El Barça esconde que pagará 30 millones por Adama Traoré

Así lo acordó con el Wolverhampton, en forma de una cesión sin opción de compra obligatoria, que acabará en un trueque de jugadores con Trincao, vendido por esa misma cantidad

El coste del fichaje de Adama Traoré será de 30 millones, a partir que el futbolista y el club azulgrana decidan su continuidad en el Camp Nou y hagan efectivo el acuerdo que se negoció con el Wolverhampton inglés en torno a su llegada al Camp Nou en el mercado de invierno.

De no mediar un hecho absolutamente extraordinario, el extremo de L’Hospitalet seguirá de azulgrana porque ese es el deseo de todas las partes y de Xavi Hernández, el entrenador que exigió a Laporta una delantera nueva para remontar la situación a la vista de las evidencias, pues con ‘lo que había’ no se veía capaz de darle al equipo un nuevo tono de juego, mucho menos si, además, como se decidió equivocadamente en un principio, era necesario castigar a Dembélé.

No es del todo cierta, por tanto, la información facilitada en su día por la directiva sobre la llegada de Traoré, cedido a cambio de la ficha de lo que quedaba de temporada y sin una opción de compra obligatoria al término de esa cesión, que concluye el 30 de junio próximo.

De otro modo, es decir, admitiendo que el FC Barcelona pagará 30 millones, el precio acordado entre ambos clubs, LaLiga no hubiera admitido el fichaje porque Laporta tiene de sobras excedido su techo, motivo por el que ya hubo de realizar malabarismos para encajar la parte correspondiente del fichaje de Ferran Torres.

Pareció, pues, que Traoré llegaba cedido y punto, del mismo modo que Aubameyang también vino gratis, con la baja del Arsenal en el bolsillo, eso a la espera de que se sepan, en algún momento, las verdaderas cifras de la operación.

De momento, lo que es seguro es que Traoré se quedará en el Camp Nou por 30 millones que el Barça no pagará, sino que dejará de cobrar según otro acuerdo cerrado el 4 de julio, pasado cuando se acordó el pase de Francisco Trincao al Wolverhampton por esa misma cantidad, 30 millones.

Ambos clubs prefirieron tramitar una cesión con opción de compra, en este caso obligatoria, por esa misma cantidad. Ahora bien, la operación tal y como se planteó el verano pasado, con la previsión de que el equipo inglés ejecute la opción a partir del 1 de julio de 2022, planteaba un serio problema, pues para esa fecha Trincao aún no habría sido amortizado del todo.

La solución para evitar que en el asiento contable generase pérdidas fue la de amortizar del todo el futbolista a cuenta de las pérdidas de la temporada 2020-21. No sólo para evitar esa posibilidad sino, al contrario, para que, del pago final, completo, al término de esta temporada el balance reflejase un beneficio directo de 10 millones.

Visto así, o desde cualquier otro punto de vista, se trata se una escandalosa maniobra contable, vergonzosa, por dos motivos. El primero, porque la operación se cierra dentro del actual ejercicio económico 2021-22 y, en cambio, se decide amortizar en libros a Trincao a cuenta del ejercicio anterior, o sea con posterioridad al cierre de le negociación, pero con carácter retroactivo. ¿Diabólico? Sí. ¿Comprensible? No. El segundo motivo radica en la extraña compulsión de la junta de Joan Laporta, única responsable de la formulación de las cuentas, por aumentar artificialmente las pérdidas de la liquidación de la 2020-21, incluyendo como en este caso amortizaciones forzadas como las de Trincao y las de Griezmann -también realizado el traspaso en el curso presente y luego amortizando al futbolista a cuenta de la anterior- con el único propósito de darse un beneficio este junio de 25 millones entre ambos futbolistas.

La verdadera razón es que Joan Laporta y su junta ya proyectaban un resultado ordinario negativo de la temporada actual, en parte amortiguado con la burla contable de Trincao y de Griezmann, siendo necesaria además la venta accionarial del 49% de Barça Studios con un beneficio de 50 millones (hoy muy improbable) y con el riesgo añadido de que las pérdidas por caer en la Champions en la fase de liguilla no puedan ser recuperadas a tiempo.

A este panorama, desalentador por ahora debido a que el Barça de Laporta gasta y gasta, pero no ingresa ni recupera poder económico, debe añadirse la nueva perspectiva que adquiere ahora la venta de Trincao, porque cuando surgió la posibilidad de recuperar a Adama Traoré rápidamente se puso sobre la mesa un intercambio de cromos: jugador por jugador, valorados cada uno en 30 millones por parte de cada club.

Ahora hará falta comprobar de qué forma y manera el nuevo equipo económico, sucesor del dirigido por Ferran Reverter, refleja en la presentación de la liquidación del ejercicio ambas operaciones, que no serán distintas ni menos legales que las de Arthur y Pjanic o las de Cillesen y Neto en su momento, en que los clubs vendedores y compradores movieron sus balances a la conveniencia de sus necesidades con una valoración de los futbolistas algo por encima del precio de mercado.

En los casos de Trincao y de Griezmann con el factor añadido, impresentable, de haber sido amortizados manipulando las operaciones con el único propósito de aumentar unas pérdidas que Laporta pretende atribuir al pasado y provocar unos beneficios artificiales para la que él considera su primera temporada como presidente con responsabilidad sobre las cuentas. Se verá, con el tiempo, contra quién recae este déficit. Y cuidado porque LaLiga dispone de una auditoría independiente con resultados del todo diferentes.

El que nunca pierde es, sin embargo, Jorge Mendes, el representante y mejor amigo de Joan Laporta, que gestiona los derechos de ambos futbolistas, Trincao y Traoré, y ha participado y dirigido todas las operaciones entre el Barça y el Wolverhampton defendiendo los intereses de sus futbolistas. ¿Qué gana el Barça? De momento, pierde el presunto beneficio de la operación de Trincao de 10 millones.

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