El misterio de los «dos sobres blancos» del caso Método 3

El caso Método 3 parece, desde su origen, un montaje urdido desde el Ministerio del Interior para proteger la carrera política de la presidenta del PP de Catalunya, Alicia Sánchez-Camacho
Albert Pla
Albert Pla

La juez interina encargada del caso, Elisabet Castelló, y los fiscales anticorrupción de Barcelona, Fernando Bermejo y Emilio Sánchez-Ulled, han recibido de los responsables policiales encargados de la investigación diligencias y datos cuando menos contradictorios o plagados de errores, intencionados o no, que han servido de base para dirigir la culpabilidad de los hechos hacia unos inocentes, en este caso el ex director y tres ex empleados de la agencia de detectives Método 3.

No es necesario analizar con mucho detenimiento el sumario instruido hasta el presente para hallar algunas incongruencias documentales que ratifican estos indicios de montaje y detectar la presencia de graves errores de la investigación policial. Si nos retrotraemos al origen del caso, éste empieza con la denuncia presentada el pasado 13 de febrero por Jordi Cornet, actuando como secretario general del PPC, contra los diarios El Mundo y El Periódico.

 

Dos días antes, estos rotativos habían publicado detalles de la grabación de la comida celebrada el 7 de julio de 2010 en un reservado del restaurante La Camarga entre Alicia Sánchez-Camacho y la ex amante de Jordi Pujol Ferrusola, Victoria Álvarez. El motivo de la denuncia aducido por Jordi Cornet, actual delegado del Consorcio de la Zona Franca, era que «se realicen las averiguaciones necesarias para determinar la autoría de una serie de vigilancias y seguimientos que pueden estar sufriendo diferentes cargos del partido afectando al secreto de sus comunicaciones y a su intimidad».

 

Confesión voluntaria
Toda vez que las informaciones periodísticas publicadas explicaban que esta grabación había sido efectuada por la agencia de detectives Método 3 -que había cerrado el negocio el mes de octubre de 2012, ahogada por las deudas-, su ex director, Francisco Marco, se presentó voluntariamente en las dependencias policiales el 15 de febrero para dar una detallada explicación de los hechos. Lo mismo hizo Álex Borreguero, el empleado que colocó la grabadora en el reservado del restaurante.

Sin embargo, estas declaraciones voluntarias no fueron suficientes. Al contrario. De ellas se desprendía que, en todo momento, Alicia Sánchez-Camacho sabía que su almuerzo con Victoria Álvarez estaba siendo grabado. Es más, en Método 3 se había propuesto que ella misma llevara la grabadora en el bolso, propuesta que rechazó alegando que se «pondría nerviosa». Es decir, si la presidenta del PPC era, desde el primer momento, arte y parte en la grabación de La Camarga, era imposible que existiera un delito y, por consiguiente, la denuncia quedaba invalidada de raíz.

 

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