Florentino Pérez ya se ha convertido en el único ‘amigo’ de Joan Laporta

En el caso Negreira, solo el Madrid se ha desmarcado del poderoso bloque de los vengadores que exige castigar rigurosamente al Barça y hasta Jaume Roures lo ha tirado a los leones

Florentino Pérez

El caso Negreira ha puesto al descubierto, con absoluto descaro y claridad, ese extraño juego del poder en el fútbol español en el que, paradójicamente, el club más perjudicado por los presuntos favores arbitrales, negociados por José María Enríquez Negreira y pagados por el FC Barcelona, sería el Real Madrid, el único que ha salido a defender la presunción de inocencia sobre la manifiesta implicación corporativa de cuatro presidentes azulgrana en un asunto tan turbio. También se ha desmarcado del comunicado conjunto de LaLiga suscrito por el resto de los clubs y ha enviado a su portavoz oficial, Emilio Butragueño, director de relaciones institucionales, a proclamar una postura merengue de cierta proximidad y apoyo en estos momentos críticos para Joan Laporta, más allá de una sospechosa neutralidad. Contra el mensaje de LaLiga, que repudia y rechaza las irregularidades y su firme determinación de esclarecerlas y hacer recaer todo el peso de la ley si fueran probadas, «en el Real Madrid hay que respetar los tiempos de la Justicia y esperar a que concluyan las investigaciones de la Fiscalía», afirmó Butragueño.

Florentino le ha echado una mano amiga por dos motivos. El primero, que sigue necesitando la arrojada defensa de la Superliga por parte de Laporta y del Barça en todos los foros donde, cada vez menos, el club azulgrana aún tiene influencia. Y el segundo porque, ciertamente, la maquinaria contra-arbitral teórica y supuestamente urdida por Enríquez Negreira a favor del Barça -y, por tanto, contra el imperio blanco- al Madrid solo le ha hecho cosquillas.

De forma colateral, además, Laporta se ha convertido en su chico de los recados y en el mejor y más efectivo agente madridista en su objetivo de debilitar a su principal rival, pues ningún presidente anterior en toda la historia de la rivalidad Barça-Madrid ha aceptado como Laporta esa dependencia de un presidente del Real Madrid que le impone su estrategia financiera y lo conduce imparable a la ruina y a la conversión en SA.

Lo que de verdad piensa Florentino de Laporta es otra cosa bien distinta. Tiempo atrás, un audio en el que se sinceraba sobre sus relaciones con el Barça, el presidente blanco ya intuía que en su frente contra LaLiga necesitaba tener al Barcelona de su lado. «Hay que esperar a que el año que viene venga Sandro Rosell, que ese es un tío de ley», decía antes de volver al palco del Bernabéu. «Y este, que es otro golfo… el Laporta, que también está pringado con Roures», comentaba sobre quien ahora es su hermano pequeño en la batalla campal de Florentino contra todos.

Sucedió, sin embargo, que, con el paso del tiempo, Sandro Rosell no secundó sus planes de dejar tirada la Liga y seguir sometiendo a los clubs más modestos, limitándolos a quedarse con las migajas de los derechos de TV, postura que arrastró a Florentino a ese lado oscuro desde donde combatir a LaLiga y la RFEF de Ángel María Villar.

Después, sin embargo, Florentino acabó entendiéndose con Jaume Roures, al que le dio Real Madrid Televisión y ciertos poderes mágicos para que en el frente contra LaLiga la sangre no llegase al río.

En la actualidad, el Madrid y Roures ya casi no se hablan, mientras que Mediapro ha venido flirteando con Laporta en un extraño juego de la mano de Javier Tebas, aunque ambos son cada vez con menos amigos para todo.

Como es sabido, Roures salvó la toma de posesión de Laporta in extremis con un aval de 30 millones que, por cierto, retiró en cuanto tuvo la oportunidad. A Roures no le sentó bien, tampoco, que después de aceptar entrar en la inyección de CVC, Laporta prefiriera romper el acuerdo y echar a Leo Messi siguiendo las instrucciones de Florentino. Aun así, su instinto depredador le atrajo a comprar por 100 millones en diferido un cuarto de Barça Studios, al menos la parte del desarrollo de los Fan Tokens, el negocio del Metaverso y los NFT, pues de momento no ha querido saber nada de Barça TV.

Con el estallido del caso Negreira, sin embargo, Jaume Roures ha dejado tirado en la cuneta a Laporta. «Lo de Negreira destapa una capacidad de sorpresa impresionante. El Barça lo puede pagar muy caro. Recordemos que ya fue investigado hace años, con Rosell y Bartomeu, por el traspaso de Neymar. Ahora faltan muchas explicaciones y hay que condenar lo ocurrido», ha declarado alto y claro, produciendo, más que una decepción, un cabreo monumental con Joan Laporta que, además, acababa de cerrar con él la puesta en funcionamiento de un costosísimo minimuseo en la pista de hielo, previsto para cuando se cierre el museo por las obras en el Camp Nou. Roures, que bebe de las fuentes más solventes del gobierno de Pedro Sánchez y de la política catalana, ve a Laporta más cerca de un final inesperado que cerca de consolidar y apuntalar su mandato. Por su reacción puede interpretarse que Laporta podría estar al borde del abismo y de perder toda la cobertura aérea de la que se ha beneficiado durante años.

Ciertamente, parece que ya solo le queda Florentino, al que también le debe la rapidísima retirada del aval de 144,5 millones que Laporta no podía ni sabía cómo renovar al año de haberle colado a Tebas un documento de aval digno del museo de los horrores. Sin la eficiente y quirúrgica actuación del palco del Bernabéu, no se habría acelerado la retirada de la obligación de avalar que, con las pérdidas registradas en la temporada 2020-21, habría dejado al club sin presidente y sin ningún candidato dispuesto a jugarse 481 millones de su patrimonio personal. Abocado igualmente a equilibrar esa situación, aunque ya libre del aval, fue cuando Laporta volvió a ponerse en manos de Florentino dejándose llevar por sus expertos ejecutivos y sus bancos de confianza a través del perverso bosque de las palancas.

La cobertura que el Madrid le da a Laporta, sin embargo, es una trampa de la que ya resulta imposible librarse, principalmente porque LaLiga ya no le deja endeudarse más ni vender más activos, obligándole además a reducir en 200 millones la masa salarial, mientras la UEFA y la FIFA le miran amenazadoramente por el caso Negreira. Por otro lado, la Superliga no es la solución en ninguno de los formatos y además el presidente azulgrana parece haber dado un salto en el vacío poniendo 20 millones en Montjuic para jugar al menos dos años fuera de su estadio sin tener cerrada la financiación ni haber formalizado, de hecho, el acuerdo con Limak hasta que no le garantice que podrá cobrar los 950 millones de la obra.

En medio de la tempestad, Laporta intenta seguir agarrado al mástil sólido de una Liga que lidera con sobrada autoridad, por mucho que el partido de Almería haya encendido demasiadas e injustificadas alarmas. Un mal síntoma, indicativo de que la atmósfera del entorno puede llegar a afectar al rendimiento del equipo de Xavi. Eso sí sería peligroso, más incluso que la baja de Pedri, clave en la organización y solidez del juego. El margen de puntos, siete, puede sostenerlo sin apuros si Xavi se asegura de que el tembleque de la directiva, de la prensa y de algunos entornos no incide demasiado en los próximos partidos, especialmente en el Clásico del Camp Nou del 19 de marzo próximo.

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