El decoro en el Congreso

Las Cortes Generales, constituidas y reguladas en el Título III de la Constitución, representan al pueblo español, y se componen del Senado, la Cámara Alta de representación territorial, y el Congreso de los Diputados, la Cámara Baja. En las Cortes, con más o menos éxito, siempre se ha dado por hecho que más allá de la ideología del grupo parlamentario o del diputado o senador en particular que sea, prevalece el respeto como representantes de la soberanía nacional votados democráticamente. Sin embargo, algo tan básico como es el decoro en el Congreso de los Diputados, brilla por su ausencia.

Como especialista en protocolo y ciudadano español, siento profunda vergüenza en las sesiones de control y me preocupa la degradación cada vez más evidente y descarada que sufrimos en nuestras Cortes por parte de los líderes de la oposición que parece más ya un circo.

En mi etapa estudiantil en protocolo institucional, tuve que aprender el tratamiento y la oratoria que se debía usar en Las Cortes y con sus señorías. Tristemente, puedo asegurar que no solo no se usa apenas lo que aprendí, sino que se hace todo lo contrario, lo que hubiera sido un suspenso para mí. Eso me lleva a preguntarme, ¿Están suspendiendo nuestros diputados? ¿Es desconocimiento, mala educación o marketing electoral?

En esta legislatura presidida por la excma Sra. Meritxell Batet, la palabra registrada más usada ha sido “silencio”. También es muy habitual oírla decir: “Les llamo al orden” o “le llamo al orden”, dependiendo de si se trata de un grupo de diputados o de un diputado concreto. Cabe recordar que la Presidenta del Congreso es la máxima autoridad de la cámara y la sexta máxima autoridad en el ordenamiento estatal establecido en el BOE. Los diputados saben que, si la presidencia les llama al orden tres veces, automáticamente deberán abandonar el hemiciclo siendo expulsados como marcan los reglamentos.

Más allá de lo que hayan podido decir “nuestros políticos” fuera de la cámara baja (en mítines, declaraciones o debates), quiero hacer algunas de las menciones que se han dicho dentro del propio hemiciclo del Congreso de los Diputados registrado en el diario de sesiones.

El diputado Víctor Manuel del grupo parlamentario VOX afirmó textualmente “nazis como usted tenían la mala costumbre de entrar ilegalmente” dirigiéndose al diputado Luc André del grupo parlamentario socialista. La ya exdiputada Macarena Olona, también del grupo parlamentario VOX, se ha dirigido en todas las sesiones de control a la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, Doña Yolanda Díaz como “ministra comunista” o al ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Don Félix Bolaños, como “ministro perejil.”

Del mismo grupo parlamentario, pero en este caso retirado del diario de sesiones a petición del propio Ministro Félix Bolaños por la gravedad de la afirmación registrada, el diputado José María Sánchez García se dirigió al Presidente del Gobierno comparándolo literalmente con Hitler y al Ministro Félix Bolaños con Goebbels.

Estamos normalizando que la oposición hable de “Gobierno ilegitimo”, “Gobierno Frankenstein”, “Gobierno proetarra”, “feminazis”, “etarras”, “sanchistas”, “golpistas”, “fascistas”, “enemigos de España” o “bolivarianos”, entre otras. Al presidente del Gobierno le llama “traidor”, “narcisista” “autócrata” y “okupa”. Todo esto tras ganar una moción de censura y dos elecciones generales.

Recientemente, el portavoz del principal grupo parlamentario, el diputado socialista Héctor Gómez, pidió en virtud del artículo 71.3 del reglamento a la presidencia que sus señorías dejaran de usar términos como el de “autócrata” al referirse al presidente del Gobierno, tal y como ya pidió el mismo Pedro Sánchez semanas atrás. Pero parece ser que a cuanto más respeto se pide, con menos respeto responde la oposición.

¿Es un espejo de la sociedad la crispación que vemos entre nuestros diputados?

El hemiciclo es el lugar dónde se argumenta y se debate desde el respeto y se representa a todos los ciudadanos de este país. Igual que se exige que el Presidente del Gobierno sea el Presidente de todos los españoles y que la Presidenta del Congreso sea neutral, los diputados deberían guardar el debido decoro del Congreso de los Diputados por respeto a nosotros, los españoles que les hemos votado y que gracias a ello hoy están allí cobrando por representarnos.

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