Para una sociedad democrática y plural es necesaria una escuela catalana bilingüe

Desde Alianza de la Izquierda Republicana de España (AIREs – La Izquierda) celebramos la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), hecha pública este lunes 9 de mayo, de ordenar la ejecución forzosa de la sentencia dictada por el mismo Tribunal en diciembre de 2020 y posteriormente recurrida en casación ante el Tribunal Supremo por el gobierno de la Generalitat de Catalunya, por la que se establecía la obligatoriedad de impartir en castellano un mínimo del 25% de las horas lectivas de clase en todas las escuelas públicas y concertadas de Cataluña.

Desde AIREs – La Izquierda aplaudimos el esfuerzo y la constancia demostrados por la Asamblea por una Escuela Bilingüe en Cataluña – AEB y la plataforma Escuela de Todos – Escola de Tothom en la consecución de este innegable éxito en la defensa de la legalidad constitucional y de los derechos de los niños, las niñas y las familias catalanas, frente a la intransigencia, la obstinación sectaria y las estrategias procesales dilatorias del gobierno nacional-secesionista de la Generalitat de Catalunya.

La de AEB y Escuela de Todos – Escola de Tothom ha venido siendo, desde hace tiempo, una lucha de David contra Goliat, no sólo frente a la voluntad manifiesta del gobierno de la Generalitat de vulnerar la legalidad y de incumplir todas las resoluciones judiciales que no favorezcan su propio proyecto político disolvente e insolidario, sino también frente al acoso sistemático que han debido padecer, por parte del nacional-fundamentalismo histérico, organizado y generosamente subvencionado, las familias que no han hecho sino tratar de hacer valer el derecho de sus hijos e hijas de recibir, al menos, una parte de su formación escolar en su propia lengua materna.

En AIREs – La Izquierda tenemos muy claro que ningún dogma esencialista puede anteponerse a los derechos individuales y sociales de la ciudadanía, y que la legítima defensa y promoción de la lengua catalana (valiosísimo patrimonio cultural del conjunto de la ciudadanía española) no puede en ningún caso significar privar a la ciudadanía catalana de otro inapreciable tesoro cultural como el que representa el dominio, en toda la riqueza de su registro tanto popular como culto, de la lengua española. Ni aún menos privar a más de la mitad de la ciudadanía catalana del derecho, reconocido y alentado por la UNESCO, de adquirir en su propia lengua materna los fundamentos de la lectoescritura durante las fases iniciales de la enseñanza, condición esencial para que el derecho a la educación se ejerza en condiciones de igualdad y se convierta en un instrumento efectivo para la superación de las desigualdades económicas y sociales en una sociedad desigual como la nuestra.

En AIREs – La Izquierda defendemos la necesidad de una efectiva cooficialidad, no meramente nominal, de la lengua española en todos aquellos territorios en los que la Ley le reconozca dicha condición junto a otra u otras lenguas cooficiales. Una cooficialidad que pueda hacerse efectiva en todos los ámbitos de la vida, y que se pueda hacer valer por parte de la ciudadanía en sus relaciones con todos los ámbitos de la Administración, como directa manifestación del fundamental principio de igualdad que inspira la Constitución Española de 1978. Y, en el ámbito de la Educación, esa cooficialidad no puede significar sino que todas las lenguas cooficiales sean consideradas, en pie de igualdad, como lenguas vehiculares y transmisoras de conocimiento y cultura, sin que ninguna de ellas deba verse relegada a la condición de lengua coloquial ni extranjerizada, como ha venido sucediendo de facto con la lengua española en la escuela en Cataluña.

En ese sentido, queremos resaltar que la finalidad de la sentencia de TSJ de Cataluña cuya ejecución forzosa ahora se exige, y cuyo espíritu desde AIREs compartimos, no es en absoluto el de suavizar la actual situación de monolingüismo reinante en la escuela catalana por el mero trámite de establecer una cuota residual del 25% para la impartición de alguna que otra asignatura en lengua castellana, sino el de dejar constancia de que ambas lenguas –catalán y castellano– deben ser lenguas vehiculares en igualdad de condiciones y que, para que dicha condición de lengua vehicular pueda ser considerada efectiva, ninguna de ambas puede quedar relegada por debajo de un porcentaje razonable que se ha querido concretar, quizá un tanto arbitrariamente, en el citado 25%.

Finalmente, desde AIREs – La Izquierda rechazamos de manera taxativa la llamada de los partidos nacionalistas y sus acríticos corifeos de la izquierda oficial a la reconstitución de un pretendido nuevo consenso lingüístico que no serviría sino para consagrar el blindaje de la inmersión monolingüe en la escuela en Cataluña; una inmersión que tan sólo se pretendería suavizar nominalmente mediante una vaga y genérica alusión al castellano como lengua de aprendizaje cuya (hipotética) presencia en la escuela se dejaría al albur del proyecto educativo de cada centro, como se estaría intentado hacer –como mera táctica dilatoria, y para tratar de esquivar la eficacia obligatoria de las resoluciones judiciales del TSJ de Cataluña y del Tribunal Supremo– por parte del Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya.

Y lamentamos especialmente que, a dicho nuevo consenso lingüístico en torno a la inmersión monolingüe se haya sumado un partido como el PSC, el cual, tras la debacle electoral de Ciudadanos, se ha convertido en el principal receptor de los votos de los sectores de la ciudadanía catalana contrarios al secesionismo y al nacionalismo. Sectores, en su inmensa mayoría, perteneciente a las clases trabajadoras y populares, que son las principales perjudicadas por un sistema educativo que –especialmente en Cataluña– parece especialmente diseñado para preservar y agrandar las desigualdades sociales en lugar de servir como instrumento de promoción social y realización de las potencialidades intelectuales y humanas de todas las personas.

Por todo ello, desde AIREs – La Izquierda decimos, alto y claro: para que podamos avanzar hacia una sociedad democrática y plural, necesitamos, en Cataluña, una escuela plenamente bilingüe. Una escuela que sea fiel reflejo de la pluralidad, diversidad y riqueza cultural de la sociedad catalana. Una escuela que forme a personas libres y capaces de pensar por sí mismas, respetuosas con las diferencias y solidarias con las necesidades ajenas, y no a un obediente y homogéneo ejército de maulets lobotomizados.

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