La contundente derrota del «no» en el referéndum por la independencia de Escocia es una muy mala noticia para el presidente de la Generalitat, Artur Mas. El movimiento soberanista catalán tenía depositadas muchas esperanzas en la victoria del «yes» y esto explica la masiva presencia en Escocia estos días de periodistas catalanes y «estelados».
No sólo es remarcable la derrota de Alex Salmond. También la claridad de los resultados –con 11 puntos de diferencia a favor del «better together«-, mucho más amplia de lo que preveían todas las encuestas de los últimos meses. Esto trastoca todos los planes de Presidencia de la Generalitat para crear un clímax en la opinión pública catalana que, a partir del referéndum de Escocia, diera impulso y potencia a la anunciada convocatoria de la consulta del 9-N.
Si en Escocia hubiera ganado el «yes«, se habrían abierto y dilucidado una serie de cuestiones de gran interés y utilidad para los independentistas catalanes y para la estrategia del presidente Artur Mas: ¿qué habría pasado con la moneda, con la integración en la UE, con las relaciones con la OTAN, con el reparto de la deuda pública británica, etc? De hecho, la hipotética independencia de Escocia marcaba la «hoja de ruta» de la soñada independencia de Catalunya.
Ahora Artur Mas está más solo y aislado que nunca, a pesar de la aprobación esta tarde de la Ley de Consultas no Referendarias en el Parlament. Con la decisión mayoritaria del pueblo escocés de continuar formando parte del Reino Unido, la apuesta secesionista de Catalunya se queda sin una parte fundamental de su argumentario y sin un referente que habría sido capital para el proyecto independentista. Este 18 de septiembre, Artur Mas ha recibido una severa ducha escocesa y se teme que pueda pillar una pulmonía.
