El Parlamento Europeo vota este miércoles un informe en el cual se denuncian «contactos estrechos y regulares entre funcionarios rusos y representantes de un grupo de secesionistas catalanes en España». El documento, que lleva por título Injerencias extranjeras en las democracias de la UE, dice que el gobierno de Vladimir Putin tuvo relaciones con defensores del Brexit, partidos de la extrema derecha europea y también con «separatistas catalanes». Se da la circunstancia que Podemos, IU, Bildu, Junts, ERC y PNB intentaron que se votara separadamente cada uno de los casos analizados, pero los grupos mayoritarios donde están PSOE, PP y Cs lo han impedido. Vox se abstuvo sobre la posibilidad de votar por separado y se apunta que también lo hará en la votación del informe que coloca a la extrema derecha europea junto a Putin.
Las relaciones de dirigentes del proceso independentista con el régimen de Putin quedaron en evidencia después de saberse que Josep Lluís Alay (foto), jefe de la Oficina del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, había viajado a Rusia la primavera de 2019 con la voluntad de buscar apoyos por la causa independentista catalana. Alay reconoció que se reunió con Sergei Sumim, identificado como coronel del Servicio de Seguridad del personal del Kremlin, y con Artyom Lukoyanov, identificado como el hijo de un asesor del presidente ruso, Vladímir Putin. En el mismo año, Alay reconoce que se reunió con Yevgueni Primakov, nieto del espía del KGB que llevaba el mismo nombre.
Otro capítulo sobre las relaciones entre el proceso independentista y el régimen de Putin fue el que apuntaba al presidente de la Fundación CATmón, Víctor Terradellas, próximo a Carles Puigdemont, David Madí o Xavier Vendrell (ERC). A raíz de la Operación Voloh, transcendió que la fundación de Terradellas habría recibido subvenciones irregulares para acabar financiando el proceso independentista. Durante la investigación se filtró una conversación de Terradellas con Vendrell en la cual el primero decía que «en otoño de 2017 Rusia ofreció apoyo a Carles Puigdemont si hubiera declarado la independencia, hasta el punto de haber trasladado a Cataluña 10.000 soldados».
