La Revolución del 24 de Mayo

En los anales de la historia del Estado español y de Catalunya las elecciones municipales y autonómicas del año 2015 quedarán grabadas como un hito memorable. Este 24 de Mayo hemos enterrado definitivamente la transición postfranquista y hemos abierto las puertas a un futuro colectivo de esperanza, donde el sueño de una sociedad más justa, más igualitaria, más digna y más libre se puede hacer realidad.

Barcelona vuelve a ser la ciudad líder de las tendencias que marcan el destino de la Península Ibérica. La victoria fulgurante de la activista social Ada Colau es un revulsivo que tendrá consecuencias más allá de la sierra de Collserola, del Besòs y del Llobregat. Las fuerzas políticas y mediáticas reaccionarias intentarán ponerle todo tipo de obstáculos y trampas y es nuestra obligación, antes que nada, defender con uñas y dientes la legitimidad de este triunfo de las clases populares layetanas.

La izquierda plural conquista importantísimos espacios de representación en todo el Estado español. Si sabemos hacer bien los pactos, el País Valenciano, las Islas Baleares, Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, Asturias y Cantabria pasarán a ser gobernadas por la alianza de las fuerzas progresistas. La candidata Manuela Carmena también tiene a tocar la alcaldía de Madrid y las grandes urbes peninsulares (Valencia, Zaragoza, Sevilla, La Coruña…) tendrán equipos de gobierno de izquierdas.

Ada Colau y Manuela Carmena, al frente de las dos principales capitales ibéricas, son el símbolo de este Cambio –con mayúsculas- que abre una nueva era en la torturada historia de este trozo del planeta. El eje Barcelona-Madrid, en manos de dos mujeres combativas y rupturistas, tiene que ser un puente de relaciones fraternales que ayude a superar los malentendidos y los tópicos que nos han desvitalitzado.

Este 24 de Mayo, Catalunya recobra su dimensión mediterránea y se acerca a la heroica y asediada Grecia de Syriza. Los votantes han elegido una nueva manera de entender la democracia y un nuevo modelo participativo en el proceso de construcción de la Unión Europea. La lucha que encabeza Alex Tsipras está muy presente en la victoria de Ada Colau y es urgente que la conexión Barcelona-Atenas se visualice y concrete políticamente.

Después del terremoto de estas elecciones, se infiere la necesidad de un replanteamiento en profundidad de los principios constitucionales e institucionales del Estado español. Con dos cuestiones fundamentales sobre la mesa que tienen que ser decididas libremente en un futuro proceso de consultas refrendarias: Monarquía o República y la organización política del espacio ibérico, incluyendo el derecho a la autodeterminación de Catalunya y de Euskadi, explicitado por una buena parte de la sociedad de estas comunidades autónomas.

Esto, obviamente, queda para las próximas elecciones generales españolas, que tienen que cerrar el ciclo de regeneración y renovación democrática que ha comenzado este domingo glorioso. Pero, sin duda, las líneas-fuerza que ha dibujado esta Revolución del 24 de Mayo determinan el futuro inmediato de todos. ¡La luz ha vencido a las tinieblas!

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