La ‘Semana Trágica’ de Trias

Los acontecimientos de Can Vies han servido para poner de manifiesto el carácter intrínsecamente corrupto, reaccionario, clasista, manipulador, paranoico y represor del nacionalismo catalán y, de manera específica, de CiU. La gente lo ha entendido y una docena de sedes de CDC, en Barcelona y en otras ciudades, han sido objeto de ataques en las últimas noches.

La ‘Semana Trágica’ ha tenido su chispa en una provocación: el desalojo policial y el derribo de un Centro Social Autogestionado que funcionaba con éxito en el barrio de Sants desde hace diecisiete años. El instigador ha sido la empresa Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) y, más en concreto, su presidente, Joaquim Forn, que a su vez es el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento y «hombre fuerte» de la Casa Gran.

La historia de Can Vies es, desde un punto de vista jurídico, muy discutible. Este edificio fue construido por TMB en 1879 como almacén para las obras del metro, pero desde hace más de cien años ha tenido un uso social y vecinal. Fue colectivizado por la CNT durante la Guerra Civil y fue la sede del Círculo Social Metropolitano durante el franquismo. Con la recuperación de la democracia, estas dependencias fueron devueltas a la CNT como patrimonio sindical y, posteriormente, la CGT las cedió a los jóvenes de Sants para que las utilizaran como centro social liberado.

La justicia no siempre es justa y el caso de Can Vies es un ejemplo evidente. Amparándose en una sentencia que no reconocía los derechos históricos de la CGT sobre este local, el Ayuntamiento de Barcelona y TMB aprovecharon el día siguiente de las elecciones europeas para expulsar a los jóvenes del Centro Social Autogestionado y para iniciar, de inmediato, los trabajos de derribo.

La excusa que el edificio presentaba graves problemas de seguridad estructural y que para evitar males mayores había que enviar a los Mossos d’Esquadra para echar a los ocupantes no se la traga nadie. Tampoco «cuela» que el destino final de Can Vies sea transformar el espacio en zona verde. TMB quiere este solar para hacer alguna permuta urbanística y lo veremos en los próximos meses.

La respuesta de los vecinos de Sants y de los jóvenes de Barcelona ha sido proporcional a la magnitud de la provocación. ¿Qué se cree Joaquim Forn, que toda la gente está narcotizada por el «proceso soberanista»? Habrá que estar atentos a los próximos días (y noches). La actitud prepotente y desafiante de Joaquim Forn en su comparecencia de este domingo ante los medios no augura nada bueno y los disturbios –pacíficos o no- se pueden extender y agravar.

Tiene razón Pilar Rahola: el alcalde Xavier Trias se ha hecho «caquita» y por eso sale a dar la cara el verdadero «músculo» del Ayuntamiento, Joaquim Forn. Su receta es jarabe de palo contra la juventud, sin entender que las porras de la BRIMO no pueden hacer nada ante un volcán en erupción. El ‘cacao’ provocado por TMB sólo tiene una solución posible: permitir la reconstrucción del Centro Social Autogestionado y ceder oficialmente su uso a los jóvenes de Sants.

La ‘Semana Trágica’ también ha servido para constatar el delirio paranoico que ataca, desde sus raíces, al nacionalismo catalán. Las terminales del ‘Sometent mediático’ han intentado intoxicar estos días con la hilarante teoría que los jóvenes encapuchados que protestan por el derribo de Can Vies son, en realidad, mercenarios a sueldo del CNI. Desde el cuartel general de la ‘Cuarta carlistada’ nos han querido vender una película de terror: los disturbios de Barcelona son una maniobra pérfida del Gobierno español para justificar el envío de brigadas de la UIP de la Policía Nacional que actúan, en realidad, como fuerzas de ocupación para reprimir el «proceso soberanista». Es decir, Can Vies sería el ‘caballo de Troya’ de los poderes represores del Estado para detener y enchironar a Artur Mas y a Oriol Junqueras.

En definitiva, penoso y alucinante.

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