La exdirectora de la residencia Fiella de Tremp, donde en 2020 murieron 64 de los 142 residentes por un brote de covid-19, ha declarado este lunes en el juzgado de Tremp que mientras ella estuvo trabajando, hasta que cogió la baja el 27 de noviembre, todo funcionaba «correctamente», y ha culpado a las monjas que atendían a los usuarios del brote que afectó al centro. El abogado de la acusación particular, Xavier Prats, ha explicado una vez acabada la vista que la antigua responsable de la residencia ha defendido en el juzgado que las acusaciones de las trabajadoras son «totalmente falsas e infundadas» y que «todo el mundo conocía el plan de contingencia» y disponía de EPIs. La exdirectora ha declarado por la causa por un supuesto delito contra la seguridad de los trabajadores.
La entonces responsable de la residencia ha contestado solo a las preguntas que le ha formulado el juez y la defensa, y ha negado tener la culpa del brote sucedido. De hecho, ha dado una versión exculpatoria que ha justificado alegando que ella tiene una formación de educadora social y que, por lo tanto, no tenía conocimientos de medicina ni de enfermería. Además, ha atribuido la culpa de la situación que se vivió a las monjas que cuidaban a los usuarios.
La versión que ha dado la exdirectora contradice totalmente la de las trabajadoras de la residencia, que declararon que durante el brote había «caos» y gente pidiendo ayuda en el pasillo. La exresponsable ha asegurado que el personal conocía el plan de contingencia, que sí que había EPIs para todo el mundo y que se aislaba a los pacientes positivos de covid-19, hecho que las trabajadoras negaron rotundamente.
Antes de la exdirectora de la residencia, ha comparecido por videollamada la entonces responsable de Higiene Sanitaria, que se ha acogido al derecho a no declarar. Además de esta causa por un supuesto delito contra la seguridad de los trabajadores, ambas exresponsables tienen pendiente otra causa por un delito de homicidio imprudente y trato degradante por la muerte de los ancianos.
