La crisis del escudo del Barça, desatada en plena asamblea de socios compromissaris en contra de la propuesta de la junta de eliminar las siglas del club, tiene nombres y apellidos: el CEO de la entidad, Òscar Grau, impulsor de la necesidad de fichar un responsable ejecutivo de marca que gobernara la imagen del club, incluida el área de comunicación.
De hecho, en el primer organigrama presentado, Grau dejó un espacio en blanco, vacante, a falta de un responsable que ciertamente tardó unos meses en llegar, entre otras cosas porque algunos de los aspirantes renunciaron incluso antes de empezar. O no veían claro el proyecto o percibieron las dificultades de trabajar en un entorno tan complicado como la actual administración azulgrana.
Responsable único
Tampoco es fácil relacionarse con Jaume Masferrer, el actual primer consejero del presidente Josep Maria Bartomeu, el hombre que hoy asume el mando del área de presidencia y directiva, estrategia de comunicación, relaciones institucionales y también el único responsable del enfoque tan desafortunado de la última asamblea azulgrana.
Finalmente, la elección recayó en Guillem Graell, especialista proveniente de Codorniu, sin grandes recomendaciones ni honores al despedirse e ideólogo de la propuesta, ya enterrada, de un escudo sin las letras FCB, obsesionado que la coincidencia con las siglas de Bayern (FCB) era un freno y un muro insalvable para la expansión comercial de la marca Barça.
Por supuesto el escudo actual no ha sido un obstáculo en el crecimiento de aquello que se denomina marca Barça los últimos años hasta dominar los rankings de facturación, patrimonio, títulos y presencia a las redes sociales, una reflexión que Guillemos Graell nunca se hizo.
LEE El ARTÍCULO COMPLETO A La EDICIÓN EN PAPEL Del TRIÁNGULO De ESTA SEMANA
