El domingo se juega el partido de vuelta

Tras el adelanto electoral de las últimas generales (28-A), convocado con pillería y acierto por el presidente Pedro Sánchez, la política disputa este domingo el partido de vuelta (26-M). Habrá que ver si la renta de votos es suficiente y el PSOE consolida su ventaja en el conjunto de España y ERC lo hace en Cataluña. En este caso, en juego están las elecciones municipales y las europeas, que no es poco.

Parece que Sánchez le ha cogido el gusto a mover las fichas del tablero político. En los prolegómenos del partido del domingo, el presidente propuso Miquel Iceta para la presidencia del Senado. El bloque independentista del Parlamento de Cataluña tumbó la iniciativa alegando la complicidad del líder de los socialistas catalanes y bailarín de "Do not Stop me Now" con el 155. Como dice el refrán y titulaba un spaghetti western a principios de los setenta, "la venganza es un plato que se sirve frío" … Pero, también decía Confucio: "Antes de embarcarte en un viaje de venganza, cava dos tumbas".

El rechazo de republicanos y postconvergents a Iceta ha creado malestar dentro de las mismas formaciones 'indepes', y ha cargado de munición las cartucheras de Sánchez. El líder socialista se afana ahora en hacer escuchar sus lamentos sobre el feo que le han hecho los independentistas. El político aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para remarcar la distancia que hay entre los 'indepes' y él; y como prueba, Iceta. Y después del lamento, dobla la apuesta proponiendo a los catalanes Meritxell Batet y Manuel Cruz para las presidencias del Congreso y el Senado, respectivamente -el segundo, en sustitución de Iceta.

Pero la lección de Anfield traspasa fronteras y, más allá de la jerga futbolera, deja claro que, en política tampoco, no se puede decir "trigo, hasta que no esté en el saco y bien atado". Entonces, harían bien socialistas y republicanos de pensar en Ernesto Valverde y no fiarse de la renta favorable de goles del partido de ida (28-A). A todo se le puede dar la vuelta, y damnificados de aquella contienda, como el PP o JxCat, buscan a cara de perro la remontada. Aunque Carles Puigdemont niegue la mayor y jure y perjure que no se trata de una cuestión personal entre él y Oriol Junqueras, todo el mundo sabe que se trata justamente de eso, de una cuestión personal entre él y Junqueras; ambos quieren convertirse en el eje del independentismo y en esta línea trabajan. Las encuestas señalan de nuevo Esquerra como ganador, también hablan del descalabro de Junts per Catalunya, pero el espacio postconvergente se ha abonado a remontar los partidos -las encuestas. Sea como sea, el que gane el doble partido se asegura la 'pole position' y parte como claro favorito de cara a las elecciones catalanas, que se intuyen a doblar la esquina y que en el caso procesal en el que nos encontramos, serían el equivalente catalán a la Champions League.

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