El cardenal de Barcelona, Juan José Omella, ya en la recta final de su mandato, afronta un sonado conflicto con los feligreses de la parroquia del Esperit Sant, ubicada en la Travessera de Gracia. El arzobispado ha llegado a un acuerdo con la Fundación Blanquerna para derrumbar este templo y construir en su lugar la futura Facultad de Medicina de esta institución.
Esta decisión ha encendido los ánimos de los católicos del distrito de Horta-Guinardó que frecuentan esta parroquia, que cerrará definitivamente las puertas este 31 de marzo próximo. El derrumbe de esta iglesia comportará la destrucción de un gran vitral que, a pesar de que no está protegido por la normativa municipal, es de gran valor artístico. El Arzobispado ha anunciado que una réplica de este vitral estará presente en la futura Facultad de Medicina de la Fundación Blanquerna, si bien en formato digital.
No es esta la única polémica que envuelve al expresidente de la Conferencia Episcopal Española. Un grupo de católicos le ha expresado su indignación por el hecho de que el Museo Diocesano, junto a la catedral de Barcelona, exhiba una escultura del creador Jorge Egea que representa a Santa Eulàlia con los pechos al descubierto.
