Juntos contra el cáncer

Hace unos días me invitaron a moderar un acto en el que participaban tres personas vinculadas a la federación de entidades FECEC, Junts contra el càncer. El acto lo introdujo la presidenta de la FECEC, Maria Assumpció Vilà, e intervinieron Carme Ventura, psicooncóloga de la Fundación Oncolliga Girona, Alex Carpentier, del programa Experiencia del paciente de la Fundación Josep Carreras, y Maria Noguera, paciente y testigo del cáncer.

Esta actividad formaba parte de los Diálogos que organiza la FECEC y coincidía con la conmemoración, el pasado 4 de febrero, del Día Mundial de la Lucha contra esta enfermedad. Le pusieron el título de “¿Tienes cáncer? ¡Te podemos ayudar!”. Durante una hora escuché y aprendí cómo mucha gente se esfuerza por ofrecer apoyo a las personas afectadas por los diferentes tipos de cáncer. Se hace mucho y se podría hacer mucho más si las administraciones públicas aportaran más dinero a las entidades que, como las 16 que forman la FECEC, dan servicios y herramientas de todo tipo a los pacientes y a sus familiares y personas que les quieren.

El acto se transmitió en directo por el canal de youtube de la FECEC y después quedó alojado en él. Lo he hecho circular entre amigas y amigos que han vivido el cáncer de cerca y muchos se han sentido reflejados. He tomado conciencia de que compartir una misma enfermedad acerca a las personas, desvela el sentimiento de solidaridad que a menudo tenemos demasiado arrinconado. Soy una persona politizada y estoy firmemente convencido de que las ideologías determinan la calidad de vida de los ciudadanos y el futuro de la humanidad. Pero también tengo claro, y experiencias como la de la conversación del otro día con esas tres mujeres me lo confirman, que hay un elemento que nos une a todas y todos, seamos de derechas, de izquierdas, independentistas o no, hombres o mujeres, negros o blancos, viejos o niños, cristianos o musulmanes. Somos seres humanos y enfermedades como el cáncer no distinguen estas diferencias a la hora de afectar a unos u otros.

Es cierto que el acceso a los sistemas sanitarios y sociales es a menudo diferente en función de la clase social a la que se pertenece o el país donde se vive. Y es esa desigualdad la que deben combatir los políticos.

En la FECEC no se fijan en qué ideología, religión, color de la piel o edad tienen las personas que se les acercan. Simplemente quieren ayudarlas. La fraternidad humana es esto. Y es lo que da sentido y esperanza a una Humanidad que con la paciencia y esfuerzo de muchos, y confiamos en que con el acierto de los investigadores, va ganando poco a poco la batalla contra enfermedades como el cáncer.

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