De aquellos polvos, estos lodos

Si le quitas el color a las noticias, a menudo aparece el NO-DO. La recogida de firmas del PP contra los indultos me recuerda la célebre frase de Gary Lineker: «El fútbol es un juego simple, juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania». La política española es también simple, juegan derecha contra izquierda y cuando el PP no manda fomenta la catalanofobia para volverlo a hacer. Les da igual los riesgos y las consecuencias. Sus ansias de poder les hace actuar con prisas, se precipitan y cogen como máxima aquel principio matemático que indica la línea recta como distancia más corta entre dos puntos. Hacen suya la maquiavélica sentencia que sostiene que «el fin justifica los medios». Ahora, contra los indultos a los presos del procés, en 2006 contra el Estatuto, un texto que contaba con el aval de la ciudadanía, el Parlamento y las Cortes españolas -previa pasada por el cepillo, según la viperina lengua de Alfonso Guerra. No es nada personal -¿o sí? La idea es desgastar hoy a Pedro Sánchez, ayer a José Luis Rodríguez Zapatero, para asaltar el poder. En definitiva, no somos el fin, sino el medio, un recurrente medio.

La recogida de firmas de Mariano Rajoy contra el Estatuto de 2006 despertó la bestia independentista, un anhelo que, hasta entonces, blandían pocos. El uso y abuso de ese Estatuto para acortar unos pocos metros la travesía del desierto popular nos ha llevado al llamado conflicto catalán. De aquellos polvos, estos lodos. El político Josep Antoni Duran Lleida, entonces en activo, escribía que el reclamo para la recogida de firmas no era el Estatuto, o no sólo, eran los catalanes; así, los populares animaban a firmar «contra» los catalanes. Ya se sabe que quien juega con fuego… Lo decía con acierto el estimado alcalde Madrid, Enrique Tierno Galván, «el poder es como un explosivo, o se maneja con cuidado, o estalla». Y estalló, y aún hoy pagamos las consecuencias.

Vuelven las firmas y con ellas esa extraña sensación de déjà-vu, esta película ya la hemos visto. Pablo Casado hace de Rajoy, y con la manía de alejarse de Vox, decide dar un paso adelante en el borde del abismo. Veremos qué fangos hacen estos polvos. La verdad es que el don de la oportunidad de Casado es extraordinario. Ahora que el independentismo reducía marchas, agotado y frustrado, sale el PP con la bombona de oxígeno, dispuesto a socorrerlo. Ha quedado claro que lo que pasó en 2006 puso en marcha la máquina de hacer independentistas, veremos que pone en marcha esta secuela.

Llama poderosamente la atención que aquellos que se escandalizan por los indultos, o lo hacen ver, son hijos de aquellos otros que los firmaban a manos llenas, sin rubor. Desconozco si los indultos van a solucionar el conflicto, incluso puedo tener serias dudas, pero entiendo que hay que corregir con carácter de urgencia la desmesura de la prisión.

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