicianos de Hamás entraron en Israel, mataron a 1.159 personas y secuestraron a 242. La respuesta de Israel ha sido un bombardeo indiscriminado de la Franja de Gaza, que ya ha causado más de 25.000 muertos. El escritor palestino dijo que le había impactado el silencio que existe en la ciudad y que todos los israelíes llevan un arma ahora.
Kayyat se definió como hombre de izquierdas y no creyente. Le pregunté qué pensaban sus compañeros israelíes de izquierdas de lo que está pasando. Me contestó, lisa y llanamente, que en Israel no hay gente de izquierdas. Me hubiera gustado haber profundizado en esa afirmación. También en otras que hizo. Ojalá la editorial pueda traer al escritor a Barcelona, como es su intención.
Volví a casa dándole vueltas a la historia de siempre: el patriotismo, el nacionalismo, suelen jugar contra la izquierda. ¿Hay nacionalismos buenos y nacionalismos malos? ¿La voluntad palestina de tener un estado propio libre de la opresión israelí encaja dentro de la categoría de ‘nacionalismo bueno’? ¿La izquierda israelí no puede decir nada contra los bombardeos indiscriminados del ejército de su país en Gaza enmudecida por la horrible acción de Hamás, el 7 de octubre?
Me gustaría poder hablar de ello con Majd Kayyal, en Barcelona, en Haifa o en Gaza, y hacerlo cuando la paz impere en Israel y Palestina.
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]]>La entrada Policía patriótica y patriotas independentistas se publicó primero en El Triangle.
]]>Las malas artes de la policía patriótica del gobierno del Partido Popular consiguieron lo que los periodistas nunca olieron porque no les interesaba a los propietarios de sus medios o por incompetencia. Tiendo a pensar que la culpa fue de los intereses de los dueños de los medios y no de unos periodistas que considero capaces de realizar buenos trabajos de investigación.
Entre mentiras, inventos y realidades, resultó que la policía patriótica de Fernández Díaz detectó que el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, su esposa y sus siete hijos tenían una fortuna no declarada a la Hacienda española escondida en un banco andorrano. Estos policías amenazaron a los responsables de este banco diciéndoles que si no entregaban pruebas de ese delito les cerrarían la marca bancaria con la que trabajaban en España. Los dirigentes del banco cedieron y El Mundo reprodujo en portada una captura de pantalla de los apuntes bancarios donde constaban los nombres y el dinero que la familia Pujol tenía escondido allí. Poco después, Jordi Pujol confesaba el secreto que había ocultado al público durante sus 23 años de mandato como presidente y que ningún periodista o medio había sabido o querido descubrir.
Puestos a desprestigiar a dirigentes independentistas, la policía patriótica filtró a algunos medios de comunicación números de cuentas corrientes en bancos suizos de Artur Mas, presidente de la Generalitat, y Xavier Trias, candidato a alcalde de Barcelona. Esos números eran falsos, aunque Mas y Trias fueron durante años beneficiarios del dinero que sus padres tenían en bancos suizos.
Entre verdades y mentiras nos plantamos en 2024 con una Ley de Amnistía que quiere perdonar las infracciones cometidas contra la democracia por los independentistas. Algunas voces proponen ahora que también se amnistien a los políticos y miembros de los cuerpos policiales que orquestaron la guerra sucia para debilitar el apoyo a la independencia.
Hay quien propone perdonar a Jordi Pujol por sus fechorías. El sociólogo independentista Salvador Cardús, por ejemplo. El día 18 escribía en X: “El presidente Pujol debe ser rehabilitado política y popularmente. «Y Al Capone también», comentó el escritor Xavier Rigall.
El juicio oral a los Pujol tendría que haber empezado hace dos años y medio. Artur Mas ha llegado a decir que su antecesor en la presidencia de la Generalitat se equivocó confesando su delito. En Catalunya antes teníamos un oasis en lo que se refiere al control de los gobernantes por parte de los medios de comunicación. Ahora tenemos un desierto.
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]]>La entrada “Queremos expulsar” se publicó primero en El Triangle.
]]>Turull denuncia que las personas que cometen pequeños delitos, sobre todo robos por la calle o en domicilios, acumulan detenciones pero nunca entran en prisión para temporadas largas. «Hay inmunidad para una serie de gente que no tiene la sensación de que quien la hace la paga». Habla, claro está, de personas que proceden de otros países porque no se puede expulsar a los delincuentes multireincidentes nacidos o nacionalizados aquí.
Yo, si fuera un delincuente reincidente de éstos y me ofrecieran la alternativa de entrar en prisión o ser expulsado del país, me apuntaría a la segunda opción. Valoro mucho la libertad y, además, estoy convencido de que encontraría la manera de volver a entrar en el país del que me han echado.
Por otra parte, para expulsar a una persona al Estado del que proviene es necesario que lo acepten allí. Con muchos países no hay tratado de extradición que lo permita. Lógicamente, Catalunya, que no es un país independiente, no tiene tratado de extradición con ningún Estado y, por tanto, difícilmente se podría expulsar a nadie sin pasar por la administración central.
Con las tortas que hay en Europa en materia de política de migraciones sólo faltaría que llegara ahora una comunidad autónoma diciendo que quiere organizar la suya a su aire.
Total, que me temo que estamos ante un debate condenado a quedar en agua de borrajas, lo que no quiere decir que Cataluña y el conjunto de comunidades autónomas españolas no tengan que coordinar sus acciones en relación en la acogida y trato de las personas inmigrantes. Pueden hacer mucho más de lo que hacen. De la misma forma que se coordinan periódicamente para acordar las medidas a adoptar en el ámbito sanitario sería bueno que también compartieran decisiones y políticas en la cuestión migratoria.
En Cataluña contrasta la concentración de 170.000 personas en una manifestación en Barcelona hecha bajo el lema “queremos acoger” en febrero del 2017 con que siete años después contemplamos cómo uno de sus partidos principales pide “queremos expulsar”.
Los catalanes que se manifestaron en 2017 quizás tenían mejores intenciones que poder el gobierno de su comunidad para concretarlas. Entre las dos Catalunyas prefiero la de entonces reconociendo que aquella voluntad dio muy pocos frutos. Entre la Cataluña de la ilusión y la de la expulsión me quedo, sin embargo, con la primera.
La multireincidencia impune es un problema, evidentemente. La solución del mismo no pasa, sin embargo, por competir por ver quién es el primero en expulsar a quienes incurren en ella.
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]]>La entrada “De Joans, Joseps i ases n’hi ha a totes les cases” se publicó primero en El Triangle.
]]>De Joans y Joseps todavía quedan. Conozco a muchos. En mi familia teníamos bastantes: mi hermano, mi padre, mi abuelo paterno y mi abuela materna. Mi hermano queda como único representante de los Josés de la familia directa.
De momento, no hay ningún Inass o Darion Lucas en la familia pero algún alumno he tenido con estos nombres cuando he sido profesor universitario. Asnos sigue habiendo en las aulas y en las casas. En todas, no, pero en buen puñado, sí. Por ejemplo, en las casas donde viven los ultras que creen que Catalunya o España se derrumban porque a los primeros bebés del 2024 no les ponen nombres de los de “toda la vida”.
Temen estos guardianes de los valores patrióticos que la gente de fuera que se ha incorporado a nuestra sociedad nos los sustituyan. Primero nos cambian los nombres de los hijos y después nos cambian las tradiciones.
Hubo un tiempo en el que creíamos que viajando se curaba el nacionalismo. No fue así. O, al menos, mucha gente afianza su creencia de que hay que cerrar las fronteras a los inmigrantes después de realizar una excursión por los países de los que provienen. Les gusta ir a países “exóticos”, llenar su Instagram de fotografías con lugareños y volver a casa explicando batallitas y curiosidades de su viaje pero preservándola de quienes quieren venir “para aprovecharse de nuestras ayudas y servicios sociales y sanitarios”.
El nacionalismo, el patriotismo, el supremacismo se curan buscando las formas más eficaces de ayudar a las personas vulnerables, aquí o en su país de origen. Una sociedad mejor no se construye consiguiendo que unos padres indios le pongan Jordi a su hijo o Laia a su hija. Se construye hablando con ellos y comentándoles con respeto cuáles son sus tradiciones o hábitos que nos parecen incorrectos y reconociendo los defectos de las nuestras. Hablando se entiende o debería entenderse la gente. Se llamen Joan, Josep, Inass o Jacob. Aquí y allí. E intentando que cuantos menos asnos haya en todas las casas, mejor.
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]]>La entrada Un referéndum no resolverá el conflicto catalán. Ni en 2024 ni nunca se publicó primero en El Triangle.
]]>Es decir, que hay que acostumbrarse a vivir en conflicto. A veces, los conflictos derivan en violencia y guerras. ¡Hemos tenido tantas a lo largo de la historia de la Humanidad! Y ahora tenemos una horrible llamando a la puerta de nuestros móviles, ordenadores y televisiones, con miles de niños muertos en plenas fiestas de Navidad y de bienvenida al 2024. No es la única que hay en marcha, evidentemente. Irak, Sudán, Yemen,…
2024 no nos traerá la paz que hemos pedido en nuestras frases bien intencionadas de fin de año. Los conflictos no se desvanecen de un día para otro, de un año a otro. A lo sumo se van suavizando y a eso es lo máximo que podemos esperar en todos los que hay en el mundo. Empezando por el que vive Cataluña desde que estalló la pasión independentista hace una docena de años. No era un conflicto nuevo. Que parte de la sociedad catalana reclame la independencia viene de lejos. Normalmente había sido una reivindicación minoritaria, pero que a menudo se hacía oír. La crisis de 2008, los intereses políticos de Convergència i Unió y el Partido Popular, la sentencia del Tribunal Constitucional recortando el Estatuto de Autonomía que habían aprobado los ciudadanos catalanes, el apoyo incondicional a la causa independentista de TV3 y un buen puñado de medios de comunicación subvencionados desde el poder de la Generalitat, hicieron que ese apoyo se disparara y el conflicto subió de tono y de seguidores.
El conflicto creció de magnitud. La guinda la puso la minoría ajustada del Parlament que proclamó la independencia de Catalunya basándose en un referéndum en el que sólo participaron los partidarios de la independencia y unos cuantos inocentes. Después de muchos giros de guión, incluido el encarcelamiento y el indulto de algunos de los que lideraron el proceso independentista y la ley de amnistía que se debatirá en breve en el Congreso de los Diputados hay quien dice que el conflicto se resolverá con un referéndum.
No, el conflicto estaba aquí –primero amortiguado y después omnipresente- y lo seguirá estando, haya referéndum o no lo haya. La gente no deja de ser independentista o antiindependentista en función del resultado de una consulta popular. Muchos independentistas dicen que dejarán de serlo el día que Catalunya sea independiente. Pero seguirán siéndolo si pierden el referéndum. Los demás, igual. Si un referéndum se resuelve con un Sí a la independencia, los que viven en Catalunya y creen más en los puentes que en las barreras seguirán defendiendo más solidaridad entre territorios y menos fronteras.
Los conflictos humanos no se resuelven echando una moneda al aire o en la tanda de los penaltis. Se resuelven hablando entre los implicados y con buena voluntad por parte de todos. Esto es lo que le podemos pedir a 2024. Para el conflicto catalán y para todos los conflictos grandes y pequeños que hay en nuestra escalera de vecinos, Gaza o en el rincón más perdido del Planeta.
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]]>La entrada Recuerda mi nombre se publicó primero en El Triangle.
]]>Estas preguntas no nos las solemos hacer nunca. Nos cruzamos con algunos de estos jóvenes por las calles de nuestras ciudades y, a menudo, los miramos con recelo o simulamos no verlos.
Periódicamente, los medios de comunicación informan de peleas o delitos cometidos por grupos de jóvenes y, enseguida, buscamos si informan de la nacionalidad de las personas implicadas. Normalmente, los medios no lo especifican. “Seguro que son moros o latinoamericanos”, piensa demasiada gente. Algunos incluso lo escriben en las redes sociales. Hay políticos y aprendices de brujo que lo aprovechan para azuzar las campañas para expulsar a migrantes de nuestro país, sea cual sea el país que consideremos el nuestro.
Elena Molina nos acerca las vivencias y esperanzas de un grupo de chicos y chicas marroquíes que han logrado llegar a la ciudad de Melilla en su película-documental “Remember my name”. Son chicos y chicas que no dan miedo, que más bien se hacen querer, jóvenes que se entusiasman con la posibilidad de participar en el programa Got talent en una televisión española. Y lo acaban haciendo con una coreografía de la canción “Remember my name”, que popularizó a Irene Cara en la película “Fama”.
Chicos y chicas que sí tienen nombre y un futuro complicado por delante. Pero tienen futuro. Y depende de nuestras sociedades -la de origen y la de acogida- que ese futuro sea amable con ellos y ellas. La película-documental de Elena Molina es un llamamiento a la sensatez y el respeto en las relaciones con estos jóvenes y, en general, con todos los que quieren vivir y convivir con los que llevamos aquí toda la vida.
Hay que agradecer a Bogaloo Films que haya producido un trabajo que tendrá un recorrido difícil en las salas comerciales pero que debería ser proyectado en el máximo posible de centros cívicos y populares. Y que se hayan implicado también Movistar+, Al Jazeera Documentar e Implicate, France Televisions y Stella.
El público del Festival de Málaga le concedió la Biznaga de Plata. El mejor premio para “Remember my name” es que conozcamos los nombres y quienes están dentro de la piel de Ihsane, Assia, Mounia, Nuhaila, Hamza,… ¡Intentémoslo! ¡Busquémoslos!
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]]>La entrada Escoria y subnormales se publicó primero en El Triangle.
]]>En el Parlamento navarro, los socialistas no respondieron al insulto con más insultos. Supongo que estas imágenes que vemos de países lejanos donde los parlamentarios acaban a bofetadas y puñetazos en la cámara son el resultado de discusiones iniciadas con insultos como el del señor Esparza. Después de decirles “escoria” a los socialistas, él y los diputados de su grupo se marcharon del Parlamento no se sabe muy bien porqué. Por vergüenza seguro que no. Porque sus socios del PP le recriminaran el improperio, tampoco. Ni el PP navarro ni el líder del PP español, Alberto Núñez Feijóo, consideraron necesario pedirle prudencia oratoria. Feijóo no es lo más indicado para ello. Calificó de «miserable» el pacto de los socialistas con Bildu.
¿Es patrimonio de la derecha el derecho a insultar? No me vienen a la cabeza improperios similares a los que utilizan estos días sus representantes procedentes del bando de la izquierda.
Quizás convendría que socialistas y populares firmaran un acuerdo para prohibir los insultos en el debate político. En enero de este año se pusieron de acuerdo en modificar la Constitución para que sustituya la palabra «disminuidos» por «personas con discapacidad». Van con retraso y ya sería hora de que lo hagan. Y también van tarde los directivos de TV3 que toleran que algunos de sus humoristas en nómina utilicen el término “subnormal” para referirse a las personas que no les caen bien.
Esparza puede criticar el acuerdo entre PSN y EH Bildu sin tratar de «escoria» a los socialistas y los humoristas de TV3 pueden seguir haciendo sus habituales bromas sobre los retrasos de Rodalies sin recurrir a la palabra «subnormal». Son personas, creo, con capacidad para ello.
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]]>La entrada 75 años y 811 días se publicó primero en El Triangle.
]]>El domingo asistí al acto organizado por la consejería de Igualdad y Feminismos para conmemorar el setenta y cinco aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Intervino la periodista afgana Fereshteh Rafat, que vive refugiada entre nosotros desde que huyó de su país al caer en manos de los talibanes. Fereshteh recordó que el domingo hizo 811 días que se había prohibido a las niñas que fueran a la escuela y encerrado a las mujeres en su casa o debajo de ropas que las hacen invisibles. Fereshteh nos pidió que cada uno haga lo que pueda para ayudar a los afganos y afganas que luchan contra los talibanes a derribar el régimen dictatorial que sufren.
Recuerdo a Fernando Fonseca cuando le telefoneábamos a él o a algún compañero que se había quedado en Bagdad cuando varios médicos voluntarios se resistieron a abandonar Irak cuando fue sometido a los bombardeos de una comunidad internacional que se inventó que Saddam Hussein, el dictador que lo gobernaba, tenía al alcance armas de destrucción masiva.
Hojeo el maravilloso libro ‘Mujer, vida, libertad’ (Reservoir Books), coordinado por la ilustradora y dibujante de cómics iraní Marjane Satrapi. Es un homenaje a Mahsa Amini, la chica que fue asesinada en Teherán a golpes por la policía de la moral porque no llevaba «bien puesto» el velo. Satrapi explica que este libro tiene dos objetivos «tratar de explicar lo que ocurre en Irán» y «enviar un mensaje a los iraníes para recordarles que no están solos».
Como dijo Fereshteh, la aportación de cada uno puede parecernos muy poca cosa pero todo sería mucho peor si en el mundo no hubiera Fernandos Fonsecas, Marjanes Satrapis, Fereshtehs Rafats y los millones de personas que en todas partes quieren que la cuenta de los días que los afganos y afganas sufren los talibanes o que las iraníes e iraníes soportan el régimen de los ayatolás se detenga definitivamente. El día en el que la Declaración Universal de los Derechos Humanos deje de ser un deseo lejano para convertirse en realidad en todos los rincones del mundo.
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]]>La entrada ‘Això no toca’ se publicó primero en El Triangle.
]]>Todos los periodistas nos hemos encontrado con casos en los que alguien nos concedía una entrevista a cambio de no preguntar por según qué cuestiones. Ante esta situación, el periodista debe decidir si hace la entrevista o no. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Uno de los biógrafos que han enjabonado a Pujol, el ex director de TV3 Vicent Sanchis, bordó este argumento diciendo que no programaba ningún documental sobre el proceso judicial de la familia del expresidente porque su prócer se negaba a hablar de él. No sólo no hablaba Pujol sino que con su silencio conseguía que TV3 tampoco hablara del caso. Por último, la TV3 de Sanchis emitió un documental propio sobre este caso, indigno para lo que se supone que debería ser el periodismo de investigación.
Ustrell empezó la entrevista preguntándole a Pujol por qué había querido hacer la entrevista. El expresidente dijo que era para hablar del historiador Joan B.Culla, fallecido recientemente. Habló unos diez minutos de Culla y otros 15 los utilizó Ustrell para preguntarle por temas de actualidad política, desde la Ley de Amnistía hasta el futuro de Catalunya pasando por la situación de la lengua catalana. Le preguntó si él debería entrar dentro de la Ley de Amnistía, a lo que Pujol contestó que él «ha sido objeto de una actitud hostil».
Pero Ustrell no le preguntó cómo tenía su proceso judicial. Es como entrevistar al testimonio de un asesinato y no pedirle qué es lo que vio. O entrevistar a Netanyahu y no pedirle sino cree que sus bombardeos matan a gente inocente. O entrevistar a Luis Rubiales y no preguntarle qué piensa de que la futbolista Jenni Hermoso niegue que el beso que le dio fuera consentido.
Pujol invitó a Ustrell para hablar de Joan B.Culla y hablaron del historiador traspasado y de mil cosas más. El entrevistador no le preguntó por su proceso judicial. Solo se interesó por si encajaría en la Ley de Amnistía pactada entre PSOE i Junts. El 25 de julio de 2014, Jordi Pujol confesó que había tenido una fortuna escondida en el extranjero durante 30 años. Dentro de unos meses se cumplirán 10 años de esa confesión. Todavía no se ha fijado la fecha de inicio del juicio correspondiente. Celebrar el juicio todavía no toca. Preguntarle a su protagonista el porqué de ese retraso tampoco.
Falla la justicia y falla el periodismo.
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