Font destaca el papel salvador de Roures en la frustrada palanca de Barça Studios

Delirantes declaraciones sobre su providencial inversión en el proyecto Barça Media, del cual se ha retirado tras no pagar la segunda cuota, obligando a avalar a la junta y frenando su salida a bolsa

Jaume Roures

La capacidad del entorno azulgrana para reafirmarse y autoconvencerse de la necesidad del laportismo no parece tener límite. Así lo ha vuelto a demostrar el ‘tridente’ realmente excepcional integrado por Víctor Font, Jaume Roures y Carles Vilarrubí, personajes de la elite del círculo del poder azulgrana que accedieron a participar en una especie de show radiofónico planteado como un ‘debate sobre el estado de la nación barcelonista’ a propuesta del programa ¿‘Què t’hi jugues?’ de la SER. En el contexto de un guión esperpéntico, tendencioso y monótono, el habitual de cualquier tertulia barcelonista en la que cualquier desastre de hoy, por evidente que sea la paternidad exclusiva de Laporta, el desajuste siempre es culpa del pasado, hubo momentos delirantes en los que, por unanimidad, se aplaudió el heroico papel de Jaume Roures como salvador del club. Surrealista.

Roures, un fijo del programa que utiliza con frecuencia este canal para poner un poco de orden en la opinión pública azulgrana, insistió en su idea de tirar por el camino más corto y ceder parte de la propiedad a los inversores que quieran poner dinero en el club y participar en la gestión. “A fin de cuentas -dijo- las grandes decisiones las acaban tomando apenas unos cientos de socios en la asamblea en nombre de los otros 150.000… ¿Eso es participación y democracia? Aunque todo el mundo se llena la boca sobre el papel de los propietarios del club a la hora de la verdad esto no es así”.

A su lado, Carles Vilarrubí, se comportó como alguien ajeno por completo a las directivas de Rosell y de Bartomeu, de las que formó parte, asintiendo impasible a todas las andanadas de sus dos contertulios como si realmente no hubiera sido cómplice, responsable u orgulloso representante de ambas juntas. Por alguna razón, probablemente por algún interés personal, el exvicepresidente institucional ha querido reaparecer estas últimas semanas de pronto en el horizonte azulgrana como el fundamentalista y el héroe del catalanismo que dimitió el 1 de Octubre de 2017 porque aquel día no le dejaron utilizar el Barça como escudo del Govern de Puigdemont para disimular las muchas carencias y limitado eco internacional del referéndum. Igual que cuando era directivo, distante y teletransportado desde un universo personal y profesional a años luz del mundo del fútbol y del Barça, su presencia en el debate se volvió rápidamente invisible.

La verdadera estrella del evento fue Víctor Font, excepcionalmente entregado y sumiso a la figura de Jaume Roures, al que dedicó su más amplio repertorio de parabienes y elogios como si hubiera salvado y rescatado al club del peor de los abismos. Font protagonizó momentos tan delirantes como agradecer de forma efusiva a Roures haber apostado por la compra de Barça Studios en verano de 2022 gracias a una visión y talento empresarial privilegiados. Afirmó que es una suerte para el barcelonismo contar con socios como él, como Jaume Roures, dispuestos a ayudar al club siempre que las circunstancias lo requieren. Unos halagos que, lógicamente, Roures encajó con su habitual cara de póquer, aunque con un cierto rictus de complacencia.

Víctor Font debería justificar ante los suyos esta insólita postura de entusiasmo y de admiración por una operación, a través de Orpheus Media, que ha resultado un fracaso y una complicación para el club y para la propia junta de Laporta. Hasta donde se sabe, Roures firmó -en las condiciones pactadas con Laporta- adquirir el 14,5% de Barça Studios por 100 millones, pagando 10 millones de entrada hace un año y el resto en cómodos plazos a razón de 30 millones anuales. Aunque el segundo plazo venció este verano, Laporta no le reclamó ese incumplimiento, tan presunto como el de Socios.com, que tampoco se dio por aludido. La solución del presidente fue buscar un ‘recomprador’ de sus acciones a base de pagarle 4 millones a una consultora para encontrar un inversor (chipriota, dicen por ahí) que aportara 20 millones, por un lado, y convencer a un fondo de inversión alemán, Libero, para que pusiera el resto, otros 40 millones, para aplacar la urgencia del descubierto provocado en pleno cierre del mercado. El caso es que la compañía de Roures decidió retirarse prácticamente del negocio quedándose apenas con un 2,7% residual y simbólico.

Aunque las consecuencias de este paso atrás de Roures han sido catastróficas, Víctor Font se deshizo en elogios y agradecimientos por su temeridad y predisposición a ayudar al Barça y sacarlo del apuro cuando más lo necesitaba, “como cuando pusiste el aval para que Laporta pudiera tomar posesión y evitar la repetición de las elecciones”, añadió. Minutos de humor y de alucinación colectiva ya que, como también es evidente, los graves problemas del Barça este verano para inscribir jugadores se originaron cuando LaLiga detectó que la venta de Barça Studios de un año atrás, para inscribir a Lewandowski y compañía, había sido una farsa y una forma de embaucar tanto a Javier Tebas como a los auditores y a los socios.

Font, además, cayó en contradicciones absurdas. Por un lado, elogiando la visión empresarial de Roures, advirtió que Barça Media (la explotación del nuevo negocio audiovisual y digital) “tiene un potencial enorme”. Al poco, en cambio, admitió las pocas expectativas a corto plazo y dio a entender que Roures lo que había hecho era una especie de donación a fondo perdido, insinuación a la que Roures reaccionó como era de esperar. “Si me meto en un negocio -dijo- es para que funcione”.

Colateralmente, la falta de interés de Roures ha enfriado el resto de las inversiones, obligando a la junta a avalar el final del mercado contra su patrimonio. El fondo alemán no ha respirado, sigue debiendo los 40 millones, y la posibilidad de la salida a bolsa de Barça Media ha quedado en un intento y poco más. “Ese sí que es un gran negocio para el Barça -dijo Roures entusiasmado- porque si el valor sube el club gana y si no va bien entonces pierden los inversores”.

El caso es que su sociedad, Orpheus Media, ha sido la primera en abandonar el barco y proyectar una sombra enorme de dudas y de desinterés que ha contagiado al resto.

Menos mal que, según Víctor Font, el barcelonismo está en deuda con él.

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