Laporta pone en riesgo el futuro de BLM, que ya ha desvalorizado peligrosamente

Aunque la ‘joya de la corona’ alcanzó un récord de facturación en el ejercicio 2022-23, de 100 millones, por culpa de un gasto excesivo recortó ganancias a solo 2 millones y puede acabar saliendo a la venta el 49% para cuadrar el balance

Joan Laporta, amb una samarreta del Barça

Aunque el discurso oficial es otro, parece estar decidida, por parte de Joan Laporta, la venta de BLM, la compañía propia de gestión y explotación de las Botigues y de parte del merchandising que para muchos expertos financieros es la joya de la corona. O al menos lo era hasta la llegada de Laporta a la presidencia, después de que, en la etapa anterior, con Josep Maria Bartomeu de presidente, el club librara una dura batalla contra Nike y contra los elementos para recuperar parte del negocio de la comercialización del retail y empezar a ganar dinero. Superado el bache de la Covid se había especulado con posibles beneficios de hasta 30 millones.

BLM ha sido referencia en cuanto a su capacidad para reinventar y potenciar al máximo algo tan básico como la venta de camisetas, que se ha disparado según los datos disponibles en el mercado local (Barcelona, Catalunya, España (45%) y Europa) en buena parte gracias al turismo internacional que pasa por el Camp Nou y su área de influencia, especialmente en verano. Finalmente, por los datos conocidos y destacados que proporciona la propia memoria oficial del FC Barcelona correspondiente al último ejercicio cerrado (2022-23), “se ha batido el récord absoluto de ventas del negocio de licensing y merchandising (BLM), que alcanzó la cifra de los 100 millones de euros de facturación por primera vez. Esto demuestra la capacidad de crecimiento exponencial que tenía este negocio cuando fue recuperado por el Club, pasando de una facturación de 64 millones de euros en la primera temporada (2018/19) hasta los más de 100 millones actuales”.

No se concreta ni precisa, en cambio, el margen de beneficio de BLM, que algunos expertos han determinado en 2 millones. Una muy mala noticia y un dato que vendría a desmentir y desmontar ese relato triunfalista por parte de la junta de Laporta, pues la relevancia y el éxito de cualquier actividad no se mide por la facturación, sino por el margen y las ganancias proporcionales. La misma memoria, en la que las partidas correspondientes a BLM se han enmascarado, apuntan unas compras de material deportivo de 50 millones, contra 22 millones del ejercicio anterior (2021-22) y un coste de personal de 46 millones contra 44 millones, si bien en la partida de salarios se incluye personal administrativo de otras áreas.

Lo relevante son esos 28 millones en compras de más de una temporada a otra y el dato más bien frustrante sobre BLM, que habría dejado de ser una máquina de ganar dinero, la única de la que podría presumir Laporta ahora mismo a la vista de los malos resultados, en general, de la cuenta de explotación.

Este deterioro del negocio, alarmante, coincide además con un momento de reconocida tirantez y discrepancias entre la junta de Laporta y Nike, abriéndose un debate y una reflexión sobre si al club le convendría asumir el diseño, la producción, distribución y comercialización de una marca propia de ropa como alternativa a seguir dependiendo de la marca americana como hasta ahora, tras veintiocho años de caminar juntas.

Está por ver, realmente, la capacidad de Laporta para ir más allá de su verborrea y de sus amenazas a Nike ante la prensa sobre la posibilidad de romper el contrato, la peor solución de todas por más que haya otras marcas a las que se ha invitado a jugar esta partida. Laporta sabe que tiene todas las de perder, más aún ahora que BLM, por lo visto, se ha convertido en otro problema y ha dejado de ser una solución.

BLM se enfrenta, por el anuncio de Laporta en una reciente entrevista a Mundo Deportivo, a la necesidad de afrontar dos problemas acuciantes, el principal es darles una salida a las cuentas del club con la venta del 49% de la sociedad, estimada en 400 millones de acuerdo a algunos cálculos. Implicaría resolver de un plumazo la posibilidad cada vez más real de que la frustrada venta de Barça Studios incorpore unas pérdidas de 300 millones y la amenaza de que el desequilibrio ordinario alcance los 100 millones a 30 de junio.

Laporta salvaría de este modo otra temporada ruinosa. Por otra parte, emerge la necesidad de incorporar un socio estratégico especializado en este sector que ayude a aliviar la carga de costes actual y refresque la solvencia de BLM, ahora en entredicho.

No es la operación que más le seduzca a Laporta, poco preocupado por la fotografía económica decadente y oxidada que ofrece al mundo el FC Barcelona, aunque requerido en este caso por la necesidad de cumplir con los pagos y por el plan de viabilidad acordado con LaLiga. Y no le gusta a Laporta porque ya no podrá destinar el beneficio neto de esta última palanca a la mejora del margen salarial, sólo el 5%, a diferencia del 100% finalista como hizo con los derechos de TV de la Liga (25% por 25 años) y los originados, al menos formalmente en su día, por Barça Studios. Evitaría de este modo más números rojos, eso sí a cambio de menos ingresos, solo el 51% de las ganancias de BLM en el futuro, y posiblemente del control real del negocio, pues cuesta creer que si alguna empresa adquiere el 49% de BLM, aun siendo minoritaria, no deje atado y bien atado el control de la gestión y del gasto con la finalidad de recuperar la senda de los grandes beneficios de la que se ha desviado con la llegada de Laporta.

Aun así, esa propiedad compartida sólo ha tenido un precedente a lo largo de los años en los que el FC Barcelona y Nike disfrutaron de FCB Merchandising, sociedad en la que el club aportaba la infraestructura inmobiliaria de La Botiga Megastore del Camp Nou y Nike el desarrollo comercial y control del personal del negocio, ampliado a base de franquicias. Es complicado, por tanto, que otra marca que no sea Nike se quiera meter ahora mismo en la boca del lobo, ya que después de todo la mayoría del producto lo fabrica y distribuye Nike. A mayor riesgo y responsabilidad menor será la oferta de ese probable socio comercial con el que sueña Laporta.

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