Hasta el día de hoy, el PSC era conocido para aglutinar sensibilidades de perfiles diversos bajo el catalanismo integrador.
Pero el debate independentista ha posicionado a los pesos pesados del PSC (no puedo generalizar y hablar de ‘la dirección’ ni de ‘Nicaragua’ porque resulta que la mitad de los díscolos forman parte de ella). Y empujados por Navarro, Marín, Corbacho o el mismo Balmón han decidido apostar únicamente por el electorado no independentista. Sin darse cuenta que algunos de los inmigrantes andaluces que vinieron a Catalunya en los 60 y los 70 han cambiado de parecer, y de voto. Y que el cinturón, cada vez es menos rojo.
La carta publicada este lunes por el número dos de los socialistas catalanes, Antonio Balmón, en que, por primera vez invita a irse del partido a algunos de los llamados ‘críticos’, con nombres y apellidos, tendría que suponer el principio del final del actual PSC.
Qué sentido tiene que Nadal, Geli, Ros y todos los que no piensan como Balmón continúen en un partido que hace lo contrario de lo que ellos defienden?
El PSC tendría que ser la primera víctima política de la oleada independentista que vive Catalunya des de el 11 de septiembre pasado, y que tendría que hacer evolucionar a los partidos.
La federación nacionalista, que no independentista, tendría que aguantar hasta la celebración del referéndum. Juntos en el derecho a decidir. Pero una vez conseguido, no tendría ningún sentido que CDC y UDC siguieran federados defendiendo uno la independencia y el otro la confederación de España.
El PPC, que asistirá al acto del 12-O con C’s y PxC, se ha sacado él solito la máscara. No hace tanto que se añadió la ‘C’ en la última las siglas.
Y ERC que, con un mensaje en bloque y sin fisuras, es quien más partido ha sacado hasta el momento de la criba independentista. Aunque esto le haya costado la primera sigla.
