El consejero de Salud, Boi Ruiz, ha visto, en los últimos días, como se producía una desbandada de cargos de confianza en su departamento. El primero en huir ha sido Francesc Sancho, hasta hace poco secretario de Estrategia y Coordinación del departamento, y que, de hecho, era la mano derecha de Ruiz. Sancho ha sido uno de los hombres dispuestos a inmolarse siempre que el consejero se escondía ante las quejas de los ciudadanos contra los recortes en el ámbito de la sanidad y la salud públicas. Ahora abandona el barco anunciando una jubilación que llega antes de tiempo.
También ha dimitido el director general de la Agencia de Salud Pública de Catalunya, Antoni Mateu. A él le tocó sustituir a Boi Ruiz en momentos difíciles, como cuando hacía falta alguien que diera la cara ante la epidemia de legionelosis que mató a diez personas en Sabadell y Ripollet o la desatención a los enfermos de hepatitis C que pedían que se les recetasen los nuevos medicamentos que curan esa enfermedad.
Mientras el departamento se desmiembra, Boi Ruiz mantiene la esperanza de repetir en el cargo y se ha dejado ver en primera fila de los actos de apoyo a Irene Rigau, Joana Ortega y Artur Mas, cuando han tenido que comparecer ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Ruiz sabe, sin embargo, que si algún día hay un acuerdo de Juntos pel Sí con la CUP para que Mas continúe como presidente de la Generalitat lo que está muy claro es que él no seguirá como consejero de Salud.
