Laporta borra el Espai Barça, Gamper y Messi del 125º aniversario del Barça

La decepcionante presentación del Comisionado, David Carabén, ya no vincula la celebración a la reapertura del Camp Nou dentro de un año y reexplica la historia sólo en clave Cruyff el mismo día que CCOO 'asalta' el imperio Limak

Joan Laporta

Foto: FC Barcelona

La presentación del 125º aniversario del Barça a un año de esa efeméride, que se celebrará entre una jungla de obras, con andamios y grúas, solo sirvió en realidad para justificar que, como cada año, no existe la menor tradición alrededor de una fecha históricamente vacía de contenido con la excepción hecha de los días 29 de noviembre de 1924, 1949, 1974 y 1999 coincidiendo con el 25º, 50º, 75º y 100º cumpleaños de la entidad. El fundador, Joan Gamper, es recordado por el torneo de verano cada mes de agosto y por la ciudad deportiva de Sant Joan Despí, que lleva su nombre. La auténtica diada del Barça, al menos hasta este año 2023 tan señalado y marcado por el inicio de las obras de reconstrucción del estadio, se venía celebrando cada 24 de septiembre, fecha conmemorativa de la patrona de Barcelona, la Verge de la Mercè, en memoria y recuerdo de dos acontecimientos tan señalados como lo fueron en su momento la inauguración oficial del estadio de Les Corts en 1922, una instalación espectacular y de un gran impacto ciudadano en aquellos tiempos, por su diseño y concepción exclusivos para acoger partidos de fútbol.

Aquella infraestructura supuso también la consolidación del fútbol como un deporte de masas, pionero además en el arraigo del sentimiento y fidelidad colectivos a unos colores de equipo, los azulgrana, identificativos no solo de una ciudad, sino de una forma determinada de entender el juego, exigente en cuanto a calidad técnica, excelencia, deportividad y estética. Cuando Les Corts se quedó pequeño, la inauguración del Camp Nou, también en un día de la Mercè, en este caso de 1957, el Barça ya palpitaba como una institución especial (més que un club) por su simbolismo e identidad catalanista, refugio durante la dictadura de una emoción popular que fue sistemáticamente perseguida por el régimen de Franco.

Ayer, en cambio, el club despertó a una realidad en la que esos valores y signos propios de su idiosincrasia claramente se han ido diluyendo. Pese al alcance de la proeza del equipo de Xavi, que consiguió clasificarse eufóricamente para los octavos de final de la Champions tras cuatro ridículos europeos en menos de dos años, a las 7 de la mañana los informativos de radio confundieron una presunta manifestación de los obreros de Limak a las puertas del estadio con una acción informativa del sindicato CCOO para denunciar la explotación laboral permitida por el Barça de Joan Laporta y por la constructora Limak.

Una treintena de representantes sindicales se presentaron a la entrada para informar de primera mano a los trabajadores sobre sus derechos. La movilización de CCOO tenía como finalidad explicar a los trabajadores los salarios que les corresponden cobrar según las categorías, el calendario laboral de la construcción y de sus derechos laborales, ya que muchos trabajadores son migrantes, desconocen las leyes y, a veces, el idioma. Según explicó el secretario de acción sindical de CCOO de vivienda de Cataluña, Carlos del Barrio, se trata de «que los trabajadores sepan que se pueden organizar colectivamente. No debemos tolerar una construcción basada en la precariedad».

En su opinión, la reacción de los trabajadores fue muy buena y se mostraron muy interesados en la información que se les facilitó, por lo que CCOO prevé realizar una sesión informativa semanal en el campo del Barça, donde probablemente establecerá un punto de asesoramiento estable. Del Barrio considera que, como «obra emblemática», la del Camp Nou «debe ser un ejemplo» en el que se cumplan los derechos de los trabajadores y pidió al club que muestre «compromiso» con el cumplimiento del convenio dentro de sus obras. El sindicato ha actuado de este modo tras haber detectado algunas irregularidades.

Unas horas más tarde, al mediodía, en el Auditori 1899, Joan Laporta presidió ese acto realmente más vacío de contenido de lo que se presumía de presentación del 125º Aniversario, reducido a un discurso más bien mediocre del comisionado, David Carabén, que además hizo público un «Manifiesto del 125º aniversario del FC Barcelona», un documento frío y poco trabajado con la pretensión de establecer un marco de celebración futuro, pero que no dejó de ser un pésimo resumen de un pasado mucho más excepcional, brillante y emotivo de lo que refleja.

Fue una decepción comprobar que el presupuesto manejado por el comisionado del 125º aniversario se ha gastado inútilmente en apenas anunciar que, dentro de un año, el Barça cumplirá un año más. Ni siquiera una alusión al Espai Barça, cero, cuando la verborrea oficial laportista ha girado desde hace meses en el hecho único, clave y trascendental de hacer coincidir el 29 de noviembre de 1924 con la reapertura a lo grande del estadio tras la aventura de Montjuic.

No se trata de un descuido, sino de un cambio de planes porque, efectivamente, los actos no podrán celebrarse en el Spotify Camp Nou, que a duras penas podrá acoger partidos del primer equipo cuando llegue ese momento. La novedad, no menos absurda, fue la de anunciar que el calendario de festejos se iniciará en julio de 2024 y se alargará hasta julio de 2025 por la sencilla razón de que el Barça seguirá sin tener su casa en condiciones al menos hasta dentro de tres años, y que el 29 de noviembre de 2025 habrá de pasar sin más pena que gloria. Ese fue el aviso para navegantes, sin duda relacionado con las consecuencias que puede tener en la marcha de las obras la revisión y enmienda de los abusos laborales tolerados por Laporta y Limak que sí que han servido para adelantar la demolición de la tercera graderia -con un bonus para Limak, en ningún caso para los obreros- es posible que ahora compliquen el cumplimiento de esos plazos.

Además de la desaparición del Espai Barça de este futuro, sin duda una muy mala noticia y un cambio radical de planes y del relato, David Carabén no decepcionó en su enfoque conceptual -que para eso le pagan, dijo Laporta- del 125º aniversario. Ya es extraño que alguien relativamente joven haya de fijar e imponer al universo barcelonista una determinada visión ideológica de la narrativa e interpretación de la historia del club. La explicación es la propia necesidad laportista de que la figura de Cruyff, y la de Guardiola en segundo plano como discípulo, sea el centro de todo, el principio y el fin, el origen y la esencia, la naturaleza y el sentido hasta de la propia creación del club por parte de Gamper, que si fundó el Barça a finales del S. XIX fue por estar predestinado a poner la primera piedra del club que al final le abriera mesiánicamente sus puertas a Cruyff.

Una exageración. Cruyff es el nombre propio más veces repetido ese manifiesto del 125º aniversario, seguido de Guardiola, ambos por encima de Messi y los tres más nombrados que el propio Joan Gamper. Desde que ha empezado la segunda presidencia de Joan Laporta es una realidad, sin duda dramática y preocupante, que tanto el pasado como el futuro del Barça se están volviendo borrosos.

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