Laporta ‘revende’ los derechos sociales a los propietarios de Fan Tokens

Socios.com, que ha aportado este año más ingresos que los socios del Barça, ya puede decidir y votar cuestiones de gestión y de imagen del club susceptibles de usurpar atribuciones asamblearias

Los Fan Tokens del Barça

Hubo un momento, en el periodo más crítico del verano, cuando el Barça no podía inscribir sus fichajes, que Joan Laporta tenía prácticamente cerrado un acuerdo con el fondo de inversión GDA Luma bajo el control de Gabriel de Alba, propietario del Cirque du Soleil, para la venta de otro 24,5% de Barça Studios por 100 millones de euros, la misma fórmula empleada solo unos días antes con Socios.com.

La prensa aseguró esos días que aquella era la sociedad mejor situada, sin descartar que el propio Socios.com podría estar interesado en ampliar ese casi cuarto del accionariado de un negocio tan poco conocido que ha despertado, incluso, dudas legales más que razonables sobre si haberle vendido determinados activos digitales a esa plataforma responde exactamente al mandato de la asamblea para la cesión de un porcentaje minoritario de Barça Studios.

Lo cierto es que cuando se aprobó esa propuesta de la junta en la asamblea ordinaria de 2021, Laporta nunca aludió ni remotamente a la posibilidad de que seguidores del Barça, no socios, pudieran decidir, por ejemplo, el diseño de la próxima camiseta mediante una votación.

Hoy, en la web de Socios.com ya es posible responder a la siguiente pregunta: “¿Cuál de estos mensajes quieres que salga en el brazalete del capitán del FC Barcelona?”. Esta es una muestra inequívoca de la utilidad y funcionamiento de un canal de interacción barcelonista al que se accede mediante la monetización de esa vía alternativa a la asamblea de socios o, llegado el caso, a la posibilidad de una consulta por medios telemáticos reservada exclusivamente a fans barcelonistas de todo el mundo que, simplemente, están en una onda digital distinta, como si existiera un universo paralelo azulgrana en el que la relación con el club se rigiese por otras normas del todo distintas.

El propio efecto legal de ser socio del FC Barcelona, el de alguien a quien la ley reconoce como propietario por ser miembro de la asamblea del club, salta por los aires cuando esa potestad de decisión sobre cuestiones propias del funcionamiento y de la imagen del club se traslada a un colectivo externo de aficionados exclusivamente vinculados al Barça mediante un entorno comercial.

Eso es lo que ha decidido, por su cuenta y riesgo, la junta directiva de Joan Laporta, permitiendo que un grupo de aficionados, externamente y fuera del radar estatutario, pueda votar cuestiones que en ningún caso son menores si repercuten en aspectos de la gestión o proyección pública del club.

La pertenencia a Socios.com como parte activa de ese otro cuerpo social del Barça resulta tan sencilla como darse de alta, pagar una cuota y dejarse llevar por el diseño de modernas vías tecnológicas de participación y acceso de la vida del club dentro del ámbito de los Fan Tokens, el Blockchain y el Metaverso.

Siendo evidente que Barça Studios se dedica exclusivamente a la producción audiovisual, esta película de Socios.com en versión azulgrana, no tiene nada que ver con ser abonado a Barça TV+ o con a la comercialización y gestión de documentales, reportajes o informativos y sí con la reventa de los derechos fundamentales de los socios.

Socios.com ha aportado al club esta temporada 100 millones de euros por la compra del 24.5% de Barça Studios, lo que sería la tapadera de otro negocio al margen de la ley, según algunos expertos legales, más otros 10 millones que ya tenía firmados con anterioridad a cambio de otro tipo de ventajas para sus clientes que, en ningún caso, podían cruzar determinadas líneas rojas como hacen ahora.

Comparativamente, Socios.com ha aportado este año una cantidad sustancialmente superior a los poco menos de 30 millones que el club ingresa por la cuota social directa de sus aproximadamente 150.000 afiliados. La contraprestación pasa por arrebatarle a los socios del Barça parte de esa capacidad de decisión sobre cuestiones que decidirá y establecerá la junta de Laporta en un nuevo entorno de marketing social con la ventaja de que esta nueva masa barcelonista en ningún caso podrá votar en las elecciones ni en las asambleas, ni firmar a favor de un voto de censura.

Para Laporta, que viene actuando como si fuera el propietario del club, mimetizado en Florentino Pérez, ese colectivo anónimo de Socios.com es el socio-cliente perfecto, dispuesto a consumir merchandising material y digital, este último en un formato de aparente participación y decisión sobre temas capitales del club.

Los Fan Tokens, como se conoce este nuevo negocio, se ha desarrollado en el ámbito de las criptomoneda y de esos millones de aficionados que, pese su pertenencia emocional y sentimental a un club, se saben ajenos a la propiedad y al accionariado, en un 99,9% en manos de millonarios, fondos de gestión, jeques árabes o intereses de corporaciones chinas.

La propia definición de Fan tokens especifica su naturaleza: “Son un tipo de token funcional en el mundo deportivo, que tiene como objetivo brindar a los aficionados poder de voto en las decisiones de un club, acceso exclusivo a zonas determinadas, descuentos, recompensas y otros beneficios. Múltiples equipos de fútbol españoles como el Valencia, Sevilla, el Barça o el Atlético de Madrid ya tienen sus propios fan tokens. Fuera del país, estos activos también han causado furor entre clubs como el Paris Saint-Germain, la Juventus, el Manchester City, el Inter de Milán o la Roma”.

La incompatibilidad entre ser socio del FC Barcelona y participar en algunos de sus asuntos, convenientemente filtrados, parece manifiesta y se diría que es alegal -o puede que ilegal-, se mire por donde se mire. Laporta ha dado, en esta peligrosa dirección, un paso de trascendencia y de cambio de modelo basado en el aumento del peso social de los que más pagan, aunque sea por una vía que no reconocen los estatutos. Y no habrá una solución intermedia. En esta batalla o ganan los Fan Tokens o los socios se rebelan o, sencillamente, pasa lo inevitable: que el Barça se convierta, quizá más pronto de lo que se presumía, en sociedad anónima.

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