El ahora no toca, actualizado

Con la curva ascendente, los políticos no están por lo que deberían estar. «No hay cosa nueva debajo del sol», que decía la Lozana andaluza, y antes Eclesiastés, pero antes no había curvas que ascendieran. De este trayecto, al menos habríamos podido aprender a ser más responsables. A los ciudadanos se nos pide de todo y también dos huevos duros, y cumplimos, no todos, pero si una absolutísima mayoría. Y se nos regaña si no lo hacemos bien. Por ejemplo, se abre, sin hacer publicidad ni reservar el derecho de admisión, una página web donde la gente puede inscribirse para vacunarse; quienes por el sistema boca a boca se enteran -unos 100.000-, se apuntan y trazan un atajo en el laberíntico método de vacunación. A posteriori, las autoridades indican que sólo deberían haber ido los que previamente recibieran una llamada o un sms. Con el tiempo, las ansias de vacuna se tipificarán como delito. La cosa tiene mérito, nos bombardean con dudas sobre los efectos perniciosos de la vacuna Astra-Zeneca, para luego desdecirse, y, a pesar de todos los pesares, la población se mantiene impaciente por vacunarse. Desengañémonos, la ciudadanía lo está haciendo mejor que los políticos, infinitamente mejor, y las manzanas podrías, que las hay, no han podrido la mayoría del cesto.

Pero, los políticos comen aparte. En una semana en la que el comediante Toni Cantó ha insistido sin rubor a subrayar lo peor de la política, los que mandan en Cataluña y pretenden prorrogar el mandato gracias a la mayoría que las urnas otorgaron al bloque independentista, se empeñan en hacer lo que no deben. La Cataluña pandémica no puede soportar más tiempo la interinidad del Govern, aunque sólo sean cuatro días. Pero, Junts ha decidido dilatar la travesía. No sé si se cobran facturas pasadas -cuando ganaba Convergencia o la posconvergencia Esquerra también se hacía de rogar, a pesar de que al final siempre acababa accediendo-, o buscan demostrar que, a pesar de los resultados, siguen mandando. El frío de pies por la priorización negociadora republicana por la CUP es evidente. Sea por los motivos que sea, como decía su gurú, Jordi Pujol, ahora no toca. Entiéndase ahora como ese momento extremo forzado por una pandemia sin precedentes modernos.

Lo más desesperante de todo es esa molesta sensación de déjà vu en que vivimos. Como escribía la semana pasada, sólo ha cambiado el orden de los factores, pero la idea es mantener un gobierno que se enroca en la pelea constante. Quizás en otros tiempos, la ciudadanía podía mostrarse más permisiva con según qué mediocridades, pero ahora, con el panorama que tenemos, para nada. Pero ellos, erre que erre. Cataluña no merece un gobierno que siempre está a la greña, no ahora. Los de Junts alegan que el acuerdo no es sólido, que hay que remarcar el papel del Consejo de la República en general y de Carles Puigdemont en concreto. Uy sí, la calle frisa por el Consejo de la República … no se habla de otra cosa (ironía). ¿Y qué decir de Puigdemont? Primero, que debería poder volver libremente, igual que los presos independentistas deberían poder salir de la cárcel. Después, que debería permitir, deberían permitir todos, e incluso propiciar, el relevo.

La pandemia de la covid-19 ha hecho saltar por los aires, o, al menos, debería haberlo hecho, la vieja política. Ahora, sin renunciar a nada, toca arremangarse. Después, cuando amaine la tormenta, ya habrá tiempo para debatir lo que sea necesario y más. Es un tema de prioridades.

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