El ‘proceso’ bloquea el ‘progreso’. Y viceversa.

Tras las elecciones del 24 de mayo algunas instituciones que podrían ser gobernadas por partidos de izquierdas o de centro-izquierda no lo serán por culpa del famoso ‘proceso’. ERC podría decantar un buen número de ayuntamientos e, incluso, la Diputación de Barcelona hacia opciones progresistas pero no lo hará. En algunos ayuntamientos quizás sí que ERC pactará con PSC, ICV-EUiA y las plataformas de progreso, pero en otros no sólo los regalará a CiU o se los apropiará con los votos de los convergentes sino que lo harán arrebatándoselos a las candidaturas de izquierdas.

La Diputación de Barcelona puede ser el ejemplo más claro. ERC, PSC e ICV-EUiA y las plataformas relacionadas con Barcelona en Comú tienen una mayoría holgada para gobernarla. Hace cuatro años el PP facilitó el acceso de CiU a la presidencia de esa Diputación. Ahora será ERC quien lo permitirá. CiU tiene 14 diputados. ERC, 11. El PSC, 10. Las plataformas ‘en Comú’, que se agrupan bajo el nombre de ‘Entesa’, 7. PP, Ciudadanos y la CUP tienen 3 cada uno. La mayoría absoluta está en 26 diputados. Desde una perspectiva progresista, lo lógico sería que ERC obtuviera la presidencia con el apoyo de PSC, Entesa y, quizás, las CUP. ¿Será eso lo que pasará? Me temo que no.

Los medios de comunicación volcados en el ‘proceso’ ya han dado por hecho que la Diputación continuará en sus manos. El Punt Avui, que no diferencia instituciones y partidos, ya tituló que «El poder institucional continuará controlando las diputaciones».

Proceso y progreso están enfrentados. Uno bloquea al otro. Ada Colau o Teresa Forcades molestan a los ‘procesionistas’ porque no quieren esperar a adoptar medidas progresistas, socialmente justas, al advenimiento de la independencia. Y los progresistas se encuentran con que la prisa por lograr la secesión obstaculiza o sitúa en un segundo plano las medidas urgentes que favorecerían a los sectores más frágiles y golpeados por la crisis. Los pactos post-electorales ‘soberanistas’ por delante de los ‘progresistas’, por ejemplo.

Así las cosas, los catalanes en vez de debatir si primero es el huevo o la gallina, deben decidir si primero es el proceso o el progreso.

Primero proceso y el progreso ya vendrá después. O primero progreso y si viene el proceso ahí que nos encontraremos.

¿Cuál es tu elección?

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