El gobierno catalán, y especialmente el presidente Torra, presumen de estar trabajando en una respuesta institucional potente para la sentencia del juicio del 1-O. Incluso el mismo Quim Torra hizo una ronda de contactos con partidos, entidades y actores sociales para intentar encontrar una respuesta de consenso que contentara a todo el mundo.
Pero la semana pasada la portavoz del gobierno catalán, Meritxell Budó, tuvo un ataque de sinceridad absoluta y, al ser preguntada por la cuestión, reconoció que "no hay propuestas sobre la mesa" del ejecutivo, después de la negativa de la CUP y los comunes a participar de un gobierno de concentración. En realidad, fue un error fruto de la inocencia o la carencia de habilidad de Meritxell Budó, al admitir que no hay plan en el gobierno y esto hizo enfadar a Torra. Aunque sea cierto.
