El Barça de Joan Laporta ha entrado en el día de la marmota de forma cíclica, preocupante y vergonzosa. Cíclica, porque cada vez que se cierra una ventana de fichajes se produce una escandalosa y reiterada falta de fondos para afrontarlos. Preocupante, porque además de ser un defecto recurrente la causa no es otra que la torpe y negligente costumbre de Laporta de comprometer por anticipado la compra de jugadores sin disponer del margen salarial suficiente, es decir, de gastarse el dinero que no tiene especulando con que habrá salidas, ventas y beneficios. Y vergonzosa, porque después de un año de haber activado la palanca de Barça Studios resulta que de los 200 millones informados a la asamblea por esa venta apenas se tiene noticia de que, en total, hayan ingresado realmente en la tesorería más de 40 millones.
Igualmente, creer que esos 40 millones sí han sido cobrados sigue siendo un acto de fe. Lo frustrante de verdad fue el anuncio de primeros de agosto sobre la reventa del 29% de Barça Studios en una operación de 120 millones de los cuales 20 millones ya habían llegado y otros 40 lo harían antes del 31 de agosto.
A menos de 48 horas del cierre del mercado, ampliado hasta la medianoche del día 1 de septiembre, Laporta se planteaba el recurso de volver a presentar un aval personal -igual que hizo el año pasado para dar de alta a Koundé en la tercera jornada de Liga- a fin de evitar la complicación de algunas de las inscripciones pendientes, algunas desde hace varios meses. Ridículo.
Sería la tercera vez en un año que Laporta debería avalar, pues además de tapar el agujero de las palancas del verano pasado, en julio hubo de tapar otro de 6,5 millones por su incapacidad para reducir gastos de secciones. Ahora se especula con que faltan cubrir entre 11 y 20 millones ante LaLiga de Javier Tebas.
Laporta ha mejorado, eso sí, en la velocidad para cerrar avales personales desde que en marzo de 2021 hubiera de sudar tinta para conseguir a tiempo el aval previo a su ‘coronación’ como presidente. De hecho, mintió al afirmar que tenía el aval para presentarse y cuando llegó la hora admitió a su junta que a él no le llegaba ni para la parte de su aval ni tampoco para una cuota reducida. Algunas fuentes aseguraban que, en el momento de la verdad, apenas avaló un millón.
Si se confirma que Laporta no tiene otra salida que jugarse su patrimonio para traer a Cancedo, petición expresa de Xavi y mayoritaria de la afición por la ausencia de un lateral derecho natural, será porque en los dos años y medio que lleva en el palco sus negocios, los profesionales por supuesto, le han salido a pedir de boca. En el mes de marzo de 2021, cuando se celebraron las elecciones, el 80% de las sociedades en las que figuraba Joan Laporta como accionista o administrador estaban inactivas por orden del registro mercantil porque, como el propio bufete de Laporta, llevaba años sin presentar sus cuentas. La conclusión sería que, en el mismo periodo de tiempo, mientras las cuentas del Barça se han descalabrado y hoy presenta inquietantes rasgos de insolvencia, el despacho profesional del presidente, por lo menos, se ha recuperado.
