Día internacional del día gitano, volviendo a los orígenes

El 8 de abril de 1971 más de 25 delegaciones de varios países se reunieron a las afueras de Londres. El marco de la reunión fue el primer congreso mundial romaní. No resultó ser solo una reunión de personas gitanas, fue el encuentro más importante, hasta la fecha, de activistas gitanos y gitanas con la voluntad de llegar a un consenso en elementos importantes de la identidad gitana. De los debates existentes al encuentro de Londres se creó la bandera gitana, con los colores verde y morado que representaban la tierra y el cielo, también se llegó a un acuerdo sobre la palabra Romaní para identificarnos como gitanos/as en todo el mundo, además se aprobó que el Rumano fuera la lengua gitana “o chib romaní” y se debatió, consensuó y adoptó el himno gitano el «Gelem, gelem». Un Congreso muy importado para los gitanos y gitanas de aquel momento con una fuerte repercusión en las generaciones posteriores de activistas gitanos.

El Congreso Mundial Gitano de 1971 también fue importante porque fue autogestionado; únicamente personas gitanas participaron en los debates, la presidencia del Congreso, sus líderes de las tablas de debate, las manifestaciones paralelas en el Congreso y, sobre todo, las voces fueron gitanas. Es verdad que no era la primera vez que se reunían gitanos y gitanas provenientes de toda Europa, pero sí que fue la primera vez donde los gitanos no estuvieron tutelados por ninguna organización gadche, iglesia o grupo de interés. También fue importante por la procedencia de las delegaciones, con participantes de países como la desaparecida Checoslovaquia, Rumanía, Polonia, Hungría y todos países satélites de la extinguida URSS.

El único participante del Estado Español fue el tío Juan De Dios Ramírez Heredia, que en sus palabras decía refiriéndose a este Congreso “Gitanos y gitanas procedentes de 25 países nos dimos cita en Londres. Yo acudí sin conocer a nadie y sin tener muy clara la idea de qué se iba a tratar en aquella reunión. Y mi primera sorpresa fue comprobar que aquellas jornadas habían sido convocadas, programadas y dirigidas por los propios gitanos. Ni un solo gachó (payo) intervino en los debates ni condicionó en absoluto los acuerdos que allí se tomaron.” I sigue diciendo “El 8 de abril de 1971, como un clavel reventón, apareció en la vieja Europa el germen de una conciencia colectiva adormecida durante tantos siglos. Gitanos y gitanas de 25 estados residentes en los países comunistas del frío sempiterno o en la geografía tantas veces deshumanizada del más feroz capitalismo, pusimos por encima de cualquier ideología el respeto por nuestra común condición de gitanos. Y entonces algunos entendimos que éramos un Pueblo que había sabido conservar leyes y costumbres que debían ser defendidas. El respeto a los mayores, la autoridad indiscutida de los ancianos, el valor de la palabra dada, la veneración suprema de la familia es expresión palpable de nuestra máxima institución y el amor supremo e insobornable a la libertad.”

Han pasado 51 años desde aquel primer Congreso y, de repente, los gitanos y gitanas tenemos que volver a los orígenes. Antes que nada, a los orígenes de la autogestión, segundo, a los orígenes de la identidad y etnicidad para levantar la voz contra la apropiación institucional y política de nuestra fiesta y, tercero, para denunciar que el antigitanismo continúa presente y va en aumento en nuestra sociedad.

Hace casi 20 años que la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña (FAGIC) celebra la recepción y acto institucional con motivo del Día del Pueblo Gitano en el Parlamento de Cataluña. Era un acto autorizado por el Parlamento y gestionado por la FAGiC. Era una colaboración casi perfecta entre la institución del Parlamento de Cataluña y la sociedad civil gitana. Han pasado presidentes y presidentas del Parlamento de todos los colores y pensamientos y siempre se ha trabajado con una voluntad de colaboración, entendimiento, para escuchar todas las opiniones y perfiles que representan hoy en día la heterogeneidad del Pueblo Gitano de Cataluña, hemos escuchado discursos en catalán y en inglés, y alguna intervención colateral en castellano. El acto, esperado por asociaciones y personas gitanas como el gran acto del asociacionismo gitano, el día más importante por los gitanos, siempre ha sido un éxito de participación y una fiesta cívica sin precedentes. Además, la FAGiC se encargaba de que el himno gitano «Gelem, gelem» se escuchara al final de todos los actos de la voz o música interpretada por una persona gitana, pensaba la FAGiC que era justo que artistas gitanos con mucha calidad y técnica interpretaran el himno en este solemne escenario.

Este año no será así, este año la institución presidida por la Sra. Borràs ha decidido que el acto del Día del Pueblo Gitano esté organizado como acto propio del Parlamento, sin la participación de las asociaciones gitanas. Los gitanos y gitanas de Cataluña pasamos a ser “consumidores” de un acto hecho desde el

payismo más recalcitrante. La decisión tomada es digna de pasar a la historia del parlamentarismo catalán como una “pifia”, la forma como se comunicó a la federación que ha estado gestionando este acto en los últimos 15 años solo se puede entender por la escasa empatía y sectarismo de la Presidenta del Parlamento de Cataluña. Una simple carta de respuesta a la petición de la FAGIC, como han hecho todos estos años. Una carta que si no fuera porque era real, parecería una inocentada. Después de todos estos años de colaboración, ni siquiera una carta firmada por la propia presidenta del Parlamento, tuvo que firmarla su Jefe de Gabinete, una carta donde nos invitaba a ser meros consumidores de un acto que habíamos compartido su gestión año tras año. Nada más…

Es por eso que tenemos que aplaudir la valentía de la FAGiC, por no formar parte de este acto del Parlamento. Tenemos que aplaudir la autogestión y organización de un acto hecho por gitanos y abierto a toda la sociedad, con ponientes de calidad, con discurso propio e independiente y por sobre todo, con el orgullo de poder formar parte de la organización del acto y no de comparsas de otras.

El presente es más reivindicativo de lo que nos imaginabamos y la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña ha programado actos por todo el territorio, con entidades federadas y no federadas, gitanas y no gitanas, para dar a conocer nuestra cultura, nuestro orgullo de ser gitanos y gitanas y sobre todo de compartir con el otro. Es por eso que personalmente iré a la Ceremonia del Riu, que con tanta cura prepara año tras año los y las profesionales y voluntarios de la FAGiC, un acto que es imposible politizar porque el río no entiende ni de lazos ni de colores, el 8 de abril solo entiende de pétalos de flores y de velas encendidas lanzadas por gitanos y payos en completa armonía.

El futuro tendrá que ser así, autogestionado, la FAGIC lo sabe, pero la FAGiC no se vende por una fotografía ni por un “quedar bueno”, la FAGiC sigue estando con su pueblo, como está y ha estado durante la pandemia con el reparto de comida, la gestión de ayudas y otras actuaciones. Trabajará para que el día 9 de abril, cuando las luces de las celebraciones se apaguen, los gitanos y gitanas encuentren ayuda y acompañamiento en la resolución de sus problemas, en la denuncia de actitudes antigitanas, y en la promoción de la cultura y la heterogeneidad de nuestro pueblo, y trabajará para que las instituciones públicas y privadas del país encuentren en esta federación un socio solidario y comprometido con las personas vengan de donde vengan y sin ningún tipo de discriminación por su pensamiento.

Opre Roma

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