Laporta ficha a Ferran Torres sabiendo que no puede inscribirlo

De nuevo, busca la confrontación con Tebas y forzar que los socios, al exagerar las pérdidas y la deuda, acepten la entrada de inversores con poder para tomar decisiones por su cuenta

Ferran Torres

El Barça acaba de fichar a un futbolista, Ferran Torres (foto), que no podrá inscribir de acuerdo con las limitaciones derivadas de su actual incapacidad para ampliar el límite salarial de su plantilla, una situación conocida por la junta de Joan Laporta que sigue tozuda en gastar mucho más de lo que puede y en ampliar tanto su deuda como su déficit esta temporada. 

Mediáticamente, sin embargo, desde el club se manipulan el discurso y la propia realidad para generar la misma trampa de siempre en la que sigue picando la mayoría de la prensa y, por supuesto, todo ese entorno laportista cegado por la estrategia de su aparato de comunicación. 

Se trata nuevamente de echarle la culpa a Javier Tebas susurrando al oído de los periodistas que LaLiga, obsesionada con el Barça y con su junta directiva, persigue al presidente y continuamente le pone obstáculos a sus sueños de expansión con fichajes como el de Ferran Torres ahora y el de Haaland en verano.

El motivo por el cual Laporta hubo de aplazar la presentación de Ferran Torres, al menos hasta el próximo día 3 de enero del nuevo año, fecha en la que oficialmente se abre el mercado de invierno, fue sólo estético, para no llamar demasiado la atención antes de tiempo sobre un refuerzo que, igualmente, aunque se oficialice el lunes seguirá siendo un futbolista no inscribible.

Con tal de no decir una verdad ni equivocándose, los propios informantes a la prensa desde el club no han querido revelar que las condiciones del mercado de verano pasado, cuando al Barça le rebajaron de 382 millones a 97,9 millones de límite salarial, han vuelto a cambiar permitiendo especulaciones y cálculos sin ninguna base real. Tras la aprobación de la liquidación de la temporada 2020-21 el pasado mes de octubre y una vez aplicada la auditoría extra exigida por LaLiga y el CSD como respuesta a los números e interpretaciones sin sentido ofrecidos por los “genios” del equipo económico del club, Ferran Reverter y Eduard Romeu, el saldo que antes era positivo ahora es negativo. 

El Barça, por la propia decisión de Joan Laporta y de su negligente y equivocada formulación de las cuentas reales de la pasada temporada ha dejado la institución anegada en un océano de perdidas y de deudas imposibles de remontar a las que se pretende añadir el coste de fichajes que tampoco pasan por la estrecha puerta de la única normativa aplicable al FC Barcelona actualmente. 

LaLiga lo ha dejado muy claro en un comunicado del martes pasado después de aclarar que, en efecto, ese saldo salarial es negativo por un doble motivo: “Debido a que el club tiene unos gastos superiores a los ingresos que se prevé que podrá generar en la temporada, o bien como consecuencia de pérdidas de temporadas anteriores”. Ambas coinciden en el caso de la encrucijada económica y financiera en la que Laporta ha situado, expresamente, todo hay que decirlo, al club, por exagerar en unos 400 millones las pérdidas del ejercicio anterior. 

Así, LaLiga ha querido aclarar que, en el caso del FC Barcelona, “este ajuste no tiene efecto en su capacidad de contratación durante el próximo mercado de invierno, puesto que, al estar excedido sobre su Límite de Coste de Plantilla Deportiva, esta capacidad de contratación viene determinada por la ‘regla del ¼’. Es decir, el club podrá contratar en función de la reducción de coste que sea capaz de conseguir previamente”. 

Esta regla obliga a liberar masa salarial forzosamente para hacer espacio a los nuevos en esa proporción, siendo posible añadir un millón de entrada del coste del salario más la amortización del primer año de Ferran Torres por cada cuatro millones que el club pueda reducir de otros futbolistas.

Lo tiene muy complicado, por tanto, si no salen antes piezas mayores como Coutinho o Umtiti -también se especula con Dest- para cumplir con el plan de ingresar a Ferran Torres y conceder ficha del primer equipo a Gavi y Nico para evitar, por normativa de filiales, no poder alinear futbolistas jóvenes en un momento determinado, como ya ha ocurrido.

No es que, categóricamente, pueda afirmarse, por ejemplo, que Ferran Torres no podrá jugar a partir de que supere su lesión, padecida meses atrás con la selección, pero sí que generar ese hueco resultará mucho más complicado una vez que el Barça ha enseñado todas sus cartas sobre la mesa.

Las condiciones de Ferran Torres, aunque el club no las ha hecho públicas, supondrán un coste de unos 10 millones aproximadamente. Esa es la cantidad mínima necesaria, que no sería elevada en circunstancias normales con un presupuesto de 765 millones. El problema es sobre todo estratégico, puesto que tanto los jugadores susceptibles de salir del Barça como los clubs potencialmente compradores no sólo conocen la estricta necesidad del Barça de ceder futbolistas para ahorrarse sus fichas, al menos la mitad, sino que esas operaciones ya se han de negociar obligadamente en el marco urgente y apremiante de un periodo limitado, corto y con fecha de caducidad entre el 3 de enero (apertura) hasta el día 31 de enero de 2022 (cierre).

Futbolistas y compradores saben que basta con apurar y dejar agotar esos plazos para obtener las mejores condiciones. El peor de los escenarios y la peor de las estrategias con un mes por delante que será complicado para esos futbolistas con peso en la masa salarial y por tanto con menos ofertas y menos ganas también de adaptar sus condiciones cuando estas pasan por salir del Barça por la puerta de atrás. 

Desde el punto de vista deportivo, además, se trata de futbolistas con pocas horas de juego esta temporada, lo que supone otro motivo de devaluación a la hora de atraer la atención de otros clubs y pagar una ficha de futbolista consolidados como son los casos de Umtiti y Coutinho. Sólo la salida de Dest, al menos en teoría, podría tener más mercado, puesto que es joven, más barato y posiblemente con ganas de demostrar lo que vale si aquí Xavi Hernández no lo considera imprescindible. También, como queda claro, con un valor con menos incidencia en el volumen de la liberación de la masa salarial que el club necesita.

Yusuf Demir y Luuk de Jong son los otros dos nombres que también salen en las quinielas de la prensa, igualmente irrelevantes para las muchas necesidades actuales. 

¿Por qué, pues, el Barça ha dado primero el paso adelante? Los motivos son de tres tipos, el principal darle a Xavi, al equipo y a la afición un caramelo que regale los oídos a la grada y apacigüe el discurso y exigencias del entrenador. 

El segundo, anticiparse a las quejas y negativas de LaLiga para que cuando comunique que no es posible la inscripción de Ferran Torres pueda generarse desde la junta y el aparato de comunicación del club un mensaje de ataque y quejas ante el estamento que preside Javier Tebas porque le tiene manía al Barça.

Y, finamente, porque Joan Laporta, prosigue su plan, minucioso, de llevar los estados financieros del club, alarmantes, más allá de los límites para que, en una temporada o dos, pueda plantearse ante los socios la disyuntiva de abrir la puerta a inversores con mando en las decisiones de gobierno del Barça o bien directamente, como así parece, dejar que Goldman Sachs tome las riendas del club a cuenta de todo lo que se le debe. Todo eso explica, que no justifica, hacer las cosas aparentemente al revés, mal o siguiendo un guión perverso y arriesgado. 

Se mire por dónde se mire, Laporta ha fichado con carácter de urgencia, con prisa y pagando un precio discutible, a un futbolista que ni puede jugar por el momento ni ser inscrito, generando, con esa misma decisión precipitada, un problema añadido a la que la prensa ya ha bautizado como la ‘operación salida’ de futbolistas con contratos que no se pueden cortar y deben cumplirse.

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