Las elecciones de Andorra pueden poner fin al dominio de los ‘naranjas’

Los comicios al Consejo General de Andorra se celebrarán el próximo 2 de abril y el actual jefe de gobierno, Xavier Espot, opta a la reelección

Xavier Espot
Xavier Espot

Finalmente, las elecciones al Consejo General de Andorra (Parlamento) se celebrarán el día 2 de abril próximo. El actual jefe de gobierno, Xavier Espot, opta a la reelección, al frente del partido Demòcrates per Andorra (DA).

Los llamados “naranjas” lo tienen complicado. En primer lugar, por la proliferación de candidaturas nacionales que se disputan el espacio del centroderecha: además de DA, hay los liberales, Acció –una escisión de los liberales– y el nuevo partido Concòrdia.

Además, las fuerzas de izquierda y progresistas se presentan unidas, después del acuerdo logrado por el PS y el SDP del exjefe de gobierno, Jaume Bartumeu. Es una incógnita el apoyo que pueda conseguir la profesora Carine Montaner, que lidera Andorra Endavant, un partido rompedor que promete una lucha frontal contra la corrupción y el amiguismo.

La otra gran novedad de estas elecciones es la renuncia a presentarse del partido Terceravia, impulsado por la familia Pintat, que es uno de los grandes poderes fácticos del país. Josep Pintat fue jefe de gobierno entre los años 1984-90, antes de la aprobación de la Constitución. Albert Pintat también fue jefe de gobierno (2005-9) y Antoni Pintat es presidente de Crédito Andorrano, el principal banco del país. Un miembro de esta alcurnia de poder, Josep Pintat, es el fundador del partido Terceravia, que la legislatura pasada tenía tres de los 28 diputados al Consejo General. Josep Pintat ha manifestado no se presenta y que abre un periodo de reflexión.

El Papa y el Coprincipado

Por otro lado, el Coprincipado de Andorra parece abocado a una reforma irreversible de su sistema institucional de gobierno. La fórmula feudal del Pareatge, instaurada en 1278 por el conde Roger Bernat III de Foix y el obispo de la Seu d’Urgell, Pere de Urtx, ya no da más de si, a causa de la voluntad del Vaticano de deshacerse de esta rémora.

La Constitución democrática andorrana del 1993 modernizó la figura del Pareatge y estableció el Coprincipado, otorgando las funciones de jefes de Estado al presidente de la República francesa –depositario de los derechos históricos de la Casa de Foix– y al obispo de la diócesis de Urgell. Pero, en aquel momento, la Iglesia católica puso sus condiciones. Por ejemplo, que la interrupción voluntaria del embarazo, en todos sus supuestos, esté expresamente prohibida en la Constitución.

En estos 30 años que han pasado desde la aprobación de la Constitución, la sociedad andorrana ha evolucionado, y ahora, por ejemplo, el aborto se considera, mayoritariamente, un derecho inalienable de las mujeres. El actual copríncipe episcopal, Joan-Enric Vives, ha amenazado de dimitir del cargo si, algún día, el Consejo General aprueba la despenalización del aborto.

Pero al arzobispo Vives quizás no tendrá que dimitir. En primer lugar, porque el próximo año hace 75 años y, por lo tanto, estará obligado a dejar el cargo por edad. En segundo lugar, porque el papa Francisco tiene encima la mesa la decisión de renunciar al coprincipado episcopal, que considera una reliquia feudal que se ha acabado convirtiendo en un foco de quebraderos de cabeza.

Así lo explica la web germinansgerminabit, que siempre tiene información de primera mano sobre aquello que se cuece en la Iglesia. Según esta publicación, Joan-Enric Vives presiona para que sea nombrado un obispo coadjutor de su confianza –se habla del vicario general Ignasi Navarri– que garantice la continuidad del copríncipe episcopal de Andorra. En cambio, el Vaticano estaría maniobrando con Francia y España para acabar con esta figura anacrónica.

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