Polonia, malas noticias para Meloni y Abascal

El resultado de las elecciones parlamentarias del domingo en Polonia en las que pese a ser la ultraderechista Ley y Justicia (PiS) de Mateusz Morawiecki el partido más votado, no podrá seguir gobernando dada la victoria numérica de la suma de las tres candidaturas de la oposición que harán del ex primer ministro y ex presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, de nuevo primer ministro, es una mala noticia para la primera ministra italiana Giorgia Meloni que pretendía un acercamiento del Partido Popular Europeo y de la Comisión Europea hacia las tesis del grupo de los Conservadores y Reformistas que ella lidera. Dos son los grupos ultras del Parlamento Europeo. Uno es Identidad y Democracia donde está el Reagrupamiento Nacional de Le Pen y Alternativa por Alemania, y el otro el de los Conservadores y Reformistas donde están los Hermanos de Italia de Meloni, Ley y Justicia de Polonia y Vox. Meloni pretendiendo mostrarse como una estadista responsable, se había fijado el objetivo de acercarse al sector más conservador del Partido Popular Europeo y después de las elecciones europeas de mayo, conseguir que la Comisión Europea, presidida por alguien del Partido Popular Europeo, se acercara a sus tesis en un contexto en que en varios estados europeos se formarían gobiernos de coalición entre los populares y los partidos ultras de los Conservadores y Reformistas.

La imposibilidad de Alberto Núñez Feijóo de formar gobierno con Vox en España fue un primer golpe para el proyecto de Meloni que esperaba que Abascal sería vicepresidente de España. A Meloni también le estaba jugando en contra la evidencia de que pese a sus promesas electorales de frenar la llegada de migrantes por el Mediterráneo a Italia, está ocurriendo justo lo contrario, lo que da la razón a quienes dicen que la inmigración es una cuestión demasiado compleja que no se cambia ni se le da la vuelta con proclamas xenófobas y endurecimiento de las leyes como pretendía Meloni.

La victoria de la oposición en Polonia que hará de Donald Tusk primer ministro de nuevo es quizás un golpe mortal al proyecto europeo de Meloni. No sólo porque echa del gobierno a los ultracatólicos y críticos con Bruselas de Ley y Justicia, sino porque el nuevo gobierno polaco del popular Tusk con la conservadora Tercera Vía y la Nueva Izquierda muestra un camino de cómo defender el proyecto europeo, frente a los que desde dentro o desde fuera le cuestionan o quieren devolver a los estados competencias que ahora gestiona la Unión y pretenden suprimir derechos como el aborto, el matrimonio homosexual o la libre circulación de personas y recortar la libertad de prensa.

Tusk era hasta hace un año presidente del Partido Popular Europeo y, frente a recientes alianzas entre los populares y partidos ultras europeos, muestra que el camino para reforzar el proyecto europeo no es aliarse y gobernar con fuerzas como Ley y Justicia que derogan los derechos de las mujeres y recortan la independencia judicial y de los medios de comunicación o criminalizan a la inmigración, sino gobernar con los partidos de centro, de derechas o de izquierdas que creen en Europa y sus valores.

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