El vicepresidente del Gobierno de la Generalitat, Oriol Junqueras, considera muerto y enterrado BCN World, cuya versión reducida, ahora citada con la referencia genérica de «centro recreativo y turístico (CRT) de Vila-seca i Salou», ha presentado este jueves, pero ni la CUP ni Aturem BCN World parecen dispuestas a comulgar.
La plataforma que se opone al macro complejo ve insuficiente el lifting del plan urbanístico y estudia la posibilidad de llevarlo a los tribunales por un incumplimiento del derecho a la reversión de las fincas expropiadas en 1989. Para Aturem BCN World, a pesar de la reducción de la importancia de los casinos que se ha anunciado, el nuevo proyecto se basa en el mismo modelo de negocio pero alojado en un espacio menor. El portavoz de la plataforma, con todo, considera la remodelación «un gran paso», pero aboga por volver a revisar el proyecto y por excluir, por ejemplo, al grupo inversor chino Melco.
Por otro lado, la oposición de la CUP al centro recreativo y turístico, cuyas obras se ha previsto iniciar el verano de 2017, tendrá consecuencias políticas. Con el diputado Sergi Saladié, que ha combatido en primera línea el BCN World original, al frente, los cupaires han avisado que el «esperpento», como definen el proyecto, pesará en la cuestión de confianza que tendrá que afrontar el presidente Carles Puigdemont en septiembre.
«Nos preocupa dar la sensación a la ciudadanía que estamos avanzando hacia la nueva república con juego y vicio, fomentando un tipo de asentamiento turístico que no es compatible con el que se ha construido en los últimos años», ha declarado Saladié. Los cupaires manifiestan que «juegue quién juegue, gana Fainé». Consideran que el Gobierno catalán opera como una inmobiliaria de La Caixa, propietaria de los terrenos ansiosa por venderlos, como pone de manifiesto el hecho de haber prorrogado el fin del plazo para ejercer la opción de compra.
