Una biblioteca en la Monumental

El miedo de que las corridas de toros vuelvan a la Monumental ha provocado una lluvia de ideas para buscar usos alternativos mucho más civilizados
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La polémica anulación de la ley catalana que prohíbe los toros por parte del Tribunal Constitucional ha reabierto el debate sobre la descarada utilización política que el gobierno popular hace de esta institución, pero también ha inspirado respuestas imaginativas para evitar que en Barcelona se vuelvan a celebrar corridas. La última iniciativa, con gran eco en las redes sociales, ha sido hacer una colecta popular para comprar la Monumental y transformarla en un gran centro cultural presidido por la Gran Biblioteca de Barcelona.

La idea tiene una doble finalidad: eliminar la última plaza de toros que queda en la ciudad y suplir la inexistente Biblioteca Pública del Estado que el ministerio de Cultura tenía que haber hecho hace casi veinte años y que se ha ido aplazando año tras año por falta de dinero. La última fecha prevista para que la construcción de este equipamiento cultural estatal sea una realidad es el 2023, pero tampoco hay nada cerrado definitivamente.

CAMPAÑA DE LA ANC

La propuesta ciudadana pretende «convertir la plaza Monumental en un gran centro cultural dedicado a los libros, la lectura, las artes, la danza, la fotografía, el debate, el pensamiento y a la alegría de ser ciudadanos cultos y disfrutar de un equipamiento cultural excepcional y abierto también a la nueva cultura digital«, según explican sus impulsores. La idea, que también busca «levantar el nivel cívico y cultural de la gente construyendo una nueva cultura sobre la antigua cultura basada en el maltrato de los animales», nace en paralelo a la campaña que la sección del Fort Pienc de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) está haciendo para reivindicar que el edificio sea un equipamiento de barrio.

El ANC ha hecho llegar la campaña La Monumental es de todos a los buzones de más de 20.000 viviendas del barrio con la intención de impulsar un proceso participativo entre los vecinos. Aun así, la principal demanda va dirigida a las instituciones para que compren a la familia Balañá el malogrado edificio y lo rehabiliten completamente siguiendo el ejemplo de la Tàrraco Arena Plaça (TAP), propiedad de la Diputación de Tarragona y reconvertida en un espacio cultural polivalente.

Las obras de rehabilitación de la antigua plaza de toros tarraconense duraron cuatro años y el nuevo equipamiento cultural acoge festivales de circo, teatro, conciertos, sardanas, acontecimientos deportivos, de ocio de gran formato y es el escenario del Concurso de Castells de Tarragona. La plaza de toros de la Monumental es obra del arquitecto Manuel Joaquim Cepillo.

Situada en la confluencia de la Gran Vía con la calle Marina, ocupa una superficie de 10.000 metros cuadrados en una área de la ciudad muy codiciada por los tiburones inmobiliarios y, desde que Barcelona se proclamó ciudad antitaurina en 2013 y obligó a dejar de hacer corrides de toros, el edificio acoge un museo de la tauromaquia que sólo visitan algunos turistas despistados.

Testigo impasible de manifestaciones y de enfrentamientos entre taurinos y antitaurinos, la familia Balañá ha dejado que la Monumental se fuera deteriorando con el paso de los años. El interior no tiene ningún atractivo, es el exterior, con un estilo mudéjar y unas bonitas cúpulas con un diseño sospechosamente pareciendo a las construcciones islámicas lo que saca el sueño al presidente del grupo municipal popular, Alberto Fernández Díaz.

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