¿Por qué el Barça no puede vender camisetas de Lewandowski ni de Pedri?

El desorden y la falta de un gobierno efectivo se han apoderado del Barça, también a nivel administrativo, con graves consecuencias para la economía del club, que está perdiendo la oportunidad única de vender miles de camisetas del nuevo fichaje y estrella del mercado de este verano, el ex-jugador del Bayern Robert Lewandowski.

El causante de la frustración de miles de seguidores del Barça es la imposibilidad de estampar su nombre por la carencia de la letra ‘W’, doblemente imprescindible para colocar el apellido del delantero polaco en el dorso de la camiseta.

Hace días que la Megastore del Camp Nou agotó las pocas existencias de una letra tan poco utilizada, con el agravante de la necesidad de utilizar dos veces esta letra tan poco común en el universo de los cracks azulgrana. Las ‘W’ se acabaron prácticamente en el mismo momento en que se hizo oficial su fichaje, dejando con la miel en los labios a los miles de barcelonistas que estos días, los de mayor índice de visitantes en el Museu y la Megastore de todo el año, querían estrenar la camiseta de la temporada con la novedad del patrocinador, Spotify, personalizada con el nombre de Lewandowski.

Un desastre sin precedentes con culpables que tienen nombre y apellidos fácilmente identificables a nivel interno. Joan Laporta ha tenido la habilidad de desmontar ya cuatro veces la estructura interna de BLM y del departamento comercial, de forma que finalmente ha conseguido que la propia gestión de suministros y del control de existencias se encuentre afectada e inmersa en un caos y un desorden sin precedentes.

En este caso concreto, el primer problema ha sido la imprevisión de acumular y tener dispuestas esas ‘W’ por miles de unidades sabiendo, como era público y notorio, que el fichaje de Lewandowski acabaría siendo realidad. Los responsables de prever la avalancha de una demanda de camisetas con su apellido fallaron en la anticipación, con el problema añadido de una continua y atropellada sustitución de proveedores.

Todo indica que por voluntad y deseo del núcleo duro del presidente, los habituales han sido sustituidos por otros recomendados, amigos preferentemente escogidos, por encima de su capacidad profesional y capacidad.

El resultado, un fiasco histórico que, además, ofrece a los turistas y miles de aficionados que han vuelto a visitar Barcelona y el Camp Nou este verano una imagen lamentable, de club provinciano e incapaz de aprovechar una oportunidad como ésta.

Además, también se ha detectado otra grave incidencia debido a la falta de dorsales del número ‘8’, el que fue de Iniesta y ahora ha heredado Pedri con su juventud, talento e ilusión por merecer el mismo reconocimiento que el legendario futbolista del mejor Barça de todos los tiempos.

¿Es posible gestionar peor una situación tan proverbial y ventajosa? Parece que con Laporta este tipo de deficiencias dominan el día a día de club. Nadie puede extrañarse que 50.000 entradas del Barça-Eintracht, cuya venta estaba absolutamente prohibida en Alemania, acabasen repartidas por todo Frankfurt.

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