Elena Fort se carga de razones para pedir su propia dimisión como vicepresidenta

Hace un año prometió a los socios blindar los estatutos contra la amenaza de convertirse en SA, además de mejorar la participación y la transparencia con una reforma estatutaria a celebrar antes de la ordinaria del 21-O

Elena Fort

Hace aproximadamente un año, la vicepresidenta institucional del FC Barcelona, Elena Fort, junto con otros directivos, se reunió con una serie de socios que habían respondido a la llamada/invitación del club para explorar conjuntamente vías de una participación y presencia más destacada y activa en la vida y gestión diaria. Pero, por encima de todo, para encontrar fórmulas de regulación mediante una reforma estatutaria.

Hoy se ha demostrado que aquella fue otra farsa y una forma más, teatral, de engatusar a los socios haciéndoles creer por un momento en que la directiva de Joan Laporta era sensible a una mejora de los canales de interacción con los propietarios del club.

Elena Fort recogió las propuestas de aquella reunión, comprometiéndose incluso a convocar una asamblea extraordinaria antes de la ordinaria de octubre de 2023, en la que, como punto estrella, se aprobarían artículos específicos para blindarse contra una hipotética conversión del FC Barcelona en Sociedad Anónima. La información oficial resumió las conclusiones de ese encuentro con un optimismo exagerado y de ficción: «Unos 120 socios del FC Barcelona acudieron este miércoles al Auditori 1899 del Camp Nou en la sesión informativa convocada por el club sobre la próxima reforma de «Estatutos, que pasará por Asamblea extraordinaria, aunque la vicepresidenta institucional, Elena Fort, no descartó incluso un referéndum. El club ve imposible hacerlo antes de final de este año (2022), pero sí antes de ordinaria de octubre de 2023. El gran objetivo es protegerse ante una hipotética petición de conversión del club a Sociedad Anónima Deportiva». Hoy lo que se sabe es que la asamblea ordinaria ya está convocada para el próximo 21-O sin que se haya cumplido ese calendario comprometido con los socios.

Fuentes no oficiales reflejaron que «algunos socios coincidieron en que no sabían lo que habían ido a hacer a la cita, recibiendo como respuesta del club que se tomaban notas de las propuestas para hacer un borrador final que sería votado para elevarlo a la asamblea en otra reunión similar».

Fort estuvo acompañada de Josep Ignasi Macià, directivo del área social, y Ramon Esteve, miembro de la Comisión para la Reforma de los Estatutos creada en mayo, aunque sólo intervino la vicepresidenta para señalar que «la reforma pretende simplificar y hacer más comprensibles unos Estatutos que pueden considerarse demasiado largos y pesados con tres premisas que deben potenciar la participación de los socios sobre la representación, la representatividad y la participación con la digitalización».

Entre las propuestas recibidas, según la junta, sobresalieron el uso del abono para conseguir las mejores asistencias posibles en el Camp Nou, modificaciones para aumentar la participación en las asambleas y otras orientadas a la transparencia económica y a buscar nuevas modificaciones respecto en el mandato de la junta directiva.

La cita sirvió para que, coordinada con el área de comunicación del club, Elena Fort pudiera realizar una breve tournée por las radios donde acabó de completar esta comedia con la complacencia y el aplauso de los periodistas. «Esencialmente hay una preocupación que compartimos, que es la representatividad de la Asamblea. Se ha demostrado que, pese a poner todas las facilidades y hacerla telemática, seguimos con una participación muy baja. Nos preocupa que haya grandes decisiones de club que se tomen por 200, 300 o 400 votos», dijo Elena Fort.

Y aprovechó la ocasión, pese al propósito de cerrar la puerta al riesgo de la conversión a SA, para abrir otra: «Es una inquietud que muchísima gente te hace llegar. Esta junta tiene el reto de proteger esta forma social que tenemos y que nos hace únicos. Estamos aquí para defenderla. Esta junta actual no tomará esta decisión», reiteró la vicepresidenta, aunque aclaró que, si las leyes obligan a tomar otro camino, los Estatutos no pueden ir contra la legalidad: «Blindar no, porque como entidad asociativa estamos bajo las normas legales de la Generalitat, el Estado español y las instituciones europeas. No sabemos si un día Europa puede decidir cualquier otra cuestión».

Otra evasiva a la que añadió también la promesa, nuevamente incumplida, de decidir en asamblea cómo adecuar los estatutos a la extinción del aval bancario obligatorio para las juntas directivas de clubes deportivos que se hizo efectiva desde el 1 de enero de 2022. La junta anunció que propondría una fórmula que no obligara a cubrir el 15% del presupuesto, aunque sí algún tipo de filtro o control preelectoral. «Una de las cuestiones a decidir -fantaseó Fort- es cuáles son los requisitos para acceder a la presidencia o la directiva. Pero hago una reflexión, eso sí, marca qué modelo de club queremos. La presentación de un aval económico no facilita la democratización del acceso a la dirección», haciendo una mención expresa de cómo el aval afectaba especialmente a la mujer socia del FC Barcelona: «Si un aval económico penaliza a una parte de la sociedad por acceder a dirigir al Barça, en el caso de una mujer le penaliza el doble, el triple o el cuádruple porque el techo de cristal existe. Para una mujer es más difícil acceder a ella».

El tiempo transcurrido ha vuelto a desnudar la absoluta displicencia de la junta de Joan Laporta que, en lugar de buscar mejoras y evoluciones en la vida social, por el contrario, se ha dedicado a recortar libertades, derechos y el acceso a la participación. Ya no laten las peñas y ha dejado de existir el área de desplazamientos. Por supuesto, Laporta no ha movido un dedo para endurecer los estatutos contra la amenaza de una SA, la deuda del Espai Barça y la financiación, que contiene un incumplimiento asambleario, ya se sabe que son imposibles de amortizar, los abonados son tratados a patadas en Montjuic y se agarra a las asambleas telemáticas para evitar el cara a cara, libre, abierto y participativo con los socios. Elena Fort, de no ser directiva y no necesitar el cargo para malvivir de la popularidad que le otorga, sin duda pediría la dimisión de la vicepresidenta institucional.

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