Con riesgo de incendios más virulentos, la población tendrá que aprender a protegerse más

La autoprotección es esencial en zonas aisladas, urbanizaciones o pequeños núcleos rurales

Incendi en el pont de Vilomara

La autoprotección acontece esencial cuando los incendios forestales son cada vez más intensos y más rápidos, a causa del impacto del cambio climático en los bosques, el abandono de los cultivos y la drástica reducción de la gestión forestal. Vivir en zonas aisladas, urbanizaciones, pequeños núcleos rurales o masías diseminadas obliga sus propietarios a ser muy cuidadosos en la gestión del entorno para garantizar la protección de la vivienda y mantener un entorno seguro en caso de incendio forestal.

En declaraciones a EL TRIANGLE, el subinspector Asier Larrañaga, de la unidad GRAF de los Bombers de la Generalitat, alerta que la población que vive en estas zonas más aisladas o diseminadas “tiene que ser consciente que es bastante posible que un día les pase un incendio por encima, como en el caso del incendio del Pont de Vilomara”, en el Bages, donde se quemaron unas veinte casas. En muchos casos, según el subinspector, “no seremos capaces de llegar a tiempo o no podremos hacer milagros y, por lo tanto, cuanto más bien preparado esté el entorno de su casa cuando pase un incendio, mejor podrás garantizar tu integridad física y que no se te queme la casa”.

Asier Larrañaga considera que “hay que trabajar esta conciencia de autoprotección porque no podemos pensar que el día que haya un problema, vendrá alguien y me salvará. La realidad es tozuda, y no siempre llegamos a las casas para salvar a todo el mundo. Con las magnitudes de los incendios actuales, no llegamos, y esto hay que tenerlo integrado en nuestro día a día”.

Entre los consejos que hay que tener presentes en caso de vivir en una casa con jardín, Infocat recomienda establecer alrededor de la fachada una franja libre de vegetación y de restos vegetales de dos metros como mínimo. Así mismo, todo tiene que estar muy limpio de elementos que puedan quemar alrededor del hogar. Hay que evitar porches inflamables y vigilar el material de determinados cierres de jardinería, porque los hay que son muy inflamables, como sería el caso del ciprés o el moreno seco.

Con relación a las ventanas, una herramienta de protección son los postigos fuertes y robustos, puesto que los vidrios son más vulnerables. La ubicación del coche también es importante, porque puede ser peligrosa su presencia al lado de casa, así como dejar la leña bajo cualquier ventana del hogar. Según el subinspector de Bombers de la Generalitat, “la gente no es muy consciente de todo esto”, ni tampoco de los consejos principales en caso de evacuación para dejar la casa protegida en caso de incendio.

El quebradero de cabeza actual de los bomberos es la predisposición de los bosques a quemar con más intensidad a causa del estrés hídrico que sufren y la atmósfera más cálida que los rodea. Si a todo esto, añadimos el abandono de las zonas forestales, donde se ha perdido la gestión que hacía el campesinado, los riesgos son más elevados.

Para Larrañaga, “se mezclan dos elementos: la sequía y atmósferas más cálidas”. Esto provoca más pirocúmulos o nubes de fuego, que hacen que la velocidad de los incendios se aceleren mucho. “Si hace 30 años para tener procesos de pirocúmulos necesitabas unos cuántos miles de hectáreas quemándose, ahora, con mucha menos superficie quemando, los incendios ya generan energía suficiente para llegar a provocar estos pirocúmulos. Esto, a nivel de tierra, se nota mucho en la velocidad de propagación del incendio”, y condiciona la estrategia del despliegue de los equipos de bomberos.

Cuando el fuego es tan rápido e intenso, hay cierto tiempo donde no se pueden hacer maniobras de extinción porque no serán ni seguras ni eficaces, y esto provoca que los equipos sobre el terreno tengan que anticipar el comportamiento del fuego para tomar las mejores decisiones. Precisamente, los adelantos tecnológicos en este campo se centran en herramientas para anticipar la toma de decisiones y poder actuar alrededor de diferentes escenarios.

Las mejoras tecnológicas para optimizar la cooperación y la colaboración entre diferentes agentes también es clave, porque cada vez más los incendios se convierten en una gran emergencia. Según Larrañaga, la mirada se tiene que centrar en “como reducir la vulnerabilidad del paisaje” para evitar que queme con esta virulencia, a causa de su carencia de adaptación al nuevo escenario climatológico. “No tenemos tecnología para rebajar la intensidad de la llama”, dado que a cierta altura no se pueden utilizar hidroaviones, pero, en cambio, sí que se puede analizar como gestionar el paisaje para reducir los riesgos.

Del conjunto del territorio, las zonas más expuestas son aquellas donde ha habido más abandono rural, y por tanto han acontecido zonas forestales con mucha biomasa acumulada que se expone en altas temperaturas. Si a esto añadimos que estas zonas se encuentran en lugares de difícil acceso para hacer la extinción forestal, toma cada vez más importancia acompañar nuestros bosques a hacer esta adaptación al clima y reducir la vulnerabilidad de nuestro paisaje a quemar de este modo.

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