¿La foto de la OTAN borra la de Melilla?

Hasta la entrada en escena de Vladimir Putin y su guerra contra Ucrania, la OTAN era demodé -pasada de moda-, pero el ruso la ha convertido en vintage -una antigüedad revalorizada. Y Madrid ha sido el escenario fortuito de ese relanzamiento, con Pedro Sánchez como satisfecho anfitrión. El presidente español se ha sacado, un año después, una espinita clavada también en una reunión de la OTAN -esa vez en Bruselas-: la del presidente estadounidense Joe Biden dedicándole unos escasos 30 segundos en una improvisada conversación in itinere, burla por fugaz de la derecha española. Sánchez ha logrado finalmente sentarse con Biden y conversar a lo largo de una horita -su plusmarca. Una foto más nítida, que borra la ruborosa y borrosa selfie de hace un año, y desdibuja de paso más de una sonrisa opositora.

40 y pico años después del célebre eslogan “OTAN: de entrada, no” de Felipe González -de cuando el PSOE era un partido marxista y la URSS un paraíso-, Sánchez se envuelve en la bandera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte para sacar pecho y revestirse de líder internacional. Después de Madrid, Castilla y León y Andalucía, el hombre necesitaba un baño de fotos, y así fue. Sin embargo, ¿esas fotos borran la de los fallecidos de Melilla? Es curioso cómo Marruecos vuelve a marcar la agenda política española. El giro copernicano de González en la OTAN -del “de entrada, no” al “vota SÍ en interés de España”- se excusó con Europa, pero en realidad lo que más pesó fue el temor de que Marruecos se anexionara Ceuta y Melilla. Un desasosiego que persiste, indeleble.

Marruecos hace tiempo que tiene cogida a España por las migraciones. Gobierno tras gobierno, ante el recelo que Mohamed VI abre el grifo, las autoridades españolas apuestan por el cortoplacismo y ceden al chantaje. Sánchez lo hizo con el Sáhara Occidental hace escasos días. De ese polvo, el del Sáhara, vienen estos lodos, los de la valla de Melilla, donde murieron al menos 23 migrantes, que las oenegés de la zona elevan a 37. El resumen viene a ser éste: si no quieres que abra el grifo migratorio, tú rebaja las aspiraciones saharauis. Quid pro quo. Lo que ocurre es que después, cuando se trata de cumplir con lo acordado, la policía marroquí actúa sin contemplaciones, alejándose obviamente de los estándares europeos. Si a esto le añadimos que el presidente español no tuvo su mejor día cuando afirmó, dice después que sin haber visto las imágenes -peor me lo pone…- que el asalto violento había estado “bien resuelto” por los cuerpos de seguridad, pues ya tenemos la tormenta perfecta. Resumiendo, la foto de Melilla, que perseguirá a Sánchez in aeternum, no se borra con la de la OTAN. Y es que hay fotos que no salen ni con quitamanchas.

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