Laporta se supera y bate otro récord mundial de gastos con 1.165 millones

El avance de los resultados del ejercicio 2022-23 acumula otros 194 millones de pérdidas ordinarias después de haber quemado la mitad de los 600 millones de la palancas en maquillar las cuentas con 304 millones de beneficio

Joan Laporta

Por segunda vez en dos años, Joan Laporta ha establecido otra plusmarca mundial de gastos, situando los del ejercicio recién cerrado, 2022-23, en 1.165 millones, cifra que supera el anterior tope registrado en el 2020-21 con 1.136. En aquel balance se dieron, ciertamente, unas circunstancias del todo extraordinarias, anormales y puede decirse que malintencionadas por parte de la junta de Laporta, responsable de formular y firmar las cuentas, cargando en el epígrafe de Otros Gastos, que se incrementó un 281% hasta alcanzar los 330 millones, «el reconocimiento de pasivos contables como son provisiones para riesgos fiscales, legales, laborales o de morosidad, siguiendo las recomendaciones establecidas en la Due Diligence encargada por la Junta Directiva, así como el traslado de jugadores mantenidos para la venta». «Adicionalmente, las pérdidas por traspaso generadas por las salidas de jugadores importantes como Suárez o Rakitic durante el verano de 2020 también han contribuido a este aumento», esa fue la explicación ofrecida a los socios para justificar unas pérdidas infladas de 480 millones, también récord en la historia del Barça.

Para este nuevo listón, también histórico, avanzado ayer por la junta directiva, no existen, al menos en apariencia, un argumento de peso ni motivos convincentes sobre el origen de una partida de gastos absolutamente mastodóntica que, además, supone un aumento de 309 millones sobre los registrados en el anterior, que fueron de 856 millones.

Una barbaridad, otra más, que identifica a esta junta por su proverbial inclinación a tomarle el pelo a los socios, como hizo en la asamblea de octubre de 2022, anunciando un incremento de 60 millones más de costes como resultado de la reapertura total del estadio tras la pandemia, cuando en realidad en la 2021-22 ya se había producido esa reapertura prácticamente al cien por cien y utilizado ese mismo argumento en ese apartado concreto de gastos generales en el cierre de aquel ejercicio como excusa para generar más costes. En términos absurdos e incoherentes, para esta temporada finalizada Laporta proyectó gastar 60 millones más en el funcionamiento y apertura de las instalaciones para aumentar, en contrapartida, 70 millones de ingresos por taquilla y abonos. Un pésimo negocio se mire por donde se mire si hay que gastar 0.86 euros para ingresar 1 euro por abrir el Camp Nou cada partido.

Aun así, el diferencial hasta esos 309 millones sería de 249 millones de más que siguen siendo descomunales e inexplicables, por más que la masa salarial ascendiese a 656 millones de presupuesto, 138 millones más sobre la anterior, que había sido de 518 millones. Sorprende, en este sentido, el comentario de la propia nota del club al respecto del control económico: «La Junta ha valorado como positivo el balance final de este ejercicio en el que también se ha profundizado en las medidas de contención y reducción de gasto que se están llevando desde el inicio del actual mandato».

Ambos extremos son incorrectos y falsos, pues como es sabido, notorio y público, la junta de Laporta no se puso manos a la obra hasta el último mes del ejercicio al comprobar que se le caía la palanca de Barça Studios (ahora Barça Media) y que LaLiga le exigía, al menos, aplicar unos recortes salvajes y urgentes en las secciones para que el margen salarial, a trancas y a barrancas, con avales y pagarés, pudiera al menos acogerse a la norma ¼ a la hora de inscribir jugadores. Las secciones, incluido el Femení, han debido pasar por la correctora y soltar lastre para seguir existiendo una temporada más. La Liga, igualmente, ante la falta de recursos le ha rebajado a 270 millones el límite de gasto en nómina deportiva debido a esa misma incertidumbre y fragilidad económica ante una masa salarial que seguirá rondando los 500 millones.

En cuanto a que la propia junta se felicita por haber «profundizado en las contención y reducción del gasto» se trata de otro chiste, pues han sido exactamente 100 millones el incremento del gasto sobre el presupuesto aprobado hace un año, que ya calculaba unos gastos de 1.065, la segunda cifra más alta en 122 años desde la fundación del club en el caso de que se hubiera cumplido. Por desgracia, sin embargo, la junta ha admitido y firmado esos 1.165 millones de gastos insuperables que desmienten por sí mismo cualquier actuación efectiva tendente a una rebaja de costes que se han vuelto a disparar inexplicablemente

En cuanto los ingresos, el análisis es igualmente desalentador, pues aunque se ha establecido un récord de 1.259 millones, la variación es de apenas 4 millones sobre lo presupuestado, que fue 1.255 millones. La junta, en su avance, reitera, sin embargo, que en todos los frentes, taquilla, merchandising, patrocinio y operaciones comerciales, los resultados han superado todas las expectativas con porcentajes escandalosos y nunca vistos.

En realidad, el informe preliminar, a falta de los detalles, concluye que ese incremento de los ingresos tan espectacular se reduce, sobre el presupuesto, a un 0,3%. No puede hablarse, en ningún caso, de una «temporada que pasará a la historia por las cifras de récord a nivel operativo que se han registrado en el ámbito comercial y de explotación de las instalaciones. El Club ha mejorado en todas las líneas de negocio, y en cada una de ellas ha registrado cifras superiores a las planificadas», como presume en esa nota que, como siempre, sí que ha embaucado al periodismo de copia y pega sin capacidad o sin ninguna voluntad de análisis.

La junta de Laporta destaca «el importante aumento de facturación que se ha registrado en el Spotify Camp Nou, con €121 millones de ingresos, donde se ha vivido la primera temporada en la historia del Club en la que se han vendido más de un millón de entradas para ver al primer equipo masculino, y también la facturación récord del taquillaje en el fútbol femenino con 2,7 millones de euros y en el baloncesto con 4,5 millones de euros, en este último caso un 126% superior a la temporada prepandemia 2018/19».

Mucho ruido para esos mínimos 4 millones sobre la línea marcada de ingresos que, quizás no salgan de la explotación de directa de las competiciones, sino de la comercial, donde también Laporta se cuelga todas las medallas: «A nivel comercial, con unos ingresos de 351 millones de euros (+43% respecto al año anterior), el Club ha obtenido cifras históricas de actividad. El área de Patrocinios ha alcanzado prácticamente la cifra de 200 millones de euros y las ventas de merchandising en las Barça Stores han supuesto 100 millones de euros en ventas, un récord absoluto en esta línea de negocio».

Como siempre, falta del detalle y la información completa, pues en ese récord de patrocinio se incluye el acuerdo con Spotify como algo nuevo y no recurrente, y en cuanto a las ventas de las tiendas tampoco se especifica el margen de ganancia, que es en definitiva lo que interesa.

Tampoco hay que ser un experto para comprobar que, finalmente, los 304 millones de beneficios después de impuestos son el resultado de un margen de ganancias muy por debajo de los 600 millones extras de las palancas. En circunstancias de equilibrio presupuestario en la actividad ordinaria, el beneficio antes de impuestos habría sido de esos 600 millones menos el impuesto de sociedades, lo que supone también una gestión imprudente y sin demasiado sentido. La conclusión del propio Marc Ciria, el más tolerante y benévolo de los analistas económicos del laportismo, lo deja también bastante claro: «El Barça pierde en el negocio ordinario 194 milions d’euros. Sumados al déficit ordinario de los dos ejercicios anteriores, nos situamos en 700 milions d’euros de pérdidas en el negocio ordinario. Por tanto, el resultado de la venta de activos ha ido a cubrir el gasto ordinario».

Y a modo de resumen, apostilla: «Incrementamos más los gastos en relación y comparación con el incremento de ingresos. Con las palancas no hemos reducido deuda, incrementando el gasto financiero por el incremento de tipos. El #Barça hoy no es viable ni sostenible con su negocio ordinario».

Menos técnico, aunque el doble de sensato, el triple de valiente y mordaz como ninguno, el comentario del socio Quim Molins mejora cualquier otra reflexión: «Claro, tenemos 304M de beneficios netos y para acabar de inscribir jugadores deben avalar 20M!!. Hahahahaha».

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