Laporta intenta engañar a LaLiga negociando con CVC por su cuenta

Necesita el dinero, como capital y no como deuda, para cumplir el presupuesto y para fichar a Haaland utilizando el 100% del préstamo

Tras la fuga de Ferran Reverter, la cuestión principal no resuelta es el más que probable incumplimiento del presupuesto del curso 2021-22 que en su día ya fue aprobado con un déficit ordinario en la asamblea de octubre. Tangencialmente, la situación estacionaria de Reverter, que sigue apartado de la gestión pero no desvinculado del club, va camino de enquistarse porque ni el ex-CEO se fía de Joan Laporta ni el presidente sabe cómo cerrar esa herida sangrante más allá de dejar pasar los días.

El cálculo de ese presupuesto cifró en 765 millones los ingresos y en 784 millones los gastos con una pérdida de explotación de 19 millones que se pretende compensar con un superávit financiero y el crédito fiscal correspondiente para arrojar finalmente un resultado positivo de 5 millones de ganancias.

Esta previsión, sin embargo, no se va a cumplir, a menos que el nuevo equipo de dirección recurra a algún malabar contable, pues además no existe ningún indicio serio de que pueda gestionarse la venta de Barça Studios, compañía de la cual el FC Barcelona se quedaría con el 51% de las acciones en el supuesto de encontrar un socio con la voluntad de adquirir el resto de las acciones por 100 millones. De esa operación, la mitad se destinaría a la inversión en coproducciones y la otra mitad, 50 millones, entraría en el balance como beneficio puro.

La otra partida que se ha roto en pedazos se corresponde con el impacto negativo que ha supuesto la eliminación del equipo en la fase de liguilla de la Champions League y la importante reducción de los ingresos mínimos previstos sobre la base de alcanzar los cuartos de final. Además de menguar considerablemente los ingresos por el pase de las sucesivas fases el club ha dejado de ganar varios millones añadidos a causa de la pérdida de partidos. Desde este punto de vista, el descalabro económico es absoluto, como lo sería la eventualidad de no clasificarse entre los cuatro primeros al final de esta temporada. 

Esa es la razón principal por la que Laporta decidió acudir, como nunca lo había hecho antes el Barça, al mercado de invierno para fichar una delantera entera, completamente nueva, con Ferran Torres, Adama y Aubameyang. La idea, aunque en algún momento brotaron expectativas de competir por la Liga, era reforzar la alarmante falta de gol evidenciada por el equipo desde que, en la pretemporada, fueron ‘deportados’ Leo Messi y Griezmann. A su llegada, tras comprobar el estado real del equipo, Xavi Hernández planteó la necesidad urgente de delanteros.

El gasto grueso de salario de todos estos jugadores se ha aplazado para burlar el control salarial impuesto por LaLiga, de modo que en el próximo ejercicio no sólo la tesorería deberá hacer frente a estos nuevos costes, sino también a los aplazamientos de las fichas que algunos de los futbolistas, básicamente los capitanes, dejaron de cobrar para adaptar ese margen salarial a los límites de un club que Laporta ha ahogado con un exagerado y descontrolado aumento de las pérdidas.

Pero eso será a partir del 1 de julio. Para el cierre del ejercicio 2021-22 las expectativas de añadir un flujo de ingresos extraordinario pasan únicamente por desbloquear uno de los más controvertidos asuntos que guarda relación con la estrategia geo-futbolística de Joan Laporta bajo la batuta de Florentino Pérez. El presidente azulgrana se unió a un frente de batalla contra Javier Tebas y el proyecto LaLiga Impulso, incluida una demanda judicial, rechazando la posibilidad de recibir un préstamo a cuenta de futuros derechos de tv que comercializa LaLiga a través del fondo de inversiones CVC.  

El Barça podía haber obtenido una inyección de dinero de algo más de 250 millones de no haberse aliado con el Real Madrid en una lucha a favor de la Superliga y, subsidiariamente, desde esta posición en contra de la LaLiga y de sus intereses, negarse a aceptar las condiciones de LaLiga Impulso.

Sin embargo, el propio Laporta y su equipo económico han entrado en una fase de esquizofrenia intentando convencer a CVC, a escondidas de LaLiga, para que el dinero llegue al Barça sin pasar por el control de la asociación de los clubs profesionales o, cuando menos, en unas condiciones especiales.

Ahora que Laporta lo necesita perentoriamente para sobrevivir lo que le ha pedido a CVC es que ese dinero que está dispuesto aceptar no compute como deuda sino como una entrada de capital, algo que sí es posible para los clubs con forma jurídica de SAD, pero que parece descabellado en una entidad como la azulgrana, que es una asociación deportiva sin ánimo de lucro.

Otro de los obstáculos radica en que, de acuerdo con el reparto pactado y aprobado en asamblea por LaLiga, el destino de ese capital ha de ser para inversiones en infraestructuras en un 70%, es decir el grueso del botín, mientras que solo el 30% puede contribuir a la compra de jugadores. Sólo de esta forma se garantiza que ningún club pueda reforzarse más que otro. 

Lo que pretende el Barça es precisamente lo contrario, dedicar prácticamente el 100% a fichar a una estrella como Haaland (foto) a pesar de las muy claras advertencias de Javier Tebas en el sentido de que, además de aceptar el dinero de CVC como el resto de los equipos, para contratar al delantero noruego el Barça debía deshacerse del peso de varios jugadores más.

El Barça argumenta que puede conseguir dinero para infraestructuras como el Espai Barça por otros medios a través de Goldman Sachs y que, por tanto, no tiene ninguna necesidad de aceptar ese trato con CVC a cambio de la cesión del 10% de los derechos de TV por cincuenta años. Esa fórmula inaceptable meses atrás se contempla ahora como posible, siempre y cuando se encuentre una fórmula SA para capitalizar una entidad que no lo es.

Un plan diabólico predestinado a complicar finalmente no sólo las relaciones con LaLiga y con el resto de los clubs a los que el Barça ha denunciado ante los tribunales, sino también a provocar un cisma con el Real Madrid. 

Lo que no parece inteligible es que el Barça pueda disponer del 100% del capital para fichar a Haaland, a cambio de los derechos de TV, y el resto de los clubs sólo pueda usar el 30% para reforzar sus plantillas. Más parece una provocación y un motivo inevitable de conflicto legal que una solución para cuadrar las cuentas, pues también habría que ver cuánto puede durar el cierre de un acuerdo si media una demanda y algún tipo de medida cautelar que lo deje en suspenso.

El ex-CEO Ferran Reverter comandó esta posible alternativa. Ahora parece que la reacción de traer un sustituto pierde fuerza y que el propio Joan Laporta se ha puesto al frente de un equipo económico integrado por el directivo Ferran Olivé, el presidente de la comisión económica Jaume Guardiola y el vicepresidente económico Eduard Romeu, en este caso concreto con la colaboración del propio Mateu Alemany, director de fútbol, por sus conocimientos y contactos, pues además de convencer a CVC, a LaLiga y al resto de los clubs también es preciso controlar la ira o la reacción, la que sea, de Florentino Pérez. 

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