La junta de Laporta admite que engañó a los socios con las entradas de Bilbao

En el comunicado posterior sí precisa que el enlace de compra facilitado a los socios no era exclusivo y la Federación Española señala que desde el club azulgrana se rechazó la posibilidad de poner un filtro telemático

Les jugadores del FC Barcelona, celebrant la classificació per a la final de la Champions - Foto: FC Barcelona

El escándalo de las entradas para la final de la Champions femenina resulta significativo del modo de actuar, embustero y premeditadamente antisocial, de la junta directiva de Joan Laporta, pues ha sido la propia junta la que ha admitido el engaño y el haber sido plenamente consciente de haber ofrecido a los socios un enlace de acceso que no era exclusivo y limitado, sino abierto y previamente conocido por el ejército de reventas que actúa oficial y oficiosamente con el permiso del propio departamento de ticketing azulgrana.

En un primer momento, la directiva dejó muy claro que solo los socios tendrían derecho a compra en la primera fase de venta del total, mediante un comunicado que, en ningún caso, advertía del carácter abierto y universal de la oferta. «Para la final de Bilbao, la UEFA ha puesto a disposición de cada uno de los dos equipos un total de 9.000 entradas de las que el Club hace el siguiente reparto: 7.400 entradas para socios, socias, Peñas y público general, 250 destinadas a grupos de animación y 1.350 para compromisos de Club (un 15% del total, tal y como marcan los Estatutos del FC Barcelona – Artículo 10.º Derechos de los socios, 10.5) a unos precios de entre 15 y 25 euros. Los socios y socias del FC Barcelona recibirán mañana día 30 de abril, a partir de las 12 pm, un Infosocis en el que se informa del procedimiento para la compra de entradas. El procedimiento será el mismo para el colectivo de Peñas mediante un InfoPenyes el día 1 de mayo a las 12 pm y para el resto de afición el día 2 de mayo vía la web del Club», se decía.

Los medios de comunicación catalanes se hicieron eco oportunamente de este anuncio dando por hecho que, como es habitual y lógico, el club se encarga de que el grueso de las entradas, con excepción de las destinadas a compromisos de la directiva, vayan a parar a sus socios, a la grada de animación y a las peñas. La calificación de venta limitada, exclusiva o solo para socios se repitió en las noticias, los informativos y el entorno del club en las horas previas.

Cuando se detectó que el enlace no pasaba por ningún filtro, y las protestas y quejas inundaron y encendieron las redes en contra de la junta, su aparato de comunicación se defendió cobardemente filtrando a los medios que la venta, por delegación de la UEFA, era plena responsabilidad de la Real Federación Española de Fútbol. Una verdad mentirosa o una mentira encubierta en una película de manipulación, pues luego se ha sabido que, efectivamente, la Federación Española es la que ofreció al FC Barcelona la posibilidad de incorporar ese filtro para que los socios pudieran identificarse y así evitar el ataque de los reventas especializados. También se ha confirmado que, de forma efectiva, desde la junta de Laporta se rechazó esta posibilidad desde el principio.

Es cierto que en el comunicado oficial no se precisaba la exclusividad ni tampoco lo contrario, dejando a la interpretación de cada cual que los socios tenían preferencia. Así lo entendió absolutamente todo el mundo y así de confiados actuaron los miles de barcelonistas que se han sentido embaucados, una vez más burlados por sus propios gobernantes.

Con una desfachatez y caradura sin precedentes, al día siguiente la misma junta emitía un comunicado reconociéndolo: «Las entradas para la final de la UEFA Women’s Champions League que se disputará entre el Barça Femenino y el Olympique de Lyon el próximo 25 de mayo en San Mamés se han agotado en solo 30 minutos. Hoy, martes día 30 de abril de 24 el FC Barcelona ha comunicado únicamente a sus socios y socias vía Infosocis, su canal de comunicación exclusiva, el enlace para que estos puedan adquirir con prioridad las entradas. En este caso, el Club no tiene acceso a la comercialización de estas entradas, que son gestionadas únicamente por la Real Federación Española de Fútbol».

Es evidente que si esta misma apreciación al final del párrafo se hubiera añadido al del día previo de la compra, que detallaba la operativa, con esa advertencia clave, lo que habría ocurrido es que los medios y los socios habrían reprendido a la junta en forma de motín y de protestas tan airadas como comprensibles.

Tan numerosos son los precedentes de trilerismo, falsedades y desaparición de entradas registrados bajo la presidencia de Laporta, en ambos mandatos, que el de esta final del femenino viene a formar parte de una cierta normalidad.

La admisión de ese truco no es, sin embargo, tan grave como las consecuencias para los socios que ahora no tienen otro remedio que acudir a la reventa, pues muchos de ellos ya habían planificado el viaje con antelación. La misma entrada con un coste de 15 euros ya se esté vendiendo a más de 100 euros. Es decir, con un margen superior al 600 %. Suponiendo que al menos unas 5.000 entradas estén ahora circulando por las webs y canales de reventa, el volumen de negocio podría superar fácilmente el medio millón neto.

Laporta, con su desinterés por los socios, o bien porque dentro de esa órbita de la gestión interna las prioridades son realmente otras, ha promovido otro episodio oscuro y sospechoso en torno al uso y destino de miles y miles de entradas para una final. Indecente, sí; nuevo, no. Esta vez también con el ensordecedor silencio de los medios barcelonistas, que tampoco se han atrevido a dedicarle más que una mínima referencia, desviando la responsabilidad hacia la Federación Española. Por eso Laporta se atreve a actuar contra los socios con esta manifiesta impunidad.

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