El victimismo es una estrategia que ha funcionado en Cataluña. Y que prácticamente todos los partidos han utilizado alguna vez. Algunos, durante décadas. Pero en los últimos años ha habido un partido que optó por llevarlo al extremo, ya que pasó de exagerar un agravio para aparecer como un gran perjudicado a provocar directamente el agravio.
Se trata de Ciudadanos (Cs), que cada vez que llegaban unas elecciones diseñaba una campaña repleta de actos que sabía que acabarían con la oposición del territorio, con manifestaciones, con gritos y caceroladas o con enfrentamientos entre protestantes y la policía. Y es que poco más se podía esperar si se hacía un gran acto en un municipio sin militantes ni concejales de Cs ni de ninguna formación cercana. Ahora, sin embargo, es Vox quien lo hace. Y lo aprovecha de la misma manera, con los llantos de la víctima.
