El ‘think tank’ belicista cercano a Puigdemont apuesta por un ejército naval catalán con 3 submarinos, 36 drones y 3.000 efectivos

"Incluso si las relaciones con lo que quede del Reino de España tras la independencia sean constructivas, es imperativo retener una capacidad de disuasión propia suficiente para enfriar cualquier pulsión agresiva", advierte

Submarino de propulsión anaeróbica y dron submarino como los que quiere adquirir la Societat d'Estudis Militars para la Marina catalana

Cataluña debería tener un ejército de Marina poderoso caso de que consiguiera ser un estado independiente, según explica Pol Molas, presidente de la Sociedad de Estudios Militares (SEM), un think tank cercano a JuntsxCat y Carles Puigdemont, en su libro reciente “Nou estol. Restablint el poder naval català”. Esta fuerza naval variaría en función de si Cataluña fuera un país neutral o si formase parte de coaliciones internacionales como la OTAN o la Unión Europea, según Molas.

Si Cataluña no formase parte de ninguna organización militar internacional, su flota naval debería contar, según “Nou estol”, con tres submarinos, tres fragatas, nueve corbetas, tres patrulleras de altura, 12 patrulleras litorales, cuatro cazaminas, tres barcos auxiliares, doce drones aéreos, doce drones de superficie y doce drones submarinos. El estudio especifica que los submarinos serían de propulsión anaeróbica ya que, según Molas, tienen mucha autonomía en inmersión y pueden permanecer hasta semanas navegando a bajas velocidades, lo que “redunda en el conjunto de la capacidad de disuasión naval”. «Aunque los acaben hundiendo, el tiempo y los recursos que tendrá que destinar el adversario a encontrarlos obstaculizará el conjunto de sus operaciones», escribe el presidente de la SEM.

En caso de que una Cataluña independiente se integrase en una plataforma militar internacional no habría que comprar submarinos y se reduciría el número de drones porque ya los aportarían otros de sus estados miembros. A cambio, podrían comprarse más fragatas y patrulleras de altura. En total, la Marina catalana tendría unos 3.010 efectivos.

Los drones submarinos serían necesarios por tres motivos: “En primer lugar, existe la vigilancia de los puertos y sus aproximaciones -un campo donde se coordinarían con los de superficie, así como con los cazaminas. Seguidamente, tenemos la protección de la infraestructura submarina: cableado de comunicaciones, transporte energético y anclajes de parques eólicos. Por último, tenemos las tareas de reconocimiento encubierto. Ni que decir tiene que la información sensible -imprescindible para anticipar amenazas- no suele obtenerse pidiéndola por canales oficiales. Se nos presentan como una herramienta cada vez más útil y discreta”.

En cuanto a los cuatro cazaminas que necesitaría un ejército de marina catalán, Molas afirma que «pese a ser una especialidad de la guerra naval despojada de épica -o glamour, si se quiere- disponer de este tipo de embarcaciones es imprescindible» porque las minas, que define como “torpedos con paciencia” han demostrado “ser un quebradero de cabeza serio en la mayoría de conflictos del siglo XX donde ha habido operaciones navales”.

«Nou estol» contempla la posibilidad de que el Reino Unido se convierta en socio estratégico de Cataluña, lo que permitiría a los británicos descongestionar su base en Gibraltar y trasladar parte de sus barcos de guerra a Cataluña. Molas considera que en caso de neutralidad “nosotros mismos debemos proveernos de toda la capacidad de disuasión” y que “debemos impedir que ningún estado y/o coalición nos pueda aplicar una coerción armada”. «Incluso en el escenario que las relaciones con lo que quede del Reino de España tras la independencia sean constructivas, es imperativo retener una capacidad de disuasión propia suficiente para enfriar cualquier pulsión agresiva», advierte.

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