Legalmente inmoral, el transfuguismo

Textualmente, según la RAE un tránsfuga es: “Persona que huye de una parte a otra”.

Quizás deberían cambiar la palabra “huye” por “aprovecha”. Por desgracia no son pocos los casos de trasfuguismos. Seguramente el más sonado fue el que tiene hasta nombre propio en España: “El Tamayazo‘. Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez eran dos diputados del PSOE en la Comunidad de Madrid que, a cambio de su voto, permitieron que la popular Esperanza Aguirre fuera presidenta regional. En las elecciones autonómicas de 2003, el 10 de junio, día en que los nuevos diputados elegían la presidencia de la cámara, Tamayo y Sáez, parlamentarios socialistas electos, no se presentaron. Con su ausencia, el PP colocó a Concepción Dancausa como presidenta de la Asamblea. Ambos tomaron posesión de sus actas, pero en el Grupo Mixto. Ni populares ni socialistas consiguieron formar gobierno con esta nueva situación, y unas nuevas elecciones autonómicas en octubre dieron mayoría absoluta a Aguirre.

Otro caso muy sonado es el de la reciente reforma laboral. Sergio Sayas y Carlos García Adanero rompieron la orden de su partido (UPN) después de una negociación para salvar una de las leyes más importantes de la legislatura con el apoyo de los navarros y de Ciudadanos. Los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN) traicionaban la decisión de su partido, la palabra dada por su presidente, Javier Esparza, y la suya propia, votando en contra de la ley de la reforma laboral de Yolanda Díaz. Fue irónicamente gracias un error de un diputado del PP, concretamente el del señor Alberto Rodríguez, que permitió al Ejecutivo poder aprobar la reforma laboral.

El Comité de Garantías y Disciplina de UPN decidió sancionar a los diputados con la suspensión militancia tras no acatar la directriz del partido de votar a favor de la reforma laboral. No obstante, ninguno de los dos tiene intención alguna de entregar el acta de diputado. Ambos se encuentran desde entonces en el grupo mixto mixto “de forma independiente”, y lo pongo entre comillas porque siempre son aplaudidos y alagados por las dos derechas, el PP y VOX. No sería de extrañar verlos el año que viene en las listas de uno de los dos partidos…

Toni Cantó, que en 14 años en política ha estado en 4 partidos distintos, empezó en un partido llamado “Vecinos por Torrelodones” con el que no logró ni su acta de concejal. Posteriormente se unió a UPyD liderado por Rosa Díez, otra tránsfuga como él en este caso del PSOE, y juntos llegaron al Congreso de los Diputados. Pero tras su desmoronamiento, se pasó a su tercer partido, Ciudadanos, con quien consiguió un escaño en las Cortes Valencianas. Cuando Ciudadanos empezó a desaparecer, de nuevo entró en las filas del PP hasta este mes de septiembre que dimitió.

Otros políticos han hecho lo mismo: Lorena Roldán que empezó siendo independentista y pasó a Ciudadanos para luego irse al PP catalán, Manuel Valls que ejerció de primer ministro en Francia por el Partido Socialista y terminó de regidor en el Ayuntamiento de Barcelona para un partido totalmente insignificante. Volvió a probar suerte en Francia con los liberales de Emmanuel Macron, pero no logró sacar ni representación.

Otro caso es el de Ernest Maragall, hermano del President Pasqual Maragall, que pasó de ser conseller por el PSC a fundar Nova Esquerra Catalana, partido que en 2014 se integró en Moviment d’Esquerres (MES), y que acabó en ERC en el que actualmente es el candidato a la alcaldía de Barcelona. Luego tenemos el transfuguismo descarado de Juan Carlos Girauta, el antisocialista que empezó su carrera política militando en el PSC. Posteriormente, pasó las filas las listas del PP. Años después fue diputado y portavoz de Ciudadanos, hasta su hundimiento en 2019, que anunció su dimisión en el partido y supuesta retirada de la política.

Más allá del poco debate de lo ético y moral de todo esto la pregunta es si los tránsfugas lo son por ideología o por cobrar. ¿De verdad se puede pasar de la izquierda a la extrema derecha? ¿No tendrían suficiente con votar? ¿Es necesario tener que militar e intentar obtener un escaño? La ideología es algo muy personal que define la filosofía de vida. Si pasas de un partido a otro, por muy legal que sea cambiar de partidos, me parece que es de una bajeza moral y lo más poco ético que una persona puede hacer, ya sea por un político conocido que busca un sueldo público como por un militante de base desconocido que va probando suerte cuando su partido pierde votos y popularidad. La lealtad a tus ideas te define como persona, guarda el carné o tíralo, pero no colecciones y pruebes suerte con cada uno de ellos hasta que logres tu objetivo, lucha por tus convicciones reales o deja paso a los que sí sienten los ideales de su partido en las buenas y en las malas.

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1 comentario en «Legalmente inmoral, el transfuguismo»

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