Las malas lenguas (independentistas) empiezan a plantear que Carles Puigdemont es un gran gafe. Un veterano activista que hace pocos años era poco menos que uña y carne con el expresidente recuerda ahora que “todo lo que ha tocado lo ha hundido”. Para empezar, la desaparición de Convergència provocó un cambio en el mapa político que pocos comprendieron. Fue el primero de sus fracasos, porque ya desde antes de nacer su formación hubo problemas con el nombre y una revuelta interna que provocó la fuga masiva de militantes hasta que se quedaron en unos 5.000.
El referéndum tampoco le fue bien. Puigdemont no supo gestionar la situación y cogió el camino equivocado: pensando que iba al norte, fue al sur. Más tarde, intentó esquivar la situación fundando la Crida Nacional, otra criatura que nació con respiración asistida y que no llegó ni en la adolescencia. Se quedó por el camino. Josep Costa, exvicepresidente del Parlament, recordaba hace unos días que no se llegó a afiliar nunca a este nuevo invento, nacido en octubre del 2018 porque lo que decía públicamente que haría, es decir, la independencia de Cataluña, no figuraba en su ponencia política. Finalmente, creó Junts por Catalunya (JxCat), una fuerza que tendría que ser la nueva CDC, pero en lugar de ser la primera fuerza política de Cataluña es la tercera (y en las elecciones generales, la quinta fuerza en votos y la cuarta en escaños). A manera de curiosidad, Costa tampoco se llegó a afiliar a JxCat como consecuencia de la decepción con la Crida.
“Fracasó en el referéndum, en la proclamación de la independencia, en la reconversión de Convergència en el PDECat, en la creación de la Crida Nacional y de Junts, e incluso en el Consell de la República, que está bajo mínimos y con una avalancha de fugas. Ahora, sus listas son también un fracaso absoluto, con los mismos integrantes de siempre y con una segunda con un currículum que despierta muchas dudas”, dice un crítico de Junts y del Consell de la República, que tiene claro que esta vez no votará a Puigdemont.
Para evitar el fracaso del 12-M, Puigdemont tuvo que cambiar sus planes: su intención era presentarse a las elecciones europeas de junio, pero las encuestas internas apuntaban que cualquier otro candidato juntaire apenas pasaría del umbral de los 20 escaños. Esto, con el recuerdo histórico de una CiU que llegó a sacar mayoría absoluta y que el 2010 todavía conservaba 62 escaños, no es un fracaso: es un desastre, el hundimiento del proyecto posconvergente. Los sondeos también apuntaban que con Puigdemont al frente de la candidatura autonómica el resultado mejoraría espectacularmente e incluso se podría desbancar ERC, que es, al fin y al cabo, el objetivo de Puigdemont.
Pero su última maniobra ha nacido con alarmantes carencias. El fichaje de Anna Navarro (o Anna N. Schlegel, como se hace decir) es más un bluf que un acierto. Ni es una economista de altura ni tiene tanta ascendencia como vendió Puigdemont en su presentación. El nivel profesional de Navarro tiene hitos importantes, como su paso por lugares de responsabilidad, como la vicepresidencia de NetApp. Pero, a partir de aquí, todo es cuestionable. Fue presentada como vicepresidenta de Procore Technologies, pero en el equipo directivo de esta multinacional no ha figurado nunca su nombre (ver pág. 9).
Las filas de Junts sufrieron esta semana pasada una fuga importante en este terreno: Andreu Mas-Colell, el insigne catedrático que Artur Mas fichó como conseller de Economia durante su etapa como presidente, fue el presentador de la conferencia de Pere Aragonès al Nueva Economía Foro el 17 de abril. Allá dejó claro que los experimentos que llegan de Waterloo no son buenos. “Es bueno, pienso yo, que hoy la Generalitat esté liderada con un talante como el suyo –dijo dirigiéndose a Aragonès–. Y, en un momento político de Cataluña que es heredero de tiempos convulsos y se abre hacia perspectivas inciertas, es bueno que Pere Aragonès esté llamado a tener un papel capital a concretarlas”, dijo el viejo profesor.
Francesc-Marc Álvaro, diputado de ERC en el Congreso y en otro momento muy próximo a las tesis convergentes, dejó en evidencia la fuga del cerebro económico de la última etapa de Convergència al glosar el almuerzo con Mas-Colell: “Un ciudadano sabio y prestigioso como el profesor Mas-Colell remarca que el talante del liderazgo solvente del presidente Pere Aragonès es el que hace falta en un momento como el que vive nuestro país. Liderar no es vender humo ni esperar las órdenes de Madrid. Es responsabilidad y mirada larga”.
El error de Puigdemont ha estado cambiar Mas-Colell por Anna Navarro (Anna N. Schlegel). El ex conseller proviene de los círculos académicos de las universidades de Harvard y Berkeley, de las más prestigiosas de los Estados Unidos. Pero además, lo avalan decenas de títulos, como la presidencia de la Econometric Society. Además de multitud de galardones, ha escrito el manual de microeconomía Microeconomy Theory, junto a Michael Whinston y Jerry Green, y tiene más de 100 trabajos de investigación, además de ser editor de la influyente revista científica Econometrica. Así mismo, fue miembro de la junta directiva del Círculo de Economía y presidente o miembro de los consejos asesores de prestigiosas compañías, como Telefónica o La Caixa, además de ser miembro del Institut d’Estudis Catalans, de la Reial Acadèmia de Ciències Morals i Polítiques, miembro de la ejecutiva de la International Economic Association, presidente del Asociación Española de Economía y del European Economic Association y secretario general del European Research Council, etc.
El fichaje de Puigdemont para cubrir el vacío económico en su lista no llega a esta altura. Junts pudo meter Anna Navarro en el consejo asesor de Diplocat y darle la Creu de Sant Jordi en 2021. Pero ni siquiera pudo entrar en el consejo de administración de la Fira de Barcelona, a pesar de que fue propuesta por la Cambra de Comerç, y su nombramiento, avalado por su presidente, Pau Relato. Su currículum en Cataluña, pues, se limita a un par de cargos políticos sin ninguna relevancia profesional. Es un triste balance para la que fue vendida como la mujer más influyente del mundo en el sector de las nuevas tecnologías.
Mucho ruido y pocas nueces
No se puede negar que su currículum es largo: Anna Navarro pasó por Cisco del 1996 al 2001 como senior program manager; después estuvo en Xerox tres años y medio con un cargo de bajo nivel. A continuación, trabajó como productora ejecutiva de VeriSign, y entre agosto del 2007 y el agosto del 2008 fue directora del programa de globalización de empresa de VMware. Del 2008 al 2009 trabajó como general manager a Acclaro, y de marzo del 2018 en mayo del 2021 pasó por diferentes cargos a NetApp hasta llegar a vicepresidenta de Global Portfolio tono Market. Entre enero del 2021 y el diciembre del 2023 fue miembro de Aula Magna Business School, y de mayo del 2021 en marzo del 2024, vicepresidenta de Procore Technologies.
Paralelamente, de noviembre del 2023 hasta ahora es consultora de EzDubs a jornada completa (igual que en su trabajo de Procore). Desde febrero del 2021 también figura como miembro de la dirección de la empresa Northwest Equity Partners LLC. Su relación con Cataluña se limita a ser miembro del consejo asesor del Diplocat de junio de 2021 hasta ahora y senior technology advisor de la Plataforma per la Llengua de marzo del 2022 hasta la actualidad. El 2008 también fue cofundadora de la plataforma Women in Localization, de la cual llegó a ser presidenta y dónde continúa como miembro de la dirección. De hecho, si tenemos en cuenta que en casi todos estos lugares sus cargos eran de responsabilidad y a jornada completa, Anna Navarro es algo más que una empresaria de éxito: es una superwoman que, además, compatibiliza su profesión con la educación de sus hijos.
Sus estudios también difieren mucho de los de Andreu Mas-Colell: del 1986 al 1990, el olotina estudió Filología Alemania e inglesa en la Universitat de Barcelona, y entre el 1990 y el 1992 hizo un posgrado en la Universidad Humboldt de Berlín. A partir de aquí, tiene una serie de títulos otorgados por empresas como consecuencia de la tarea hecha, aunque no como formación académica. En Cisco, por ejemplo, hizo varios programas y cursos para acabar “escribiendo el primer diccionario Cisco Networking en español”. A NetApp, realizó entre el 2012 y el 2014 tres programas de gestión ejecutiva. Entre julio del 2019 y el julio del 2021 obtuvo la certificación Leadership Edge en el Kansas Leadership Center. Entre el 2017 y el 2021, también hizo cursos a la Standford University sobre “Estudios de minorías étnicas, culturales, de género y grupos”. Estaba en el grupo Standford VMware Lab. Finalmente, el 2020 hizo el curso de “Programa de preparación para la junta directiva corporativa de mujeres” en la escuela de negocios Leavey de la Universidad de Santa Clara.
El grueso currículum, a pesar de todo, está carecido de pedigrí. Junts ha usado la revista Analytics Insight, que el 2020 reunió en uno de sus números a una decena de mujeres para demostrar el poder que tenían. Anna N. Schlegel era la más importante, para esta revista en línea que se edita en los Estados Unidos y en India, donde tiene su redacción central.
Redondea su perfil con los premios Mujer del Año en Silicon Valley el 2018 y lo Top Business Woman de LIO Look el 2021. El San Jose Spotlight, diario local del condado de Santa Clara, donde se sitúa San Jose, hizo un informe el 2023 (coincidiendo con el Mes de la Historia de la Mujer) sobre las 15 mujeres que rompieron barreras a Silicon Valley, y Anna Navarro no figuraba en la lista. Tampoco Bogo, que el 2019 dibujó un “Mapa de las mujeres de Silicon Valley”, contó con ella para situarla en la cúspide.
*Puedes leer el artículo entero en el número 1573 de la edición en papel de EL TRIANGLE.
