Más allá del protocolo de Isabel II

Durante estas últimas semanas hemos asistido a un acontecimiento histórico y un ceremonial bestial el cual han visto cuatro mil millones de personas. El funeral de la reina dee Inglaterra Isabel II ha sido un ejemplo de manual de lo que es el perfecto protocolo, empezando por el mismo 8 de septiembre que inició un minucioso planelaborado que comenzó a gestarse en la década de los 60 y puso en marcha la llamada “Operación Unicornio” que se trataba de un plan de contingencia previsto por si la reina moría en Escocia, como finalmente sucedió, para llevar su cuerpo a Londres.

Hemos visto protocolos distintos tales como el nombre en clave ‘Operation London Bridge’ (Operación Puente de Londres) y los pasos a seguir en los 10 días posteriores al fallecimiento de la reina más longeva de la historia del país hasta el funeral de Estado, que se celebró en la abadía de Wesminster. El día de su muerte se denomina’Día D’, mientras que los siguientes 11 días son ‘D+1’, ‘D+2’, y así sucesivamente. También hemos visto un país entero guardando un minuto de silencio al mediodía y las banderas de la Union Jack ondeando a media asta en los edificios de la monarquía, un período de luto hasta el funeral de la reina previsto desde un inicio para el 19 de septiembre y en el que en la Abadía de Westminster, la catedral de Saint Paul y el Castillo de Windsor, en Londres, hicieron tañer sus campanas al unísono a las 12.00 GMT al tiempo que se disparó una salva de 96 cañones, que son los años que tenía la monarca. También hemos visto el primer discurso del nuevo rey Carlos III, dirigéndose a la nación en un discurso televisado, en el que rindió homenaje a su madre y se comprometió a ejercer sus funciones como nuevo soberano del país y un funeral milimétricamente preparado y televisado lleno de autoridades mundiales.

Pero… ¿Es esto el protocolo? Lo he estudiado en profundidad y puedo asegurar que no. Es una parte, pero ni mucho menos el más común. El mundo del protocolo es bastante desconocido en nuestra sociedad y aún se relaciona como algo arcaico y medieval, y ciertamente este acontecimiento histórico de la muerte de la Reina cumple con la caricatura que tiene mucha gente del protocolo, pero la verdad es que no es solo eso. Cuando hablamos de protocolo estamos haciendo referencia a un concepto que tiene muchas acepciones. En función de lo que se haga, existen diversos tipos de protocolos que deben aplicarse. El protocolo en sí es un conjunto de reglas que, ya sea por norma o por costumbre, se establecen para actos oficiales o solemnes, ceremonias u otros eventos. Entre los muchos tipos de protocolos que existen hoy en día, destacan el protocolo oficial, que es el más conocido. Este es el que suele aplicarse cuando hablamos de actos diplomáticos, con reyes, presidentes del Gobierno, entre otros; El protocolo social, que son el conjunto de normas que, por tradición, establecen el comportamiento en actos sociales, el protocolo de empresa, que ya nos resulta más familiar a muchos por nuestro trabajo y que consiste en un conjunto de normas que establecen las reglas para la estancia en la empresa, o el protocolo diplomático que es muy similar al protocolo oficial pero que hace referencia al conjunto de normas que deben aplicarse en actos diplomáticos. Otros protocolos muy comunes son el deportivo, el universitario, el forestal, el de terremotos, el eclesiástico, el militar…

Cuando en una empresa ocurre un suceso imprevisto que requiere de la actuación inmediata de la directiva, esta tiene establecido un protocolo que indica los pasos a seguir por los miembros de la compañía, así como la forma de hacerlo. También podemos encontrar el protocolo en ante sucesos policiales. Cuando hay un secuestro y se debe negociar con el secuestrador, la policía, al igual que para otros sucesos, tiene establecido un protocolo que establece las normas que debe seguir, así como todos los pasos, para garantizar la correcta intervención policial.

En casi todo lo que nos rodea consta un protocolo. De hecho, la mayoría de las entidades o instituciones, aunque sean pequeñas, tienen distintos protocolos. Conseguir que todo salga natural y a la perfección sin que se note por parte de los demás, y siendo siempre previsores y perfeccionistas en la ejecución sea en el ámbito que sea será el trabajo perfecto para los asesores o responsables de protocolo.

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