La conexión Fomento de Construcciones y Contratas (FCC)-Jordi Pujol Ferrusola, destapada por la UDEF en el marco de las investigaciones que dirige el Juzgado n. 5 de la Audiencia Nacional sobre los negocios como comisionista del primogénito del expresidente de la Generalitat, supone un golpe muy duro para la reputación de esta multinacional del sector de las obras públicas y de servicios (saneamiento, recogida de basura, construcción…).
La presencia en el accionariado de FCC de algunas de las grandes fortunas mundiales -Carlos Slim, Bill Gates y George Soros- hace que los mercados bursátiles internacionales sean muy «sensibles» a la evolución de esta histórica compañía, que mantiene su sede social en la calle Balmes de Barcelona, a pesar de que su «cuartel general» está en Madrid.
Los analistas de inversiones, en especial los del mundo anglosajón, son totalmente refractarios a los casos de corrupción y la noticia de la vinculación de FCC con los trapicheos de Jordi Pujol Jr., publicada por el diario El Mundo, ha tenido un efecto devastador en la cotización bursátil de la empresa presidida por Esther Alcocer Koplowitz. Las acciones de FCC no han parado de caer estos últimos días y, desde comienzos de año, ya acumulan una depreciación superior al 20%.
Esta empresa, fuertemente endeudada, sufrió en primera línea los estragos del estallido de la «burbuja inmobiliaria» de 2008 y la paralización de las inversiones de las administraciones públicas debido a la crisis, entrando en una vertiginosa espiral de degradación. Las raíces y las conexiones judías de la familia Koplowitz hicieron posible que FCC se salvara de la quiebra in extremis.
A finales de 2013, Bill Gates, el hombre que encabeza el ranking de la revista Forbes como el más rico del planeta, invirtió 120 millones de euros en FCC, comprando el 6% de las acciones.
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