El Barça puede ‘enterrar’ el modelo PSG y rebajar el valor de mercado de Mbappé

La eliminatoria, casi resuelta en la ida con una lección de talento de la Masia, debería ser el epitafio a su improductiva y decepcionante etapa asociada a un delantero que hoy vale la mitad y que ya ha fracasado en su primer ‘desafío’ como madridista

Aficionats del FC Barcelona

Si la historia tiende a repetirse, el partido de vuelta de cuartos de final de la Champions del Barça contra el PSG debería ser el triste y merecido epitafio a un modelo de club que, lamentablemente, tiende a perpetuarse y a resistir los dolorosos golpes de la realidad, pues ningún otro club, excepto el Manchester City, ha invertido tanto dinero ni esfuerzos en ganar una Copa de Europa como el club francés a lo largo de los últimos años. En su caso sin ningún éxito.

El PSG de capital qatarí sobrevive en la elite del fútbol mundial gracias al mismo esquema fraudulento de financiación denunciado por la UEFA y la Premier inglesa que el City, ‘dopado’ también económicamente desde otro país con recursos petrolíferos por ahora inhabitables como Abu Dhabi. La única clave son sus jeques y su ambición desmedida por disponer de un juguete con la proyección internacional de marcas como los clubs que cada año compiten por la Champions.

Dos de ellos, principalmente, PSG y City ,figuran entre los ocho cuartofinalistas europeos porque, a pesar de la norma del fair play financiero de la UEFA y de sus ligas profesionales, son capaces de eludir de forma sistemática ese control. Al City de Ferran Soriano lo han pillado ya dos veces con las manos en la masa, la primera gracias a que Football Leaks destapó la documentación interna entre Soriano y las empresas del holgind del Emirato Árabe especificando cómo y cuánto dinero debía desviarse hasta las cuentas del City falseando facturas de supuestos patrocinadores. La UEFA, a vista de los hechos, le impuso una sanción extrema expulsándolo de la Champions, castigo que burló gracias al TAS por la prescripción de los delitos. Ahora, sin embargo, la Premier le ha imputado más de un centenar de infracciones financieras graves que están a la espera de ser validadas por el mismo tribunal que ya ha aplicado sanciones en forma de resta de puntos en la clasificación a otros clubs por una sola infracción. Soriano, que nunca ha sido un genio empresarial ni mucho menos, como demostró en el Barça dejando el club esqueléticamente, hundiendo Spanair y ahora gastando una millonada en fichajes que el City nunca obtendría con sus recursos propios y menos gracias a su gestión, está utilizando un ejército de abogados para retrasar lo inevitable, aunque lo que de verdad planea es cómo escapar rápidamente de Manchester en busca de otro club-nido donde empollar los millonarios fondo de otro jeque o de algún inversor caprichoso.

La diferencia con el PSG radica en que Soriano gastó el dinero en mejores jugadores y en un entrenador de primer nivel copiando el esquema Barça, Pep Guardiola, Txki Begiristain, Joan Patsy y todo el equipo. El PSG, por el contrario, ha sido más astuto a la hora de blanquear ese dinero de Qatar y de protegerse de las inspecciones, poniéndose a las órdenes de la UEFA y liderando a través de la ECA la oposición a la Superliga de Florentino Pérez y de su mayordomo Joan Laporta.

En el terreno de juego lo ha perdido todo a base de fichajes de estrellas de primera fila que, no obstante, nunca han conseguido formar un bloque sólido ni lo bastante competitivo como para levantar la Champions. Fichó a Neymar (del Barça) por 220 millones en una operación que ahora se encuentra bajo investigación por una derivada económico-política entre el gobierno de Francia y Qatar, y fichó a Messi, eso sí, libre de traspaso, con un extraordinario impacto y beneficio comercial. Sus números en el campo eran tan buenos como los de Kylian Mbappé, o incluso mejores, pero el duelo de sus selecciones en el Mundial de Qatar provocó el rechazo insuperable de la afición francesa hacia del goleador argentino, paradójicamente elevado a mejor jugador de todos los tiempos estando en el PSG y no en el Barça.

El resultado es que solo Messi y el Inter Miami+MLS han capitalizado inteligentemente el extraordinario potencial de la marca Messi. El gran fracaso del PSG tiene nombre de crack, Mbappé, indiscutiblemente el delantero más desequilibrante del fútbol europeo que, a sus 25 años, sigue arrastrándose en un equipo mediocre y lejos de levantar una Champions, unos dicen que por el chauvinismo elevado a la más absurda concepción y otros porque el dinero del emir Tamin bin Hamad Al-Thani ha colmado su insaciable voracidad de dinero hasta el fin de los días de todos sus descendientes.

El caso es que hace una semana, en el Parque de los Príncipes, fue una sombra de sí mismo, lo más alejado de un líder y de un aspirante a ese Balón de Oro por el que, ahora sí, intentará ganar vestido de blanco a partir de la próxima temporada. Mbappé, le pague lo que le pague el Madrid, vale hoy la mitad o menos. Su valor de mercado dependerá de su rol y protagonismo en el choque de Montjuïc y de su capacidad para intentar lo que parece una remontada imposible y la confirmación de que su etapa en el PSG, a donde llegó del Mónaco también a cambio de una cantidad indecente de traspaso, ha sido un error y un fracaso compartido del propio futbolista y de un emir con mucho dinero propio y el músculo financiero de Qatar detrás que no es poco.

La lección que le dio el Barça en el partido de ida, liderado por dos adolescentes a coste cero, Lamine Yamal y Pau Cubarsí, arropados por otros valores de la casa, igual que en su día el Barça de Messi conquistó el mundo, es la que el PSG nunca ha querido aprender, la de entender el fútbol y el juego como un arte que difícilmente es posible comprar solo con dinero. Hace falta talento y seguir unas reglas del juego que tampoco ha cumplido ni está dispuesto a cumplir su nuevo entrenador, Luis Enrique, que además hizo jugar a Mbappé en el sistema más estático e inapropiado para sus cualidades. Luis Enrique, en realidad, está más por ‘echar’ a Mbappé que por aprovecharlo poniendo a jugar el resto del equipo para él, eso no entra en su filosofía de vida ni de trabajo por la misma razón y principios, profundamente equivocados, que no estaba a gusto en el Barça con Messi, Suárez y Neymar. Él insistía en fichar Nolito.

Todo está preparado, pues, para dar sepultura futbolística al modelo PSG y el erróneo empecinamiento de anclar su futuro a jugadores como Neymar, Messi y, sobre todo Mbappé, apresado en una jaula de oro tan pequeña que si esta eliminatoria llega a jugarse antes es posible que el Madrid lo hubiera podido convencer por bastante menos dinero. El Barça tiene la ocasión de poner en su verdadero valor a Mbappé, puede decirse que en su primer desafío como ‘madridista’, que sería eliminar al Barça de la Champions.

No parece, sin embargo, que Al-Thani, Luis Enrique y Mbappé integren hoy un trio amenazante para el Barça.

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