La pesadez con que Víctor Font se refiere continuamente al voto electrónico como el bálsamo y la cura mágica para todos los males del FC Barcelona debe tener un origen patológico según opinan cada vez más los suyos, incluidos ahora sus compañeros de ‘junta’ de esas reuniones de los candidatos con el presidente de la Junta Gestora, Carles Tusquets.
Los tres, el propio Tusquets, así como Toni Freixa y Joan Laporta, quedaron hartos ayer de su insistencia en implementar y usar el voto electrónico para las elecciones del día 7 de marzo próximo. Una oportunidad que él considera única aprovechando que la Generalitat ha abierto una puerta en las excepcionales circunstancias en las que se ha de votar esta vez.
En efecto, el Govern ha redactado un decreto de urgencia que, como el voto por correo, permitiría llegar a emplearlo, pero sólo en procesos de futuro, nunca en uno ya en marcha como el del club azulgrana.
Igualmente, a diferencia del voto por correo, la posibilidad de usar este sistema quedaría fuera de lugar porque existe un acuerdo de asamblea que lo rechaza expresamente gracias a que el propio Víctor Font insistió en votarlo para reformar los estatutos. Propuesta que fue rechazada.
Lo que, por otro lado, nadie se explica es por qué Font no haya querido, ni solicitado ni mostrado esa misma insistencia, plomiza y exasperadamente reiterada, la posibilidad prevista en los estatutos de realizar el proceso de recogida de los avales electorales de forma telemática. Ni siquiera lo ha insinuado ni tampoco se ha referido cansinamente a esta alternativa y eso a pesar de la común coincidencia generalizada en que el sistema de papeletas está obsoleto, es pedestre y exige ser superado por un sistema electrónico fiable y moderno.
Dos preguntas, no más, pueden responder a este enigma. ¿No le ha interesado porque permite, hasta cierto punto, las tramas? ¿Acaso no lo sabe porque ni siquiera se ha leído los estatutos? En ambos casos la conclusión es que lo suyo con el voto electrónico es una obsesión que quizás requiera ser tratada.
