La súbita recaída de Tito Vilanova a causa del cáncer que padece en la glándula parótida y su sustitución por el entrenador Tata Martino, neófito en el fútbol español y europeo, ha espoleado a los detractores del presidente Sandro Rosell, que confían que el posible fracaso deportivo del técnico argentino acelere el descrédito de la actual junta directiva azulgrana. Si no se anticipan, las próximas elecciones están programadas para 2016, pero los antisandristas ya han empezado a velar armas y ven en la designación del desconocido Tata Martino un filón para sembrar el descontento entre la masa social culé.
La oposición a la actual directiva del FC Barcelona se articula en la banda de los cuatro y tiene sus máximos exponentes en el ex entrenador Pep Guardiola, el ex presidente Joan Laporta, el ex presidente de honor Johan Cruyff y el empresario mediático Jaume Roures. Alrededor de este núcleo duro se arremolinan diversos personajes notorios del barcelonismo, como el economista Xavier Sala-i-Martín, el representante de jugadores Pere Guardiola, el periodista Jordi Basté y, por extensión, los nostálgicos del laportismo y los culés independentistas, que tachan a Sandro Rosell de ser una reencarnación del presidente Josep Lluís Núñez.
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