Maniobras mediáticas para edulcorar el portazo de Reverter

Catalunya Ràdió vuelve a entregarse al laportismo con una entrevista surrealista, manipuladora y grotesca con Elena Fort, la presunta portavoz de la junta

Los hilos que es capaz de mover el aparato mediático del laportismo parecen no tener límites cuando es preciso echarle una mano a la junta desde los medios públicos, en este caso Catalunya Ràdio que, al igual que TV3, asume y difunde sin rechistar el mensaje al dictado de sus intereses. Un claro ejemplo, el enésimo, fue la entrevista guiada a la vicepresidenta institucional del FC Barcelona Elena Fort este fin de semana pasada en el programa El Suplement de Catalunya Ràdio.

 

El titular pactado era el siguiente: “Nuestro valor es ser de los socios. No se ha cuestionado el modelo dentro de la junta», dijo, con el propósito de rebajar el ruido de fondo, cada vez más sonoro y cercano, sobre una reforma del modelo de propiedad del club, sobre cuya conversión existe un plan que se ha ido filtrando en las últimas semanas con bastantes detalles. En ese plan, como ya se ha explicado, se incluye un nuevo rol para la Fundació Barça, que acabaría siendo el verdadero depositario de los valores del club y, lo más importante, de la custodia patrimonial.

 

La junta sabe que, al ritmo de los ingresos actuales, que no remontan, y de los gastos que siguen siendo altos y con la perspectiva de activar el Espai Barça y de realizar fichajes de primera línea para la próxima temporada, será imposible devolver los préstamos previstos.

 

Por consiguiente, no es tanto un planteamiento abierto para echar a los socios sino el de provocar una situación en la que el socio se resigne a aceptar que la deuda se la quede un inversor como Goldman Sachs a cambio de aligerar la situación de colapso económico y financiero en la que ya se ha puesto el propio Laporta con esa inflación artificial y exagerada de pérdidas de su primer mandato, de 481 millones.

 

Como esa estrategia no es la mejor y como las operaciones y decisiones de Joan Laporta tampoco pasaban el filtro de la legalidad, del rigor y de la trasparencia exigida a un club como el FC Barcelona, no solo a nivel económico sino también en cuanto a fichajes y contratación de ejecutivos, el primero que le ha dado la espalda y se ha ido a la fuga ha sido el CEO Ferran Reverter.

 

Al impacto y el escándalo que esta dimisión, controvertida y rodeada de tensión interna, ha afectado en términos de reputación institucional, credibilidad de la gestión y de la estabilidad interna y externa del club, el aparato de comunicación y de propaganda de la junta ha reaccionado atribuyéndole a Ferran Reverter la paternidad exclusiva y la culpabilidad de esa perversa idea de arrebatarle el club a sus socios. Eso es lo que se ha ido filtrando e intoxicando a través de los canales oficiales.

 

La realidad es bien distinta, pues los planes eran y siguen siendo los mismos en el fondo, a falta de que se les pueda dar forma en el momento adecuado y oportuno. Otra maniobra mediática para aparentar que detrás del divorcio entre Laporta y Reverter era el presidente quien ponía esos límites. La prensa, nuevamente, se ha tragado el cuento.

 

La entrevista con Elena Fort no tenía otro propósito que el de reforzar esa idea, facilitada por un periodista, Roger Escapa, que hizo las preguntas más absurdas y sin sentido para que la presunta portavoz de la junta se diera un baño de embustes y despropósitos propios de quien, como ella, vive desde hace años en esa burbuja del laportismo que se ha autoconvencido y convencido a la afición y a los socios de su propia fantasía.

 

Elena Fort sólo tuvo un chispazo de cierta honestidad cuando afirmó que hasta hace unos pocos años había vivido el ‘boom’ del Femení de “forma tangencial”, aunque ese solo fue un segundo de lucidez fugaz y transitorio, pues no sólo dejó abandonado el equipo femenino, en segunda división en su anterior etapa como directiva, sino que es falso que haya llevado a su hijos al Johan Cruyff para ver los partidos del Femení antes de volver a la junta. Ni ella misma había acudido a ningún partido, por supuesto.

 

Lamentable el enfoque que, entre ambos, el periodista y la directiva, le dieron a esa obsesión por enterrar el pasado y por inventar un relato sobre la gestión de Rosell y la acción de responsabilidad en la que, según su propia versión, “acabó muy bien para el club”. Roger Escapa, sin duda desinformado, llegó a acusar a la junta de Rosell de haberle querido cargar a Laporta las pérdidas de Gaspart, una idea que no acabó de negar Elena Fort cuando fue Laporta quien formuló las cuentas del 2003 de forma que le quiso endosar a Gaspart una provisión de 64 millones más para engañar al auditor y a los socios.

 

Fort narró, como una víctima primero y heroína después, esa posterior acción de responsabilidad, no dijo que obligada por ley y votada por los socios, el hecho de haber podido eludir esa “acción hecha con tanta mala fe”, según dijo. En cuanto a acabar bien, sólo puede entenderse desde el punto de vista personal y egoísta pues, en efecto, el mandato anterior de Laporta se cerró con pérdidas de 47,6 millones para el club, irreversibles, a las que deberían sumarse los 42 millones añadidos directamente por otra negligencia de Laporta como consecuencia de la operación de Can Rigalt.

 

Para Roger Escapa, en cambio, lo ocurrido fue que “salieron a la luz unos tickets por la compra de unos pollos a asados”, una historia que Elena Fort asumió como real y trágica probablemente en el ejercicio periodístico más patético y ridículo de los últimos años.

 

El tema de la semana, la dimisión de Ferran Reverter, no fue abordado para que la portavoz no se viera obligada a responder a cuestiones de las que, desde luego, ni sabe ni participa porque el propio Laporta tampoco la tiene en cuenta.

 

Eso sí, admitió que lloró como Messi el día de su despedida en el Auditori 1899, como dando a entender que ni ella ni la junta tuvieron nada que ver, como si hubiera sido una decisión del delantero argentino. Ese fue otro momento alucinante de una entrevista grotesca.

 

El final, a la altura, pues su respuesta sobre cuándo se podrán iniciar las obras del Espai Barça fue, como casi todo lo que dijo, ininteligible. Pareció dar a entender que este verano empezarían. Ya se puede apostar sobre seguro que no será así.

 

La anterior pifia de Elena Fort, también lamentable, fue intentar engañar a un socio que había destapado el exceso de directivos que viajan en los desplazamientos. Mintió y le sacaron los colores, pero Roger Escapa tampoco le preguntó por este episodio.

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