La caída en picado que sufre Ciudadanos (Cs) en Cataluña y en toda España parece que no tiene freno. Pero, además, desde hace meses, desde que empezó la serie de bofetadas electorales, la formación de Inés Arrimadas parece que va dando bandazos sin rumbo. Tanto es así que, por ejemplo, en Cataluña pasan de reivindicarse como el centro político real un día, a diluirse entre la militancia y los votantes de Vox otro.
La semana pasada, de hecho, culminaron precisamente esta circunstancia coincidiendo con los indultos a los presos del caso del 1-O. Y es que la deriva de Cs les llevó a sumarse a una concentración convocada por los ultras y difundida ampliamente por Vox en contra de los indultos. Y por no quedar como los que se hechan atrás en la lucha de ver quien grita más contra los independentistas, Cs acudió a la manifestación y la secundó.
Lo que no esperaba el partido liberal es que allá mismo les miraran mal y les tildaran de flojos y de no haber hecho nada con el soberanismo. Fue la prueba de que se han acabado disolviendo entre los de Vox, que han asimilado su espacio y que ahora son los que marcan la tendencia.
